mercado

Lejos

lejos1

No soy bueno recordando películas y menos aún sus finales. Sin embargo, me acuerdo perfectamente de una escena de un filme de Javier Fesser: El milagro de P. Tinto. En un determinado momento, los padres del protagonista están buscando una casa donde vivir y el agente inmobiliario los lleva a conocer la típica vivienda decimonónica en ladrillo lejos2y vigas de madera de los factores del ferrocarril. Un lugar apartado y una vía, aparentemente, fuera de servicio. Al quejarse los clientes de que la casa está muy lejos, el comercial les responde que todo es relativo pues también está cerca de la vía, o de un bonito árbol que le da sombra.

El caso es que pasé un buen rato desconectado de lo que iba aconteciendo en la ficción para caer, por muy absurdo que parezca, en la cuenta de que el concepto de lejanía es absolutamente relativo. Nada está radicalmente lejos y todo depende de aquello con lo que se lo pone en relación.

Cada vez que decimos que algo o alguien está lejos estamos imponiendo una visión subjetiva de las cosas. Así, lejos significa muchas veces 'incómodamente apartado de aquello que nos gusta o nos interesa'.

lejos5A la inversa, cuando no se trata de dar a entender cuál es nuestra 'zona de confort', nos servimos del adverbio de marras para señalar ese lugar adonde necesitamos ir para tomar distancia con todo aquello de desagradable o problemático que nos acucia. Lejos se vuelve un destino tan impreciso como deseado y su vaguedad encierra la ventaja de que sólo nosotros sabremos cuándo estaremos lo suficientemente apartados.

No nos podemos demorar más en aclarar que no sólo se puede estar lejos en el espacio sino también en el tiempo y que, una vez más, el valor de esta lejanía es completamente subjetivo. El paso de unos minutos puede bastar para considerar que lo ocurrido está en vías de ser olvidado.

Pues de eso se trata: de sacarse de la cabeza lo que nos oprime cerca. De comenzar a olvidarlo. Por un tiempo o para siempre.

lejos7Y es que sólo cuando procuramos alontanarnos de algo y-o de alguien conseguimos medir hasta qué punto esa presencia o esa circunstancia nos agobiaba. A veces, no hay distancia ni tiempo que podamos poner por medio para quitarnos de encima una preocupación. Otras veces, necesitamos de esta ausencia para valorar todo lo que dejamos atrás.

Por consiguiente, lejos está también en relación con la oposición ganar-perder. Nos distanciamos en busca de una ganancia sabiendo que, indefectiblemente, provocaremos una pérdida, por pequeña que sea. Es infrecuente que la huída no produzca nada más que gozo, si no es que, claro está, estamos escapando de una cárcel.

Me vienen todas estas reflexiones a la cabeza cuando estoy disfrutando de la última tarde en el destino lejano que escogí para unas vacaciones y que, un día, podría convertirse en un nuevo cerca. La vida, entonces, volverá a empezar de alguna manera y habré comprobado de nuevo cómo consiste en apuntar hacia un horizonte que alcanzar para así aprender definitivamente a estimar todo lo que voy dejando atrás. Somos memoria.

Imprimir

lanochemasoscura