Loreta Pumay
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Más o menos optimistas

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W: ¡Ey! Que todo esto es para evitar el sufrimiento de las personas, ojalá nosotros cuando seamos viejas, pero si no, de los que vienen después.

B: ¿Y quién te crees tú?, o mejor, ¿qué se creen esos a los que les estás siguiendo las ideas? Que el ser humano es solo un bicho más en la Tierra, uno que está condenado a creer que hace una contribución magnífica a la humanidad cada vez que se está cargando algo.

W: ¡Ay, no! Evítate ese rollazo de que el peligro del ser humano es creerse dios. Abre los ojos. Te guste o no, tiene el planeta Tierra bajo su control. Dispone como puede, tanto como sus capacidades se lo permiten. Simplemente es el resultado del orden de las cosas. No aceptar esto es tan absurdo como pretender que las leonas no obedezcan al llamado de sus instintos al querer follar con el león de mejor melena o el que mejor descendencia le pueda asegurar, según dicen que es su criterio para escoger ligue. Nosotros podemos controlar, organizar, distribuir… y los que no pueden hacerlo pues… les toca dejarse hacer. Los humanos no necesitamos ser dios, somos humanos…

optimistas2R: Humanos entre otros muchos seres en el gran ser Tierra. Estoy de acuerdo con Rosi en que estás siguiendo ideas a ciegas, habría que cuestionar un poco.

W: ¡No, no! He leído y he pensado la cosa. Todo esto tiene que ver con el poshumanismo. Son científicos y filósofos, no tres lengüilargas como nosotras.

R: No te metas conmigo, yo creo que lo de hablar es mi mejor virtud.

B: ¿Virtud? Porque tú a todo le encuentras buen olor, pero vamos a ver: apestamos; cada persona es un grano con pus que le sale al planeta, y no te enteras de que en el mundo sobran nuestras palabras, hablar no mejora las cosas.

R: ¿Cómo no encontrar lo bueno en cada cosa? Si es que cuando aparecen los problemas es que se nos ocurren nuevas ideas y estamos dispuestos a replantearlo todo. Si la vida nos fuera bien siempre, no existirían los signos de interrogación. Venga, más paciencia para escuchar, qué más te da si son sólo ruidos que sobran, según tú. Escuchemos a esta que se ha leído a los filósofos. Anda, listilla, cuéntanos más.

W: Ya ni sé por qué empezamos con esto.

R: Por la entrevista que viste. Que te llevó a una página de un tal Instituto para el futuro de la humanidad, un artículo… una entrevista…

W: ¡Nick Bostrom! Estuve siguiéndole la pista. En una entrevista hablaba sobre las posibilidades reales de que nos autoextinguiéramos. Aluciné con lo que decía: de los riesgos de la humanidad ente la posibilidad de guerras biológicas, intervenciones sobre el clima, desinformación generalizada…

R: Te falta lo más interesante: que el tal Bostrom había dicho ser un optimista preocupado. ¿Cómo se puede ser optimista con ese panorama?

B: Bueno, no se necesita ese panorama. Con haber nacido conscientes ya basta para no ser optimista. Tú y tú, son unas optimistas, ¡están perdidas! No entiendo… si ya hemos visto lo que sucede: los humanos van saltando de una meta a otra, un plan fallido tras otro. Llevamos el sufrimiento por dentro pero como no lo soportamos, nos inventamos mundos allá afuera a ver si… pero nada, aquí sufriendo, e igual de optimistas.

R: Es cierto, Blacky, quiero decir, de eso era que hablábamos, del sufrimiento. Y sí, Warmi, con lo de las leonas me haces pensar que tampoco todo ha estado mal; se sufre menos que antes, en cuanto a enfermedades y recursos… al menos en sociedades como la nuestra.

B: Tuviste que agregar la aclaración.

W: Ese es el punto. Siempre habrá riesgos, márgenes de error, áreas sin cubrir. ¡Nadie es perfecto, joder!

R: Nada de eso. Yo no estoy pensando en resultados perfectos, lo que digo es que nos quedamos cortos en lo que motiva esos adelantos tecnológicos, en lo que está buscando el ser humano con su conocimiento.

