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Me falta una pieza

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Como de costumbre, abro el buzón cuando llego a casa. Hace ya tiempo que la única correspondencia que recibo es la de los recibos de la luz, el extracto del banco y poco más. De hecho, ahora que lo pienso, ni me llegan estos recibos porque ya están domiciliados y mandan el comprobante por correo electrónico. No deja de ser un hábito rutinario.

De repente, aparece un aviso de correos para recogida en oficina de un envío desde Alemania. Tengo familia allí, pero hace tiempo que hemos perdido la relación, así que no creo que tenga nada que ver con ellos. Recuerdo que en una ocasión me llegó una multa de tráfico desde Alemania. Aunque estuve hace un par de meses en un viaje fugaz de trabajo, no puede ser eso, yo no iba conduciendo.

puzzle2Mientras guardo la compra en la nevera, recojo la ropa del tendedero y la coloco en el armario pienso qué es lo que podría ser. Parece que, cuanto más me concentro por pensar qué podía ser, más me bloqueo.

Cuando me encuentro así, trato de hacer actividades que me ayudan a desconectar, como salir a correr o ir a la piscina, pero hoy hace mal día y me da pereza. Lo que me apetece realmente es comenzar con el puzzle de bodegón que tengo ya desde hace unos meses preparado y que todavía no he encontrado el momento de empezar.

Tengo ya varios puzzles hechos: un ángel, un paisaje floral y el último en el que estoy trabajando, de una escena de bailarines, probablemente uno de los que me han resultado más complicados por la homogeneidad de los tonos azules que dominan el cuadro sobre el fondo.

Por desgracia, no tengo mucho espacio para poder dejar el lienzo fácilmente accesible, por lo que coloco todas las piezas sobre un cartón. Cada vez que acabo mi sesión de poner piezas debo envolverlo con una tela para que no se muevan y guardarlo debajo de la cama hasta que lo complete y pueda usar ese espacio para el próximo cuadro.

Primero, separo minuciosamente las piezas con un lado liso, que se corresponden con los bordes, y selecciono las cuatro esquinas.

Ya he abierto en varias ocasiones la caja del bodegón y tengo separadas las piezas de las esquinas y los bordes en dos bolsitas, pero todavía no he podido empezar a montar. En el cartón todavía sigue el lienzo de los bailarines sin completar. No puedo avanzar más de forma simultánea en el bodegón.

Una vez finalizado el marco de trabajo, comienza la tarea más meticulosa, que consiste en analizar los tonos y las formas de las piezas para hacer pequeñas agrupaciones.

puzzle3En la parte principal de mi puzzle aparece una bailarina joven con tutú y camiseta blanca con el brazo estirado y agarrándose a la mano de su compañero que, con un atuendo más oscuro, se difumina con los tonos del fondo. También aparecen otros dos bailarines más en la escena, pero no son los predominantes.

Este ha sido, sin duda, el cuadro que más he tardado en hacer y, probablemente, el que más tardaré a completar. La parte más complicada ha sido la fusión del fondo con el bailarín y sus pliegues y matices de color difuminados. Me he pasado horas frente al dibujo, analizando milimétricamente los tonos y degradados, sin poner ni siquiera una sola pieza, sin saber cómo continuar, sin tener ninguna pista clara. En cualquier caso, eso nunca ha sido un obstáculo para desilusionarme, sino un reto más exigente que superar.

Sin embargo, la situación ahora es bien diferente. Llevo ya varios meses con el cuadro completado, a falta de una pieza. Créanme que he buscado por todos los lugares de casa. He movido todos los muebles y he sacado todas las cosas que hay dentro de los armarios y cajones de casa sin éxito.

La pieza se ha perdido. A la desesperada, escribí a los fabricantes del puzzle, pero mi mala suerte no me ayudó aquí y jamás tuve respuesta. He hablado con una amiga que pinta sobre lienzo para que me ayude a crear una imitación de la pieza, pero no está segura de poder conseguir la misma profundidad para que no desentone en el conjunto.

Supongo que llegará un día en el que, de una vez, sea consciente de que no he podido hacer más para acabar con éxito el puzzle de los bailarines y asuma la realidad. No puedo bloquearme para siempre esperando el milagro de que la pieza perdida aparezca un día. Debo continuar. El puzzle del bodegón está esperando y necesito volver a sentir la misma concentración y liberación que tenía cuando tenía el hábito de hacer puzzles. No me puedo estancar aquí.

puzzle4En un arrebato de dolor e impotencia, me decido a sacar el cartón donde estaban los bailarines. Si no voy a ser capaz de completarlo, no vale la pena que esté ocupando espacio. Por eso, y por primera vez desde que empecé a hacer puzzles fuera de mi infancia, lo deshice y metí las piezas en una bolsa que guardé en su caja original. Sentí una palpitación fuerte en el corazón, dejé de escuchar el ruido ambiente y los dedos se me congelaron. Fue como si la sangre no llegara hasta las puntas.

