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'Acéphale'

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¿Qué hacer cuando las sagradas promesa del Pensamiento y del Arte nos defraudan? Quizá solo nos queda el exceso. El romanticismo de lo excesivo, esa épica que nos consuela ante lo regulado, lo formal; el espacio racionado, el tiempo medido, el pensamiento achicado. Pero el romanticismos siempre acabada muriendo por los dardos de lo doméstico y resulta difícil mantenerse en el exceso salvo que se pierda la cabeza definitivamente.

España es muy española, ya lo dijo alguien, y es cierto. Y ser muy español es ser muy de derechas, no tan cierto. Me lo decía Llorente, un buen hombre que me llevaba 30 años, con el que trabajé al filo del siglo XXI:

—Ignacio, tú, que vas bien vestido, eres educado y hueles bien, ¡cómo es posible que puedas ser de izquierdas; hostia!

Y yo le decía:
—¡No blasfemes, Gerardo!— Y se reía con ganas.

acephale2Recuerdo que me hizo un encargo para que le pintara un rincón de su pueblo, con río y puente. Me enseñó una fotografía en blanco y negro de cuando él era niño, parecía un lugar agradable.

—¡Estos cabrones socialistas han canalizado el río y han mandado el puente a tomar por culo!

Me hablaba de su colegio, del cura, del sargento de la guardia civil y de su padre cartero. Me contaba que le contaron la muerte de Manuel Granero en la plaza de toros de Madrid una tarde cuando toreaba a Pocapena.

—Gerardo, yo no pinto estas cosas.
—¡Y qué! ¡Tú pintas esto como dios!

Pinté aquello como pude, evitando el exceso. Me horrorizó, pero él consiguió reconocer su niñez en el lienzo de trazos coloridos.

acephale4A los franceses intelectuales y artistas les atraía el exceso español de aquellos años del siglo XX previos al desastre. El exceso español por antonomasia: las corridas de toros. En aquel tiempo en que Llorente me llamaba rojo y me quería, en Madrid, si te descuidabas un poco acababas invitado a una barrera o a una cena en un tablao flamenco, otro exceso de mucho predicamento. Rechazarlo estaba mal visto, te invitaba un señor educado y campechano que tenía una agencia de publicidad o era director de periódico o imprimía el Hola. El caso es que si te despistabas acababas allí, como acabé, en una tarde de toros de gran carnicería, sangre abundante, señoras que olían a Trésor de Lancôme y mucho sol; otro exceso español.

El exceso no tiene porqué ser necesariamente vistoso, ahí tenemos el ejemplo de Ayuso, una persona que vive en el exceso permanente sin aparentarlo. La ves y estás dispuesto a pedirle perdón, sin causa, solo por pura fórmula cortés. Ha encontrado una ventana espacio-temporal por la que asomarse cada día y darnos muestra de su capacidad para el exceso, como una gran madre absorbente que te llama a gritos por la ventana para que subas a merendar mientras te avergüenzas ante los amigos. Ustedes, que son unos pobres diablos en manos del diablo, vengan hasta mi pecho a merendar bajo mi mantilla. No tiene marcha atrás, obligada a ir de exceso en exceso o morir mediáticamente. Claro está que esa situación es insostenible. En el momento en que uno es consciente de su mediocridad, y creo que ha llegado a ese punto, entra inevitablemente en el horror vacui, una espiral que te lleva a llenarlo todo de cosas, sin pies ni cabeza, por ver si alguna da sentido al exceso que supone la mediocridad.

acephale5Bataille, en Documents, revista surrealista de la que era editor, escribió sobre los cuadros de Dalí: «son de una fealdad espantosa». Sobre el exceso de Dalí en el Juego lúgubre, concluyó que «La fealdad irrevocable es tan detestable como ciertas formas de belleza».

La fealdad, tan al uso, tan presente en las palabras, nos invade deformada, confundida con algunas formas de belleza y esperanza que no son tales. Solo son fatalidad.