B: ¡Control absoluto! ¿Te parece poco? ¿Se te ocurre que tendríamos que ser más ambiciosos?

optimistas3R: Es cuestión de enfoque. ¿Cuáles son los valores que motivan ese propósito?

W: Ser los amos, ya está. Así aseguramos la supervivencia de nuestra especie. ¿Te imaginas si los ratones o los insectos, que en cantidad son más que nosotros, fueran más evolucionados y nos controlaran o impidieran nuestra vida? ¡Ese riesgo sería peor! Tendrán que aceptarlo, ¿no?

R: ¡Claro!, pero ese es mi punto: estamos tazando por lo bajo. Pretender ser más fuerte que los otros animales y que la naturaleza no arrase con nosotros, ¿eso es todo?

B: Vamos con ello, dale, no te cortes, tú siempre esperando más de las personas.

R: Ni me nombres a…

B: No cambies el tema.

W: ¡Ya la has liado! Contigo no hay modo, siempre a sacar lo peor.

B: Solo he dicho…

R: Ya, ya… no nos calentemos. Estoy todavía sensible pero… no viene al caso. Lo que digo es que creo que tendríamos, porque tenemos la capacidad, que pensar mejor el propósito de lo que hacemos, de nuestro afán de conocerlo todo y de inventar más y más. Podríamos preguntarnos de nuevo, qué y por qué conocer, para dónde y por qué continuar. Damos por hecho que tenemos que seguir para delante, sea como sea, aun cuando los riesgos nos lleven a una vida… poco menos que una mierda. Según te entendí, para evitar males apocalípticos para los seres humanos, y para la Tierra entera, el Bostrom nos propone aceptar condiciones indeseables, a mi juicio, como la vigilancia individual y política; no son apenas unas condiciones con desventajas, como dijiste, sino un modo controlado...

B: Déjame ver, florecita, vas a volver con eso de la libertad, que lo que quieres es una vida libre. ¡Qué fe la que tienes en esa palabrita!

R: Pues sí, es libertad de lo que hablo. ¡Libertad! Y creo que hasta tú estás de acuerdo si lo piensas; podrías decir que es preferible morir joven pero a satisfacción plena, como nos venga en gana vivir. ¿Qué es eso de garantizarnos una vida larga a cualquier precio? Es que no soporto eso de asegurarnos un mundo cómodo de bienestar sin primero pensar para qué. ¿Para tostarnos la piel como reptiles en la playa? ¿Para reírnos de nuestras caídas en pantalla? La cuestión es el propósito.

B: Explícanos primero eso de la libertad para ver si es cierto que podría estar de tu lado.

W: Pero, no te olvides de que para lograr menos sufrimiento, por ejemplo, con las enfermedades y muertes prematuras, se ha necesitado controlar los ambientes con medidas de higiene e intervenciones médicas, por ejemplo. Es que el conocimiento exige ciertas condiciones. Que estamos hablando del mundo real no de Narnia.

R: ¡Joder! Parece que no me estoy haciendo entender. Lo que quiero decir es que tendríamos que pensar el mundo de nuevo. ¿De qué nos sirve más tiempo libre si no somos capaces de relaciones personales significativas, si no encontramos modo de ser felices? Sí, suena muy Rosi, a mi estilo florecita, como dicen, pero ese juicio es un buen ejemplo de esa limitación a la hora de pensar: lo que no suene a eficiencia o a evolución o progreso, nos suena cursi, romántico, ridículo; nos gusta la ironía, ir de desesperanzadas, de podridas. Pero libertad es apertura total, sin restricción: soñar, imaginar, suponer, pensar sin límites ni etiquetas, creer que es posible encontrar un modo de ser felices, que no tengo que conformarme con entretenimiento para distraer mi vacío, ¡que es posible que nos comportemos como seres nobles, dignos de las capacidades que tenemos! Aún no nos han cortado las alas, nos las dejaron, pero a condición de que sólo vayamos a ciertos sitios porque si nos metemos en otros…

optimistas4W: A mí no me suena tan mal lo que dices, creo que no hay contradicción en lo que estamos diciendo. En el artículo de Bostrom había un gráfico en el que se veía que el campo de los modos posibles de ser de los poshumanos era mucho más grande que los modos humanos que ahora concebimos. Ahí caben muchos otros modos de vivir, no solo los de la evolución, el progreso, que son los que no te gustan.

