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SAPPRFT (y II)

La nave es inmensa y oscura. Parece completamente vacía. Bajo la rácana luz de una bombilla que cuelga desde el techo hasta unos tres metros por encima de la cabeza de Cristina, ésta permanece sentada sobre una silla de madera, de brazos y piernas cruzadas. No puede disimular su contrariedad y una cierta impaciencia.

Al cabo, se empiezan a oír ecos de pisadas que parecen avanzar, pausadas, hacia ella. Un hombretón ya anciano, completamente vestido de gris, toma cuerpo conforme va entrando en el ámbito de claridad en cuyo centro geométrico se encuentra nuestra protagonista.

sapprft22- (Sacando unas hojas del bolsillo interior de su americana) Buenas noches, señorita Aguilera. Antes que nada y en nombre de la SAPPRFT, quisiera pedirle disculpas por el modo en que la hemos privado de su libertad. Pero, créame: irá Vd. descubriendo que todo esto está supeditado a un fin bueno y superior.

- Suéltenme. Esto no tiene ni pies ni cabeza. Me duermen en mi camerino, me raptan y, cuando despierto, no sé ni dónde estoy ni por qué tengo que responder a todas esas preguntas tan, tan...

- (Mesándose su pelo cano, denso, cortado a cepillo) Cálmese, señorita Aguilera. Yo le explico. (Desplegando las hojas) Vd. ha sido sometida a un test de conocimientos. Y los resultados no han podido ser más... desalentadores.

Cristina amaga con levantarse de la silla pero, inmediatamente, surgen de la nada dos mozalbetes de rasgos orientales, impecablemente trajedados de negro, que la sujetan con firmeza por los brazos y la vuelven a sentar en su silla. En ese momento, el extraño portavoz se le aproxima, la mira fijamente a los ojos y le sujeta la barbilla con su mano derecha.

- Hágame caso, señorita, todo esto acabará redundando en su bien.

Cristina se da cuenta, entonces, de que el hombre lleva alzacuello y de que se tiñe de negro sus pobladas cejas.

sapprft24- La SAPPRFT estuvo investigando su caso durante varios meses. Los informes que le llegaron no podían ser peores: Vd. cada vez publica con menos asiduidad y sus canciones no tratan, ni de refilón, de temas ambientales. Si no es por las manidas referencias a las falling leaves y a la inevitable pouring rain, sus composiciones son un desierto de auténtica verdad (pronunciado como si se escribiera con 't' al final): la verdat que transmite quien está en contacto con la Tierra. (Girándose para darle la espalda) Vd. dice llevar una vida sana pero no ha sabido distinguir un manzano (sin fruta, sólo faltaría...) de un olivo; afirma que los tomates cuelgan de las ramas de un árbol y cree que las abejas fabrican la miel exprimiendo con sus patas los pétalos de las flores. Señorita Aguilera, la SAPPRFT está convencida de que el declive de su carrera se explica por su cada vez mayor alejamiento de la vida simple del campesino, empeñado en dialogar afanosamente con la Madre de la que todos dependemos. ¿Conoce Vd. a Miguel Bosé, a El Pescao, a Alejandro Sanz?

- ¡Pues, claro, cómo no! ¿A dónde quiere ir Vd. a parar?

- El secreto de su inagotable éxito no es otro sino el de que beben, casi a diario, de la pócima de la eterna inspiración: las tareas del campo. Todos ellos supieron adquirir unas tierras en las que cultivar patatas, echar unas gallinas y ocuparse de un jardín. Lugares en los que recargar baterías, respirar aire puro, estar pendiente de los meteoros, centrados en el infinito instante propuesto por el trato con los animales domésticos. Señorita Aguilera, nos hemos encargado ya de todo. Vd. se encuentra oficialmente recluída en unos estudios de las Islas Caimán, entregada a la grabación de su nuevo long play. Pero...

- ¡Pero qué!

sapprft26- (Chascando los dedos de su mano izquierda, lo que hace que vuelvan a aparecer los mismos guardaespaldas, portando, cada uno, un macuto negro) ...Pero, en realidat, Vd. pasará unos meses en una explotación agropecuaria de Xin-Jiang aprendiendo a cultivar hortalizas, ordeñar vacas, pastorear cabras y ovejas, fabricar queso, mantequilla y elaborar distintos tipos de conservas. La Administración Estatal de la Prensa, Publicaciones, Radio, Películas y Televisión Chinas (SAPPRFT) vela por Vd. Nos volveremos a ver en tres meses y ya, ya nos dirá Vd. ¿Alguna pregunta?

- (Tras quedarse suspensa un instante) ¿No podría ser en... Venezuela?

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SAPPRFT (I)

- Watch your nails, Juanita!

[- Uachorneil, uachorneil... Si no fuera porque necesito chamba y papeles a como dé lugar, en vez de lavarte la cabeza, te retearrancaba los cuatro pelos mal puestos que te quedan con mis mismitas uñas...]

La forma corpórea base que ha emitido ese reproche repentino y gatuno con la que comienza este relato lleva ya dos horas metida en su camerino, sometiéndose a todos los tratamientos y afeites que la identificarán, cuando salga a escena, como una de las grandes estrellas latin-pop estadounidenses.

