Diario de una funcionaria primeriza
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Cuanto más gratis mejor

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A Funcionario Tópico le encantaban las cosas gratis. Sobre todo las que le sufragaba la Administración X.

Durante los años anteriores a la crisis, las administraciones tenían un buen presupuesto para ayudas sociales (transporte, prestaciones asistenciales, etc).

La ayuda “estrella” de la Administración X (supongo que en muchas también existe) era el pago de aproximadamente la mitad del precio del abono transportes anual.  Era la propia Administración X la que se encargaba de la gestión del mismo, entregándonoslo en mano y descontándonos el importe no subvencionable de la nómina de enero.

Cuando volvíamos de las vacaciones de verano, Funcionario Tópico comenzaba a ponerse nervioso con este tema. Un día sí y otro también llamaba a los responsables de las ayudas sociales:

-¿Se ha abierto ya el plazo para la petición del abono? ¿Cuándo se va a abrir?

gratis2Así se pasaba un par de meses hasta que, finalmente, se abría el plazo y corriendo solicitaba su abono a mitad de precio.

Hasta ahí todo bien. Solo ha reclamado un derecho, no ha sido gorrón. Muy pesado sí, pero no gorrón.

Lo mejor venía en Navidad. Días antes, en cada edificio de la Administración X se hacía una celebración en la que no faltaban toneladas de comida y litros y litros de bebida (recordemos que todavía no había estallado la crisis y nos creíamos que el dinero sobraba).

Funcionario Tópico se ponía en una esquinita de la gran mesa preparada para la ocasión y comía, bebía, comía, bebía, comía, bebía…Que a lo mejor luego en casa no lo hacía, y por eso tenía que alimentarse allí.

El caso es que para él era poco. Él siempre quería más. Así que lo que hacía era ir a otros edificios para poder comer, beber, comer, beber, comer, beber en más ocasiones.

Recuerdo especialmente un año en el que el pobre se quejaba de muchos dolores en una rodilla, por lo que seguramente le darían la baja, porque claro, es que le dolía mucho y no podía ir a trabajar.

Además, precisamente esos días hacía muchísimo frío, incluso había caído una buena nevada, de esas que hacen que se paralice toda la ciudad.
Pero había comida y bebida en un edificio a unos 20 minutos andando del nuestro. Y ante eso, no hay dolores en rodillas ni frío ni nieve. Funcionario Tópico, olvidándose de todas esas vicisitudes, se fue a aquella celebración, totalmente ajena a él, a la que no estaba invitado.
Pero no sólo se le puede calificar de gorrón. También tenía detalles con los demás.

gratis3Por nuestro trabajo, una vez al mes uno de los dos tenía que ir un fin de semana a una empresa donde se desarrollaban actividades relacionadas con Lugar de Trabajo. El fin de semana que empezaban esas actividades teníamos que ir los dos. Teníamos que estar allí el sábado durante todo el día y el domingo por  la mañana.

El problema (mi problema) era que no me daba tiempo a ir a comer a casa y luego volver, porque estaba algo lejos y yo, entonces, tenía que ir en transporte público.

A Funcionario Tópico sí que le daba tiempo a ir y volver así que, en un alarde de generosidad y compañerismo (nunca más vuelto a ver en él) me invitó a comer paella en su casa.

A mí, sinceramente, no me hacía la menor gracia ir a comer a casa de Funcionario Tópico, pero tampoco quería hacerle un feo al buen hombre, así que el viernes anterior le dije que sí.

Tras eso, Funcionario Tópico se fue y yo permanecí en Lugar de Trabajo hasta mi (nuestra) hora de salida. Antes de irme, recibí una llamada de Jefe Ausente, que me preguntaba por el trabajo de ese fin de semana.

Hablando con él sobre el tema, me dijo que, si tenía que quedarme a comer allí, la Administración X me pagaría la comida, en concepto de dietas. A mí sorprendió y a la vez me gustó el detalle, pero le dije que iríamos a comer paella a casa de Funcionario Tópico.

comenzamos2Al día siguiente nos encontramos los dos. Funcionario Tópico me dijo que su mujer ya sabía que tenía que echar más arroz ese día. Fue entonces cuando le comenté, por curiosidad, lo que me había dicho Jefe Ausente.