R: No creo que vayamos por el mismo lado. Esas propuestas poshumanistas siguen en el rollo del poder, del control… pero si de verdad abrimos la mente a otras relaciones posibles…

B: Yo me declaro desahuciada de esa posibilidad. Esas ideas de libertad, las sublimes ideas morales o las poco ambiciosas, según tu criterio, son fruto de lo mismo: creernos mucho por el simple hecho de ser pensantes. Pero después de todo, siendo los animales superiores en la cadena de la evolución, o quienes pueden imaginar, reflexionar y replantear por su capacidad de razonar y ser conscientes de ese razonar, la humanidad no ha sido capaz ni siquiera de dejar de esclavizarse a sí misma. ¡No sé de qué hablan ustedes! ¿De dónde sacan sus ideas optimistas?

W: Optimista pero preocupada, como Bostrom. Yo creo que voy por esa línea.

R: Si se pretende algún sentido con ese oximorón, no lo comprendo… o quizás lo que ya he dicho, es algo como “lo que viene no es tan bueno, pero no importa, sigamos para delante”.

B: Más bien míralo como en las películas de terror: estás sola y encerrada en una casa desvencijada, no se ve salida, las probabilidades están del peor de los lados, pero no te queda más que seguir ahí, respirando, muerta de miedo a ver si algo increíble te salva. Eso sí que es humano.

Link de la entrevista de la que hablan Blacky, Rosi y Warmi: https://www.ted.com/talks/nick_bostrom_how_civilization_could_destroy_itself_and_4_ways_we_could_prevent_it?language=es

Artículo que leyó Warmi: "Valores Transhumanistas de Nick Bostrom", en español: https://nickbostrom.com/translations/ethics/valores-transhumanistas-iet.pdf

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Realidad aumentada para disminuidos

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El camarero hace maromas con bandejas en alto sobre la gente. Me pierdo en su agilidad, lo envidio, no podría estar tan atenta a todo, son tantas cosas… y en mi mesa la letanía ya conocida, repetida en mil conversaciones, según el día y los asistentes, pero la misma, el reproche a nuestro tiempo: sabemos de la manipulación de la tele y las redes sociales, que lo que nos espera es una crisis tras otra, que los rosarios de felicidad cuyo hilo seguimos con tanto entusiasmo no son más que las últimas tendencias de bienestar, una estrategia comercial o la idea de un especialista famoso. También sabemos que podemos reprogramar nuestra mente, que nuestro cuerpo de agua se carga con nuestros pensamientos, por eso el yoga, la meditación, la consciencia de lo que compro y a quien lo compro, lo que consumo y lo que me como, qué le doy a mi cuerpo, parece que somos dos, mi cuerpo y yo… y que lograr nuestra felicidad depende de…

Me perdí de algo. ¿Qué es lo que sabemos?

Bueno, no me presiones tanto, quizás en verdad no sabemos nada, parece que entendemos, pero en verdad no tanto, ¡cómo saberlo! ¿Cuál es el baremo? Porque apenas usamos nuestro cerebro, según dicen los expertos (que tampoco es que nos superen en mucho); sabemos que lo subutilizamos, eso sí, pero no sé cómo sería aprovecharlo a tope. Identifico fácil la tontería, sé que desperdiciamos nuestras capacidades babeando, produciendo baba, y que por eso es que muchos andamos con un termo en la mochila y se nos recomienda beber no sé cuántos litros de agua al día, tampoco realidad2más que esos; y sé que no es por la hidratación de la piel, ni por nuestro metabolismo, ni por el propósito de ser perras elegantes, ni las funciones vitales, ni nada de eso. La verdad es que debemos tomar mucha agua para que sigamos generando más y más baba. Sí, la baba mueve al mundo; detrás el sexo y el dinero, la baba es lo primero.