*

spt2Se despertó hace tres horas; chascó los dedos, tronó Carole King en la suite; se precipitó al cuarto de baño, abrió a tope el grifo del agua caliente de la bañera y, tras despojarse de un pijama estampado con las distintas evoluciones gráficas de Minnie, escudriñó su cara y cada palmo de su cuerpo hacia abajo al acecho de la mínima señal de envejecimiento. No había duda de que seguía siendo ella. Cuando se hubo cerciorado de que poco o nada había mudado desde las 23:00h del día anterior, como todavía no se había llenado la bañera y le quedaba más de un minuto de canción, se identificó con la protagonista de ésta, agarró un perchero exento y lo puso a parir cantando las últimas estrofas del "You're so vain".

Sonó el teléfono:

- Cristina, mi amor, ¿ya te despertaste? Te recuerdo que el chófer pasará a por ti dentro de cuarenta y cinco minutos. Ya sabes, la gala. Cúbrete bien la garganta al salir de casa. Nos veremos un poco antes de que subas a escena y, por favor, mi amor, nada de escenitas de celos con La Turca, ¿ya?... You know I love you, babe.

- Don't worry, Rubén, me apuro todo lo más. Ahorita nos vemos.

La treintañera sacudió un frasco de sales sobre el humeante espejo acuoso, apartó con el dedo gordo del pie su patito de goma como para decirle que hoy no estaba para juegos y se introdujo en la bañera hasta el cuello. Tomó una esponja natural de la isla de Kíos y principió a frotarse con cierto brío esas carnes mantenidas prietas a base de zumba y pilates. Al cabo de diez minutos, se incorporó, salió del agua y pensó:

[- El pelo me lo lavarán en el Madison.]

spt4Corrió dando saltitos por la moqueta hacia el buffet dejando un rastro de puntas de pie y gotitas cada vez menos aparentes según se iba secando. Se ventiló un café americano bien caliente, engulló un kiwi ecológico de Auckland y dos tostadas untadas con mantequilla de soja no transgénica. Se colocó un string, se ajustó un etéreo sujetador y se envolvió en un ajustado mono de algodón gris de una pieza con capuchón. Se calzó unos calcetines tobilleros y unas Nike plateadas a 300 dólares. Se puso unas gafas negras que le ocultaban el tercio medio de la cara y asió un bolsito de Carolina Herrera en el que latía un iPhone 6 edición limitada. Se asomó a la ventana, comprobó que la limousina de Alonso la estaba esperando bajo un sicomoro y bajó a la calle como un relámpago, sin darse cuenta de que el portero se extirpaba de su garita de cristal.

- ¡Que tenga un buen día, señorita Aguilera!

*

- ¡Cuidado con esas uñas, te digo!

Para entonces, Juanita yacía inconsciente en un rincón del camerino.

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Gracias

Estoy sentado en un sofá del salón de mi casa con una mantita sobre las rodillas, el portátil en mi regazo y la cabeza de mi perro que porfía en impedir que escriba con la mano izquierda. Le remango, una vez más, la oreja para que me deje pulsar la tecla de las mayúsculas y me pongo a pensar cómo y cuándo todos y cada uno de los colaboradores de La Noche Más Oscura se las componen para colocar una nueva piedra en el edificio que comenzamos a construir hace un año.

En mi familia, cada vez que mi hermana y el que suscribe hemos cumplido años, nuestros padres no han dejado de recordarnos las circunstancias en las que venimos al mundo, de modo que, se podrán figurar Vds. que tal relato nos lo hemos aprendido de memoria. Prometo no resultar tan reincidente en la tarea de recordar cómo llegué a La Noche Más Oscura pero Vds. comprenderán que, en su primer aniversario, no puedo eludir este deber. Pido, por anticipado, disculpas a los padres de la criatura si, en mi empeño, revelo algún dato que ellos pudieran considerar indiscreto.

gracias2Mar ha sido alumna mía durante varios cursos. Su promoción inicial fue una de las mejores que he conocido. Ella responde al tipo de alumno que todo profesor quisiera tener en el sentido que estuvo siempre más preocupada por aprender y participar que por obtener una certificación. Colaboró profesionalmente en la celebración del Centenario de las Escuelas Oficiales de Idiomas, allá por 2011 (¡cómo pasa el tiempo!) y se desvinculó de la Escuela por motivos de incompatibilidad de horarios. Desde el primer momento en que comprobamos que nuestra relación podía ir más allá de la de profesor-alumna, siempre me habló de Paco como de alguien con quien yo me podría llevar muy bien. La relación académico-profesional avanzó y Paco no por frecuentemente mentado dejaba de antojárseme un inasible ectoplasma. Hasta que Paco, para gran sorpresa de Mar y contento mío, se avino a asistir al concierto de actuaciones de piezas clásicas ofrecidas por los alumnos de los Conservatorios de Madrid en el marco del susodicho Centenario.