Para sobrellevar esta desazón, decidí comenzar, por fin, el nuevo lienzo del bodegón que tanto tiempo llevaba esperando.

Hoy no voy a terminar los bordes, pero he hecho un grandísimo avance. A pesar de la inquietud que tenía por el paquete, esa noche tardé poco en dormirme.

Al día siguiente, en cuanto salí de trabajar, fui a correos. No podía esperar más. El sobre que recogí tenía una carta en alemán que no llegué a comprender al detalle y traía también la pieza del puzzle de los bailarines que me faltaba.

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Aquí y ahora

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He terminado de recoger y guardar la ropa que estaba en el tendedero, he hecho la cama, he lavado los platos y tengo la basura lista para tirar cuando me vaya. Creo que voy a barrer por encima, pero no voy a fregar. Si me espero a que se seque, se me hará demasiado tarde.

No tengo mucho tiempo.

Nunca hago maleta cuando vuelvo a casa con mis padres. Es cierto que, en fechas como estas en las que voy a estar varios días, puedo llegar a echar en falta algún zapato o bufanda, pero siempre encuentro otra cosa que me puedo poner. Normalmente es préstamo puntual negociado con mi hermana o mi madre. Por el contrario, ahora que he bajado de peso y uso de nuevo la talla de mi yo adolescente, el acuerdo será sin condiciones.

ahora2Voy con lo puesto.

Todos los años, cuando llegan estas fechas, nos reencontramos todos los amigos. No necesitamos quedar, ya que siempre vamos al mismo lugar a la misma hora. Es fin de año. En esta ocasión, visto el año de letargo en el que nos encontramos, el encuentro será atípico. Por el momento, hay varios que acaban de ser padres y otros confinados que no vendrán.

Acabo de ver una notificación de las fotos de Google de hace 5 años. Definitivamente, esta vez no será igual. En cualquier caso, hay que seguir la tradición. Sé que la decisión de emprender el camino sola de nuevo ha sido la mejor decisión para el futuro. Sin embargo y, al menos por ahora, no he podido abrir el enlace.

Me siento despojada de media parte de mí.

Resulta paradójico pensar que hay razones puntuales y específicas que pueden justificar una ruptura sentimental en sí mismas (infidelidades, discusiones). Sin embargo, motivos como la divergencia con respecto a los objetivos vitales puede ser un tema tan abstracto y a largo plazo que acaba convirtiéndose en un factor complejo de materializar en algo concreto.

Como consecuencia, en el devenir de la vida, que pasa inevitablemente, he transitado mi camino durante buena parte del tiempo en compañía, recorriendo senderos inhóspitos en algunos casos y grandes avenidas en otros. A veces, hemos encontrado atajos. Otras veces, laberintos. Supongo que son pruebas de la vida. Dice el refrán que cuatro ojos ven más que dos, por lo que imagino que habremos superado muchos y muy diferentes obstáculos en el viaje, obstáculos que ya quedaron atrás, para continuar por la senda de la vida.

ahora3Realmente, no importa ni el tiempo ni el lugar. Cada uno de nosotros tiene sus propias guerras por luchar a lo largo de toda su vida. El tiempo debería servir para otorgarnos armas que nos permitan enfrentarnos con cada vez más criterio y seguridad. Sin embargo, el tiempo también es un bien finito. Querer postergar la toma de decisiones a la espera de conseguir la autoconfianza plena, bien puede desviarnos de nuestro camino vertebral.

Hay veces en las que debemos combatir solos. Esas son las batallas existenciales. A su vez, como seres sociales, además de contar con todas nuestras armas que el tiempo nos ayuda a afilar, hay batallas, como la de formar una familia que, por su propia definición, se deben enfrentar en compañía, entendimiento y convicción mutua. De poco sirve blandir la espada de forma única si no hay una batalla en común que librar.

Luego está el azar, tan traicionero o aliado como inesperado y volátil, que nos deja irremediablemente pequeños cantos a modo de enseñanzas. Con ellas, vamos pertrechándonos de armas cada vez más sofisticadas con las que salir adelante de los envites gigantes a los que sí o sí debemos enfrentarnos en un momento dado para, así, poder continuar y marcarnos nuevos desafíos.

El arte de la guerra es esa sutil combinación entre las capacidades técnicas y humanas con las que contamos, la estrategia que desarrollar en el campo de batalla y la selección de los frentes prioritarios y los tiempos en los que combatir. Es posible que el azar nos obligue a enfrentarnos a retos que, desde el principio, iniciamos en posición de mayor incertidumbre. En otras ocasiones, la decisión de postergar el momento de iniciar batallas de cambio de etapa a la espera de que sea el azar quien ponga esa prueba y marque el momento bloquea, irremediablemente, el despliegue más favorable.