Ante el conocimiento de que la Administración X estaba dispuesta a pagarnos la comida, se le pusieron los ojos como platos. Nunca se lo hubiera esperado.

Pero bueno, ya no había nada que hacer, porque su mujer ya estaba preparando la paella, así que comeríamos paella.

-Ahora mismo llamo a mi mujer y le digo que no eche arroz para nosotros, que nos quedamos a comer aquí.

Funcionario Tópico y su cosillas…¿Qué puede comer en un restaurante gratis? Pues deja a su mujer plantada en casa con la paella a medio hacer.

Así que pasamos una velada muy agradable comiendo los dos en un italiano, a cuenta de la Administración X. La pena es que, al perderme la paella, nunca llegué a conocer a su mujer ni a sus (pesadas) hijas.

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Ocurrencias y desocurrencias

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Un buen día recibo una llamada de Jefe Ausente. No llamaba muy a menudo, por lo que el hecho de que lo hiciera, ya en sí mismo, mosqueaba.

-Vente a verme a mi despacho.

Sin más explicaciones. Así que me quedé con cara de tonta: ¿qué había hecho yo para tener que ir al despacho de Jefe Ausente? ¿Por qué no llamaba a Funcionario Tópico?

ocurrencias2Por cierto, que pude ver los ojos de terror de Funcionario Tópico ante la posibilidad de que, como ambos dos nos temíamos, me quisiera mandar a algún otro lugar de trabajo. Si yo no estaba, podía acabársele el chollo de tener a alguien siempre en el despacho durante sus (largas) ausencias.

Así que me fui para allá. Recordamos que el despacho de Jefe Ausente no estaba precisamente a corta distancia de Lugar de Trabajo así que, andando, tras una media hora llegué a su despacho.

-Vente conmigo-me dijo, sin más. Y salió del despacho. Y yo le seguí.

Me llevó a otro despacho donde había dos mujeres y un hombre.

-Esta es vuestra nueva compañera-dijo.

Hubo un jolgorio general. Parecía que realmente les hacía ilusión tenerme de compañera. A mí no tanto, puesto que no comprendía absolutamente nada de la situación. Poco después, llegué a comprender menos todavía.

Jefe Ausente se acercó a la que era la jefa del lugar, le explicó quién era yo y le dijo.

-Quiero que le enseñes todo lo que sabes del Programa Z, para que luego lo pueda usar ella en Lugar de Trabajo.

ocurrencias3La señora se quedó bastante sorprendida, puesto que era la primera noticia que tenía sobre mí y sobre sus nuevas labores como profesora del Programa Z, que era un programa que había sido muy usado en la Administración X, pero que entonces estaba en vías de extinción.

Hay que decir que la señora en cuestión no era subordinada de Jefe Ausente, pero ante tal orden, tan imperativa como inesperada, no pudo más que decir:

-Vale, le enseñaré.
-Entonces aquí te quedas con ellos-me dijo Jefe Ausente. Y se fue. Y allí me dejó. Y yo seguía sin comprender muy bien lo que quería que hiciera allí con esa gente.

La jefa, que se tenía que ir a desayunar, me despachó con un “vente ya mañana”. Pero aun así me quedé un rato, porque la otra mujer que estaba en el despacho enseguida me acogió en su seno.

-¡Qué alegría una compañera nueva! ¡Con la cantidad de trabajo que tenemos! Ya verás que bien vas a estar aquí con nosotros.

Y así estuvo un buen rato, mientras yo me preguntaba que, si tenía tanto trabajo, ¿qué hacía dándome conversación durante una hora?

Entonces volvía a Lugar de Trabajo y le expliqué a Funcionario Tópico lo que había pasado. También le dije que no entendía muy bien si quería que trabajara allí (como se había pensado la funcionaria simpática que me estuvo dando conversación) o simplemente que fuera a aprender el Programa Z, sin más, que era lo que yo finalmente había entendido.