En ese mismo momento quedó demostrado que Mar era una persona intuitiva, que acertaba en sus previsiones y que la intuición iba a empezar a cobrar un protagonismo mayor en el devenir de los acontecimientos.

Paco no ha sido alumno mío y no hemos vivido situaciones presenciales acuciantes memorables, de esas que retratan a los individuos y les impiden fingir lo que no son.  Vestimentariamente tenemos poco que ver. Expresivamente, creo que soy más contenido. Los dos somos dos grandes curiosos y nos gusta escuchar. No nos gustan las etiquetas. Congeniamos.

gracias8Un fin de semana de junio de 2013, Mar y Paco se plantaron en mi domicilio. Yo estaba trabajando en el campo con el traje de 'pohíto' (extremeñismo que indica que las prendas que me cubrían tenían, como mínimo, veinte años y no estaban conjuntadas). Los invité a tomar el té. Conocieron a mi madre, a Wengué, a Carolina (la tortuga que preside mi 'rincón' en LNMO) y me hablaron de La Noche Más Oscura. Recuerdo perfectamente que el proyecto que nos acomuna ya tenía nombre. Ellos ya sabían cómo se iba a llamar la criatura antes de engendrarla y les preocupaba que las normativas legales en la Red nos prohibieran tal denominación. Me hablaron de casi todo lo que Vds. están viendo ante sus ojos como si más que de un proyecto se tratara de una premonición. Conociendo profesionalmente a Mar, sabía que, formalmente, el trasunto obedecería a una impecable ejecución. Aprovecho la ocasión para certificar que detesto la zafiedad.

Pensaban, pues, en mí como en uno de los colaboradores de LNMO intuyendo que yo les podía aportar algo que ni yo mismo sospechaba. No me supieron decir qué. Me hablaron de total libertad en la expresión y de alguna que otro compromiso asociado (colaborar en secciones fijas y en un relato encadenado). El problema, para mí, era que, entre otras cosas, yo nunca había escrito nada en español amén de algún poema de amor no entregado. Tampoco soy un asiduo lector en la lengua de Cervantes. Me ha gustado mucho leer novelas picarescas, las críticas de flamenco y las crónicas taurinas de Joaquín Vidal porque pienso que en esos ámbitos se refugian buena parte de las esencias de nuestro idioma, aquello que, precisamente, lo hace intraducible. Como consecuencia, tampoco tenía yo un estilo de escritura. Me lo he tenido que inventar a medida que he ido contándoles cosas en LNMO.

De repente, cuando todo parecía que LNMO iba a acabar en el cajón de los sueños rotos (como diría Sabina), en enero de 2014, me comunican que, por fin, saldremos. Redacto 'Casillas' y Mar me da las  gracias, añadiendo que era 'exactamente' lo que esperaban de mí. Pues, ¡adelante con los faroles!

Parir una colaboración (pues, en mi caso, se trata de una especie de parto de los montes) es una cosa. Parir quincenalmente es otra bien distinta. Un reto. Uno se pregunta  si sabe lo suficiente como para interesar a los demás o teme que se le pueda agotar un día la inspiración. Escribir para LNMO es asumir un compromiso consigo mismo y con los demás. Es desnudarse en público (algo que no me es ajeno ya que soy profesor de idiomas de alumnos cansados tras una dura jornada) y es, sobre todo, darse cuenta de lo insuficientemente que piensa uno las cosas hasta tanto no se ha puesto a plasmarlas sobre la nada de una hoja en blanco. Como me decía Paco el otro día, no es lo mismo reflexionar con la palabra dicha que con la escrita. El texto escrito da más cancha y exige más rigor.

gracias4Mis intervenciones en LNMO cumplen con el objetivo de asir mi presente en su abrumadora totalidad como me lo pueda brindar trabajar manualmente la tierra o pasear por el monte con mi perro. LNMO propone ficciones y trasuntos de realidad, muy accesoriamente de actualidad. Este necesario enfoque convierte a LNMO en un caleidoscopio de visiones personales sobre nuestro tiempo, sus paradojas, sus miserias, sus deseables promesas. Leyendo a los Noctámbulos y a los Sonámbulos me llegan verdades (pues hay muchas) que para mí tienen tanto o más valor que las que salen de las plumas de los más reconocidos escribientes.

No quisiera omitir a estas alturas de la presente parrafada la satisfacción que me ha reportado conocer por sus obras a todos y cada uno de mis compañeros de LNMO. Estoy especialmente orgulloso y feliz de comprobar cómo nueva voces que yo ya apreciaba se han ido sumando al proyecto que compartimos. Un profesor no puede conocer mayor dicha que la de comprobar que, sin especial o -incluso- ninguna insistencia por su parte, sus alumnas (nunca mejor dicho) se van subiendo a carros que las llevarán, sin duda, a alguna parte. Adonde ellas quieran.

Gracias, pues, a Mar, a Paco (muñidor de tantas complicidades), a Ainara, a Ana, a Carmen, a Dani, a Estela (avasallador arranque), a Eva, a Francesca, a  Lorena, a Rodrigo, a Eva y a Willian (creo que se escribe así, con 'n' al final). Gracias por enchufarme a la vida.

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