Michel Leiris, miembro activo del surrealismo que acabó enfrentado con André Breton, acudió en 1926 a una corrida de toros en la Costa Azul, una novillada sin picadores que acabó pareciéndole algo terrible. No obstante, mantuvo la esperanza «por ver una en la que la muerte del animal no sería ridiculizada, sino llevada a su justo término de sacrificio o tragedia». No sé si alguna vez tuvo conciencia Leiris de ese justo término, personalmente me resulta imposible encontrarlo. Algunas formas de lo que entendemos por belleza son detestables por lo que comportan de sacrificio y muerte.

acephale6André Masson, pintor también asociado al surrealismo, que anduvo en 1936 por Tossa de Mar, como Bataille por Barcelona, realizo una portada para la revista Acéphale, revista fundada por Bataille y Pierre Klossowski, entre otros, que representa perfectamente el exceso. Un exceso como sociedad secreta, un exceso de fervor religioso-existencial, un exceso de ir en contra de. En la ilustración aparece un hombre con una calavera en sus genitales aludiendo al círculo inevitable, una granada en una mano y un cuchillo en la otra dispuesto a la sangre, los intestinos al aire en un arranque de visceralidad y el detalle principal: sin cabeza. No sé si su intención era señalar el descabezamiento del hombre por el hombre, apelar a la irracionalidad, o anunciar el fin del mundo. El caso es que, cuando entran en juego los dioses cualquier cosa es posible.

El drama y la tragedia se empañan en las corridas de toros con el velo de la fatalidad expuesta al sol. En una congragación visceral de aromas variados, zapatos carísimos o de saldo. Congregación, pero eso sí, unos frente a otros, unos arriba y otros abajo; juntos pero no mezclados, no vaya a ser que se confundan los motivos y el estatus. No sé qué les une, pero desde luego no es el Arte. El drama y la tragedia se camuflan en la fealdad de los discursos tornasolados, vivos de inconsistencia. Algo inexplicable se debe encontrar en la unificadora fatalidad de Ayuso, acaso sea el encanto afrancesado del yenesecua de la mediocridad del pensamiento.

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Borges, álgebra y fuego en los poetas

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Borges, en el poema MATEO, XXV, 30 de su libro, «El otro, el mismo», dice al principio:

… Desde el invisible horizonte
y desde el centro de mi ser, una voz infinita
dijo estas cosas (estas cosas, no estas palabras,
que son mi pobre traducción temporal de una sola palabra):
—Estrellas, pan, bibliotecas orientales y occidentales,
Naipes, tableros de ajedrez, galerías, claraboyas y sótanos…

Continúa nombrando cosas hasta que en un momento dice:

… una pesa de bronce y un ejemplar de la Saga de Grettir,
álgebra y fuego, la carga de Junín en tu sangre…

Hasta el verso con el que concluye el poema:

… y todavía no has escrito el poema.

borges2He marcado con negrita algunas palabras que considero importantes para la interpretación del poema. Borges nos cuenta que desde lo más sentido de su ser dijo todas estas cosas como la traducción temporal de una sola palabra. ¿Cuál es esa sola palabra? Entiendo que esa palabra es poema, tal como nos dice en el verso final: Y todavía no has escrito el poema. Enumera una serie de antecedentes y núcleos que ha tenido en cuenta para conformar su escritura y, aun así, se dice, que no ha cumplido su misión, que todavía no ha escrito el poema; la obra en la que el poeta vuelca todo su ser de tal modo que parece que ya lo tiene todo dicho.

Nunca queda dicho.

Ahora quiero señalar dos palabras: álgebra y fuego.

¿Qué quiso decirnos con esas dos palabras en ese verso?