Y voy por el sexto vino y me vengo arriba. Soy malísima bebiendo; o buenísima, depende. Y recuerdo haber leído sobre el magnífico crecimiento del mercado del agua embotellada en España, en Europa, ¡en el mundo! No es para menos, porque hay mucho cuerpo tonificado y cirujiado por ahí, todos tan provocativos que es inevitable salivar. ¡Y más cositas!, sí, cositas lindas por todas partes, esas tiendas de mil cositas de colores lindos, texturas suaves, todo tan práctico, dan ganas de comprarlas todas, y comienzo a salivar. Y alguien confiesa que le encantan esos lugares online donde el surtido de objetos es infinito, son perfectos para echar un vistazo en el tiempo muerto, tiempo desecho, tiempo mandado al cubo de residuos porque es el que enlaza tiempos verdaderos, cuando los minutos no son de tránsito, cuando el tiempo cumple con un objetivo, ¡una mierda cómo dividimos y organizamos el tiempo! Yo también lo hago y es peor porque no compro nada, nunca compro, sólo miro y babeo encontrándole lugar a cada cosita, en mi vida o en otra vida propia posible, o en alguna vida soñada, o en otras vidas reales que no son la mía. Todo es práctico, todo es útil, qué fácil sería cocinar, ordenar, acumular… todo más fácil. Si es complicado no sirve, si requiere mucho esfuerzo, ¿qué sentido tiene? Que sea más fácil, de eso va esto. Que en la mañana, a prisa, pueda poner algo rápido para la merienda de mi hijo, que al llegar a casa rápidamente tenga una comida o una cena, que disponga fácilmente de las propiedades que acumulo en mi armario, que no sea un coñazo limpiar, ni conservar, ¡que desaparezca esa expresión y nada vuelva a ser un coñazo! Y me doy cuenta de que estoy escupiendo al hablar, me escurre baba por los labios, me limpio la boca y pienso que estoy borrando el labial que la hace provocativa, ¡pero no!, el labial es permanente, es otra cosita de esas maravillosas que se ajusta a las eventualidades de la vida, y babeante me levanto y brindo por la creatividad humana, que piensa en todo, todo lo prevé, es admirable. ¡No puedo dejar de babear!

realidad4Y esta chica, a la que he visto dos veces, me acompaña al baño. Solo estoy mareada, explico, y me reprocho en silencio, no tengo por qué explicar. Y en ese tiempo muerto en el que arrodillada veo remolinos de agua, unos tras otros, pienso que me siento feliz, que la vida no es tan complicada como anoche me lo parecía mientras escuchaba a mi hermano diciendo que quería hijos pero que su novia no y que, después de todo, qué es lo que queremos en la vida, ¡pues la felicidad! Y qué ganas de complicarse con hijos si ahora es tan fácil ser feliz. ¡Eso es! Felicidad y facilidad, ¡Esa es la clave de la vida! Somos los mejores seres del planeta, amxs y señorxs, nuestros anhelos son lo más noble que hay sobre la Tierra. ¡Déjame! Estoy bien, voy en un rato. La vida es feliz cuando todo es fácil; no quiero arar la tierra y machacar mis manos durante horas, ni lidiar con el clima caprichoso, ni con los bichos ni otras eventualidades. Mejor acostumbrarme a un trabajo, a unos compañeros, llenarme la panza, darle a mi cuerpo lo que pida, a mi piel sus caricias y roces excitantes, ojalá todo con buen gusto, que lo que me rodee sea exquisito. Y después de babear por largo rato, viene la satisfacción: vomito.

Y ahora levantarme es más fácil, estoy más estable y salgo del bar sin despedirme, no quiero hablar con nadie, voy de mala leche. ¿Qué ando buscando con una gente y con otra? Todos creemos que algo está más o menos retorcido, queremos lo que no tenemos, pero aquí seguimos, queremos conservar las cosas como están, tenemos miedo de perder lo que tenemos, mejor ser correctos, bienportados, decir lo adecuado, limitemos nuestros anhelos a las cositas y cuerpos bellos, es más fácil. Por eso el millonario es el ídolo, para él todo es fácil; millonario y no millonaria, para qué complicarnos siendo mujer si es más difícil cumplir las exigencias estéticas y éticas que se imponen; realidad7más fácil ser un macho adinerado, babear por él porque su gran virtud es que puede babear sin límites, puede ser el dogo más babeante de la Tierra. Babea por montar su imperio más allá de la Tierra y que se jodan los que en la Tierra trabajan en su reino; todos babeamos por lo fácil que tiene babear a capricho.