Al día siguiente me dirigí directamente para allá. Todos los funcionarios del despacho estaban ya sentados en su mesa, pero no me recibieron con la misma efusividad del día anterior.

ocurrencias4La jefa se levantó y se dirigió hacia mí.

-Mira, que he estado pensando, y no sé muy bien qué es lo que quiere Jefe Ausente que haga contigo. Yo te puedo enseñar el Programa Z, pero es que aquí no lo usamos normalmente, y ahora tenemos mucho lío y no puedo estar contigo haciendo otras cosas. Casi mejor que te vayas a Lugar de Trabajo y cuando yo esté menos liada te llamo para enseñarte.
-Vale.-¿Qué otra cosa podía decirle?

Así que volví a Lugar de Trabajo con mi querido Funcionario Tópico, que se sorprendió tanto como yo de mi vuelta.

Días después recibí una llamada de mi “profesora”. Fue una llamada un tanto extraña.

-Llamo para despedirme de tí.

Que yo pensé, ¿se irá a algún lado?

-Porque no te voy a enseñar el Programa Z. Porque yo no lo uso para trabajar y no tengo por qué enseñárselo a nadie porque no es mi trabajo, es un marrón que me ha querido encasquetar Jefe Ausente y no estoy dispuesta y menos ahora que se ha dedicado a ponerme verde por los pasillos, diciendo que no quiero hacer nada, que no trabajo. Y que yo no tengo por qué hacer lo que él diga, que no es mi jefe.

Así, sin respirar.

No sé lo que pasaría en aquellos lugares, pero creo que por mi culpa se rompió una amistad. Igual una amistad no era, pero sí una relación cordial…Que tampoco fue por mi culpa, que yo a día de hoy no sé muy bien para que fui a ese lugar…

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El maravilloso mundo de los permisos

permisos1Funcionario Tópico, como tanta gente en este mundo, tenía una suegra (que además, no nos olvidemos, era su tía).

La suegra en cuestión era ya viejecita y estaba algo malita, por lo que estaba en una residencia en Cuenca, que es de donde era originario Funcionario Tópico. Lo que quería decir que, si a la suegra la ingresaban, Funcionario Tópico tenía derecho a cinco días de permiso (al ser familiar de primer grado de afinidad y producirse el ingreso en una provincia distinta a la de su puesto de trabajo). Y el caso es que a la pobre mujer la ingresaban, cada dos por tres, en el hospital, por lo que Funcionario Tópico, como buen yerno que era, más o menos una vez al mes faltaba una semana entera porque su querida suegra estaba en el hospital.

El Jefe Supremo era conocedor de estas ausencias debido al estado de su suegra y se las tomaba bastante a la ligera, sobre todo teniendo en cuenta lo que pensaba sobre que Funcionario Tópico se fuera cada mes una semana “al pueblo”

-Tú te vas para allá, a tu mujer la dejas con tu suegra y tú coges y te vas con tus amigos.-Llegó a decirle un día, entre risas, delante de mí.
-Pues sí, la verdad.-Contestó Funcionario Tópico en un alarde de sinceridad.

permisos3Pero lo mejor no es que aprovechara los días de permiso por ingreso hospitalario de familiar para irse con los amigotes. Lo mejor era que se distribuía este permiso (en principio los días son consecutivos), como mejor le parecía.

Me explico. Funcionario Tópico trabajaba una tarde, los lunes. Lo de trabajar una tarde es una práctica muy común en la Administración X, ya que se paga como un suplemento en la nómina.

Así que Funcionario Tópico se distribuía el permiso de tal manera que prácticamente no hacía ni una sola tarde al mes.

Por ejemplo, si a la suegra la ingresaban un jueves, él aprovechaba para irse hasta el domingo al pueblo (dos días hábiles), se cogía por supuesto el lunes (3 días) y los otros dos días se los dejaba para los dos lunes siguientes. Quiero dejar claro que esto no se puede hacer, me reitero en que los días tienen que ser consecutivos. Pero claro, él es Funcionario Tópico. Y además, nadie se lo prohibía.