Borges, además de tener inmenso talento y prodigiosa memoria, era un hombre enigmático en el propio ejercicio de escribir sobre lo enigmático. Bien se puede percibir ese carácter en los innumerables estudios sobre su obra. Se han hecho múltiples interpretaciones de estas dos palabras y, a mi entender, las puedo traducir menos poéticamente por: «cálculo y pasión», «control y sentido», «técnica y emoción»… «símbolo e imaginación», «restitución e innovación», «conocimiento e inteligencia».

borges3Así nos dice que la escritura es álgebra y fuego. Las dos palabras necesarias. Los dos conceptos múltiples. No hay escritura con una sin la otra. Las dice ahí, al principio de un verso más, sin un señalamiento especial porque las da por supuestas y entendidas desde lo enigmático. Previamente nos ha advertido: Las dice como cosas y no como palabras, que son la traducción temporal de una sola palabra. Fijémonos que dice temporal, el poeta se mueve en el tiempo de las cosas y los sucesos, no se ancla a un momento concreto, atiende ese momento y continúa. Hoy son estas cosas, mañana serán otras. Por lo tanto, se necesita una readaptación de lo propio.

Personalmente, el resto del poema no me revela nada especial salvo por el reconocimiento preciso que hace de esas cosas que, en su caso, hacen al escritor. Cosas que en otro escritor, otro poeta, serán otras que habrá percibido en Balzac o en Whitman, o en cualesquiera otros. En una piedra, en un trozo de acero o en los ojos de un niño, pero siempre en compañía del álgebra. Démosle la acepción, la función que queramos darle, pero a buen seguro que no estará alejada del conocimiento simbólico de las cosas. El fuego, la pasión, en definitiva la inteligencia creadora, si prende, hará el resto del poeta.

MATEO, XXV, 30

EL PRIMER PUENTE de Constitución y a mis pies
Fragor de trenes que tejían laberintos de hierro.
Humo y silbatos escalaban la noche,
Que de golpe fue el juicio Universal. Desde el invisible horizonte
Y desde el centro de mi ser, una voz infinita
Dijo estas cosas (estas cosas, no estas palabras,
Que son mi pobre traducción temporal de una sola palabra): borges4
—Estrellas, pan, bibliotecas orientales y occidentales,
Naipes, tableros de ajedrez, galerías, claraboyas y sótanos,
Un cuerpo humano para andar por la tierra,
Uñas que crecen en la noche, en la muerte,
Sombra que olvida, atareados espejos que multiplican,
Declives de la música, la más dócil de las formas del tiempo,
Fronteras del Brasil y del Uruguay, caballos y mañanas,
Una pesa de bronce y un ejemplar de la Saga de Grettir,
Álgebra y fuego, la carga de Junín en tu sangre,
Días más populosos que Balzac, el olor de la madreselva,
Amor y víspera de amor y recuerdos intolerables,
El sueño como un tesoro enterrado, el dadivoso azar
Y la memoria, que el hombre no mira sin vértigo,
Todo eso te fue dado, y también
El antiguo alimento de los héroes:
La falsía, la derrota, la humillación.
En vano te hemos prodigado el océano,
En vano el sol, que vieron los maravillados ojos de Whitman;
Has gastado los años y te han gastado,
Y todavía no has escrito el poema.

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Poesía. Más que lírica y contralírica

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Desde Aristóteles se viene manteniendo una clasificación reduccionista del «arte de la palabra», lo que hoy es literatura, de modo que se asocia épica a narrativa, tragedia a teatro y lírica a poesía.

Veamos ahora un ejemplo de definición de poesía. Otras definiciones que podamos encontrar giran sobre lo mismo.

Poesía:
La poesía es un género literario que se caracteriza por ser la más depurada manifestación, por medio de la palabra, de los sentimientos, emociones y reflexiones que puede expresar el ser humano en torno a la belleza, el amor, la vida o la muerte.

Nos apoyamos en la RAE y nos dice:
Manifestación de la belleza o del sentimiento estético por medio de la palabra, en verso o en prosa.

Veamos qué se entiende por poesía lírica.

Poesía lírica:
La poesía lírica es la forma poética que expresa tradicionalmente un sentimiento intenso o una profunda reflexión, ambas ideas como manifestaciones de la experiencia del yo.

lirica2¿En qué se diferencia entonces la poesía a secas de la poesía lírica?