Esto es lo que hay. Voy llegando a casa con el amargo sabor del vómito, con ganas de tirarme en la cama y, por hoy, no saber más. Qué orgullosa estoy de ser humana, de pertenecer a esta especie que domina a las demás especies, animales, vegetales, robóticas. Por suerte mi vida es más fácil que la de mi abuela y la de muchos antepasados y me siento más cerca de la felicidad. Pero quiero más. Y ya no me refiero a que babee más, estoy harta de limpiarme las babas y de tomar agua para, de nuevo, volver a babear; no quiero escuchar más de los anhelos pobres de los que quieren cambiar su coche el próximo año, o los que quieren ir a Indonesia porque sí que hay rarezas allí para babear, ni espectáculos de gran formato, ni exposiciones de arte subversivas. ¿Es esto lo que hay? ¿Esto es lo que infla el orgullo de la humanidad?

Puede ser un síntoma prenavideño. O el nerviosismo previo a los afectos prefabricados y los enjambres de gente atraída por las luces comerciales. Da igual, pienso lo que quiero en mi tiempo muerto. ¡Soy libre! ¿soy libre? realidad6Mi mente es un chorizo de imágenes, de historias guay sin sangre humana, con tan buena producción que babeo, y estoy a un paso de convencerme de que unos trapos sexys me harían encajar mejor, y organizo mi menú cultural porque babeo con ser más grande, más culta, más crítica, mejor informada, más cosmopolita, más… ¿más qué?

Y no hablo, pero mi mente no para. Mi cabeza es una roca sobre la almohada. No tengo idea de a dónde voy con esto, quizás solo es un reemplazo de baba por vómito, porque estoy atorada con todo lo que me he metido a la boca, con lo que se ha metido por mis ojos mientras caminaba desprevenida. Me rindo, abrumada ante tanta información y excitación; me resisto a las cosquillas que me hacen las imágenes y los colores que merodean mi mente. Tengo la boca seca y me huele mal, quiero liberarme de la picazón, de tanta seducción vulgar, diría oropel, pero esa palabra no se usa, pensar por qué no y liberarme de lo habitual me parece una aspiración loable, pensármelo todo y dejar de babear.

¿Un desierto con plástico? ¿Una pantalla a medio funcionar? ¿Qué queda cuando intento pensar por mí misma? Habrá que buscarlo, nadie podrá decírmelo. Aunque mi aliento es un asco, me reconforta empezar a respirar de nuevo, en lugar de hiperventilar; mis ojos no esquivan lo que tienen enfrente, sino que se abren por el gusto de ver; distingo entre el sonido atractivo de las redes de cacería y la tosquedad del producido por seres y objetos en movimiento; mis manos se despegan del placer de consentir y adornar mi cuerpo para unirse a otras manos a ver qué ocurre, sin pensar en propósitos, sin que exista el tiempo muerto. Y me viene un subidón, pero no de baba ni de vómito, sino de alegría,realidad5 y aunque esté sola en mi cama, oliendo a sudor y con comida entre los dientes, me siento feliz por no ser una perrita excitable, bueno, solo un poco, pero aspiro a ser humana, ya no hormiga trabajadora, ni cerda sibarita, ni tierna mariposa y tampoco esplendorosa flor.

A ver qué es eso de ser humano, imaginaré nuevos modos de vivir, supondré que es posible unirme a los demás con nuevos símbolos, con palabras nuevas o con las que se han dejado de usar. Esto me motiva, me pone alas, me vigoriza y quiero mojarme los labios, aspiro a ser capaz de más que producir baba, que no soy una disminuida y puedo soñar de verdad, querer lo imposible, romper el marquito en el que han aprisionado lo real y ampliar el significado de “viable”. Esto sí que es realidad aumentada. Daré todo lo posible aspirando a ser humana, lo demás es reducción práctica, abreviación facilista. Y cuando me levanto la almohada está mojada, más que siempre, parece que no es tan fácil dejar de babear.

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