En una ocasión yo me cogí una semana de vacaciones en enero. Ha sido la primera y la última vez en mi vida que lo he hecho. Casualmente uno de los ingresos de la señora coincidió con esa semana, por lo que Funcionario Tópico no fue a trabajar y Lugar de Trabajo tuvo que permanecer cerrado.
Días después (un día que, por cierto, no había ido Funcionario Tópico a trabajar), tuvimos una visita de uno de los mandamases sexagenarios que conocí el primer día. Era un señor  que solía venir una vez a la semana para hacer…Bueno, todavía no sé muy bien qué hacía, pero el caso es que iba. Este señor tenía mucha manía a Funcionario Tópico, por el mero hecho de ser un funcionario tan tópico, y siempre se estaba quejando de él y poniéndole de vuelta y media. También se quejaba mucho de Jefe Supremo, por cierto. Sin embargo a mí me tenía mucha estima, tanta que a veces rayaba el babosismo.

permisos2El caso es que el sexagenario había ido un día de esa semana que no estuvimos ninguno de los dos. Según me enteré pensé, ¡bronca para Funcionario Tópico!

Cuál fue mi sorpresa cuando me dijo:

-Hay que tener en cuenta que en ciertas fechas no se puede uno coger vacaciones….

¿Perdona? ¿Qué quieres decir? ¿Qué tengo que tener en cuenta que en determinadas fechas la suegra de Funcionario Tópico se puede poner enferma y ahí tengo que estar yo al pie del cañón cubriendo su ausencia?

Fue el único comentario que hizo a su favor, eso sí, pero menudo comentario…

En fin, sigamos con Funcionario Tópico.

También era muy común llegado el lunes, (o cualquier otro día, pero especialmente sucedía los lunes), que a primera hora recibiera una llamada de la mujer de Funcionario Tópico diciendo que el pobre estaba muy malito muy malito y no podía venir a trabajar.

En otoño-invierno la excusa eran los resfriados.

permisos4-Parece que tiene un grifo en la nariz-Me decía, muy descriptiva, la mujer de Funcionario Tópico.

Pero lo mejor venía en primavera-verano.

-Hoy Funcionario Tópico no puede ir a trabajar porque está con la alergia. –Me decía entonces.

Yo, afortunadamente, nunca he tenido alergia al polen, pero si me he rodeado de gente que la tenía (tolerante que es una) y jamás en la vida he visto, ni he tenido constancia, que dejaran de ir a trabajar en primavera por este motivo.

Pero Funcionario Tópico era muy sensible y no podía ir a trabajar si le picaban la garganta y los ojos. Quizás por eso se  metiera en el metro con las gafas de sol…Sí, alguna vez cogí con él el metro y no se quitaba las gafas de sol ni dentro del vagón.

Por supuesto, él nunca llamaba para excusar su ausencia. Era siempre su mujer, como si de la madre de un niño de primaria se tratara, la que llamaba diciendo que su marido estaba muy malito y poco más y le hacía un justificante…

Cuando el frío dejaba de ser una excusa para faltar al trabajo y los niveles de polen en el ambiente tampoco podían serlo, surgían miles de impedimentos que hacían que Funcionario Tópico tuviera que quedarse en casa: Dolores de cabeza, dolores de articulaciones, dolores de muelas…Qué vida más complicada la de Funcionario Tópico…

permisos5Un buen día recibo una llamada de Funcionario Tópico. Sí, de él, no de la mujer, por lo que me hizo temer que la cosa era seria.
-Se ha muerto mi suegra, así que me voy al pueblo.

Por supuesto se cogió los cinco días a los que tenía derecho. Por supuesto se dejó uno para cogérselo el lunes siguiente y así no hacer la tarde.
El caso es que, mientras Funcionario Tópico estaba en el funeral de su tía-suegra, yo no podía dejar de pensar en que al buen hombre se le había acabado el chollo de los días de permiso por la suegra.

Aunque eso no era problema para él. Simplemente tendría que aumentar los constipados…

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