Veamos algunas definiciones tomadas de aquí y de allá, de tantas disponibles, sobre qué se entiende por lírico.

El género lírico recibe su nombre a partir de la lira, un instrumento musical. En la Antigua Grecia…

La lírica es un género de la literatura enfocado en la descripción del cuadro sentimental del protagonista de la obra…

Se conoce como lírica a ese género literario que tiene un autor capaz de transmitir sensaciones…

La lírica como género literario comprende composiciones de carácter subjetivo…

La lírica transmite sentimientos, ideas y sensaciones de forma directa a través de la palabra y usando a menudo imágenes poéticas…

La lírica define todo aquello relativo o perteneciente a la lira, o a la poesía propia para el canto…

La poesía lírica se caracteriza por la expresión de sentimientos mediante la palabra, ya sea escrita u oral…

Si buscamos ayuda en la RAE nos encontramos con 8 acepciones y cito la octava por considerarla más pertinente al caso:

Género literario, generalmente en verso, que trata de comunicar mediante el ritmo e imágenes los sentimientos o emociones íntimas del autor.

Explícita de lo que dice el autor… Tal vez, pero no queda claro. ¿No es eso la poesía?

lirica12¿A dónde nos llevan estas definiciones de qué es lo lírico? No muy lejos. Sentimientos expresados mediante una cadencia determinada, con el ritmo que sea, un uso de sintagmas no habituales del habla común, una manifestación no necesariamente explícita de lo que dice el autor… Tal vez, pero no queda claro. ¿No es eso la poesía?

Podríamos continuar buscando referencias y no saldríamos de lo mismo. Un bucle que no perfila con definición el encaje de lo lírico en la poesía. Decimos, «este poema es muy lírico», «se respira lirismo en este poema», o expresiones por el estilo. Pero, ¿en qué o en dónde reside lo lírico en un poema?

No sé qué coño me pasa hoy / que no consigo saber quién soy /
ni cómo vine ni dónde estoy, estoy, estoy. / No encuentro el aire para el pulmón
Luis Eduardo Aute

Vivo sin vivir en mí, / y tan alta vida espero / que muero porque no muero. /
Vivo ya fuera de mí, / después que muero de amor
Teresa de Jesús

Espero que no me sea practicado un exorcismo por la contextualización de Luis Eduardo Aute junto a Teresa de Jesús.

En ambos fragmentos se emplea la paradoja como figura literaria, ambos presentan un estado de confusión personal. Ambos casos tratan sobre la sensación de estar muerto en vida, desde motivaciones diferentes. Aute emplea un lenguaje directo, Teresa de Jesús un lenguaje figurado mediante figuras retóricas.

¿Es más lírico un fragmento que otro? ¿Menos poético? La opinión de la mayoría, testada personalmente pero sin método científico alguno, dice que el fragmento de Teresa de Jesús es lírico y el de Aute no lo es. ¿Por qué? La mayoría también dice que es porque Teresa de Jesús emplea un lenguaje menos común, «más poético». Y volvemos a estar en las mismas, lírico nos lleva a poético, y poético a lírico en una asociación de ida y vuelta que no aclara nada.

¿No es poesía el fragmento de Aute? Entonces, ¿determina exclusivamente lo poético la elección que haga el autor del lenguaje, o lo poético viene determinado globalmente por el tratamiento que se haga del lenguaje con intencionalidad expresiva y función literaria desde el marco mental del poeta?

Entendamos marco mental como el resultado de las sensaciones emocionales y racionales del autor, conformado por su compendio de experiencias* como poeta.

Parece evidente que lo poético es más que lenguaje:

El aire el huerto orea
y ofrece mil olores al sentido;
los árboles menea
con un manso ruido,
que del oro y de cetro pone olvido.

Este fragmento de Fray Luis de León, considerado poeta lírico por excelencia, escrito como una quintilla, una lira precisamente, emplea un lenguaje directo a primera vista, salvo en el último verso que requiere cierta interpretación.

¿Qué hay en la poesía que no provenga del marco mental del poeta, a fin de cuentas de su poética, su tratamiento del lenguaje y su expresividad literaria? Me atrevo a decir que nada. Podrá ayudarse con los recursos retóricos que presta el lenguaje, adaptarlos a su época o mantenerlos, ser más afín a unas palabras que a otras, emplear la voz activa o la pasiva, etc.; pero no conseguirá algo sustancial si no es impulsado por la poética del autor.

Pero parece ser que, por extensión común, entendemos «sentimenta»l por la primera acepción de la RAE: «que alberga o suscita sentimientos tiernos o amorosos». Cuanto más evidentemente sentimental sea el lenguaje del poeta desde dicha acepción al tratar asuntos del «yo», más se le identificará con lo lírico. Y, como consecuencia de esa pertinaz asociación lírica/poesía podrá parecer que el resultado es «más poético». Así entendido, creo que es una equívoca deducción que poco favorece a la poesía para que pueda salir de su encajonamiento histórico y expandirse de modo más universal.

Quiero poner mi vista
sólo en el espacio,
que es sencillo
y a la vez complicado.

Cito esta cuarteta de José María Hinojosa, correspondiente a su poema «Sencillez», y, partiendo de esa idea asociativa de lírica/poesía, ¿es menos lírica que la quintilla de Fray Luis de León?, ¿menos poética?. Utiliza igualmente un lenguaje directo y entendible, hasta seco se podría decir, pero necesita mayor interpretación que el texto de Fray Luis de León y no presenta evidencias líricas. Sin embargo, se puede percibir en el texto de Hinojosa mayor acción sentimental como, «perteneciente o relativo al sentimiento», acerca de cómo afecta lo sensible en el «yo». Se puede decir que es poesía en toda regla, pero no es identificada abiertamente como lírica.


Ahora, si sustituimos, y que Hinojosa me perdone, algunos sintagmas para dejar esta cuarteta:

Quiero poner mi pene
sólo en el estadio,
que es jodido
y a la vez divertido.

Hemos entrado en el marco mental de un poeta imaginario en un estado de contralírica según lo entendido por lírica. Hemos modificado con poca fortuna tanto lenguaje como expresividad literaria, pero podemos decir que es una cuarteta de un poema que difícilmente se considerará lírico y no sé hasta qué punto poesía.

Si asociamos lírica a una conjugación meliflua del lenguaje, es fácil caer en la trampa por considerarlo más poético, creo que nos equivocamos. Pero cuidado con la contralírica, trampa más hostil al poeta, si además de carecer de poética pierde en ella expresividad y literatura.

Mi alma y mi cuerpo aquí los tengo, y ahora crepitan entre las llamas de todas las verdades y bajo las miradas de todas las calaveras.

Este fragmento de un poema en prosa, también de Hinojosa, perteneciente a «Textos oníricos», ¿es menos poesía que la quintilla de Fray Luis de León? Yo diría que no, e incluso que tiene mayor función literaria.

lirica4Lo lírico no tiene por sí mismo un valor especial en el poema, como tampoco lo tiene lo contrario si el marco mental del autor no genera poética ni expresividad ni literatura, tome el poema la forma que tome.

Creo que, tal vez, es momento de tomar distancia de la confusa relación: si es lírico es poesía. Hay mucho lirismo flotando en terreno de nadie, igual que escritos indefinidos dislocados en el espacio de la poesía.

Pensar que en un poema puede haber poesía sin poética, sin tratamiento expresivo y sin función literaria, es una ingenua quimera.

Pensar la poesía desde una poética sólida, desde un marco mental constituido en función literaria mediante el tratamiento esmerado del lenguaje, parece ser la opción para crear poesía; lírica, contralírica o la que sea, trate de lo que trate y ya sea expresada en verso canónico o no, versículo o prosa. La poesía es más.


*Ver: Modos de acercarse a un poema.

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