El momento perfecto es, cada día, aquí y ahora.

ahora4Las decisiones, por sí mismas, no son buenas ni malas. Influyen, en gran medida, sobre el entorno por el que vienen condicionadas. De hecho, una misma decisión puede ser buena o mala con arreglo a diferentes contextos o etapas vividas o por venir. Como tal, el hecho mismo de no dar batallas vitales o sin contextualizar en el tiempo es, también y en sí misma, una decisión.

Estoy preparada para priorizar una nueva batalla existencial.

Las batallas existenciales deben ser la prioridad en las decisiones personales a tomar. A partir de ahí, las opciones sobre cómo pueden finalmente librarse pueden ser objeto de modulación. Por ello, el hecho de no tomar decisiones y postergar, así, las batallas existenciales de forma indefinida o a la espera de que las plantee el azar conduce, irrevocablemente, hacia un lugar no deseado.

El momento perfecto es, cada día, aquí y ahora. Me siento despojada de media parte de mí. Voy con lo puesto. No tengo mucho tiempo.

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No tardes mucho

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Otro par de golpes más y ya estará listo. Ya queda poco. Picar esta zona de baldosas ha sido relativamente fácil. La pared de hormigón de la otra habitación sí que fue más cansado. Apenas avanzaba y me costó varios días, a pesar de usar el pistolete. Quedan muchas cosas pendientes por hacer. Sin embargo, la abuela se encargó de que las pocas obras que se hicieron fueran de calidad y duraderas. Hoy, como debía hacerlo con más precisión, he utilizado cincel y martillo. Aun así, acabaré en breve.

En medio del ruido de los golpes, el estruendo que se oye cuando dejo las herramientas en el suelo marca el final de la jornada. Respiro aire profundamente, todo lo que puedo, porque el polvo en suspensión ocupa toda la estancia. Ni siquiera me había dado cuenta.

notardes2Me quedo mirando los escombros en el suelo. Lo cierto es que no hay tantos como otras veces porque he separado la encimera de mármol y voy a tratar de recuperar las baldosas que decoraban el mostrador para recubrir la pared. Me tumbo en el sofá. Estoy agotado.

En otros tiempos, este lugar había sido muy concurrido por las mujeres del pueblo que venían a hacer la compra. Me han contado que el abuelo Jorge siempre tenía una sonrisa en la boca y que daba gusto verle quitar las espinas a la merluza y cortar el bacalao. ¡Cómo me hubiera gustado haberle visto a mí!

No imaginaba que hoy iba a ser tan difícil. Llevo varios meses trabajando para remodelar la tienda. Normalmente estoy solo, a pesar de que mi madre sabe perfectamente lo que estoy haciendo, nunca había querido venir a verlo. Esta tarde, después de comentar en la comida que iba a quitar el mostrador principal, ha decidido venir. Y se ha derrumbado. Y me he derrumbado.
Mi madre se quedó inmóvil en la zona de la izquierda. Ahí es donde estaba la balanza y la máquina registradora. Ahí es donde ella estaba mientras atendía a las clientas. Se acordó de los piropos del abuelo a las clientas, del murmullo de las conversaciones mientras esperaban su turno, de Lucía, que siempre venía a primera hora, antes de que el resto dejara a sus hijos en el colegio, porque pensaba que siempre chismorreaban sobre ella. Recordó a la Loli, que vino un día con un sombrero de plumas que iba a llevar al bautizo de su sobrino y lo quería enseñar, y a Martina, que siempre se quejaba de que el abuelo limpiaba mejor las sardinas a otras mujeres que a ella y, a pesar de ello, pedía casi todos los días.

Noto las manos calientes y me quedo mirándolas. Siento cómo la sangre va recorriendo los dedos con el impulso de los latidos. Están hinchadas, especialmente los dedos de la mano derecha, que estaban ya doloridos. Ahora, definitivamente, necesitan reposar. Respiro profundamente de nuevo para tratar de recoger el poco oxígeno que pueda quedar en la sala.

notardes3No quiero abrir las ventanas para ventilar. No me apetece que la gente vea lo que estoy haciendo, derruir los recuerdos de una época. La alternativa no era mejor. Este sitio llevaba cerrado años, décadas mas bien. Tampoco sirve de nada que siga así eternamente. Creo que los abuelos estarían orgullosos de que se le volviera a dar vida de nuevo.

A medida que va pasando el tiempo, los avances comienzan a apreciarse a simple vista. Durante estos meses mi vida ha dado un giro completo. Por razones de salud he cambiado mi lugar de residencia y he regresado con mi familia sin ni siquiera tener tiempo de reacción para despedirme de mis amigos, compañeros de trabajo y del equipo de fútbol, ni de mis hábitos para estar sumido en una rutina de incertidumbre, tristeza y hospitales. Estas paredes han sido, paradójicamente, una vía de escape para salir de ese trayecto que recorría cada día por calles fantasmas.
Tampoco tengo intención de regresar a mi vida pasada. La intensidad de esta etapa ha marcado una brecha lo suficientemente profunda como para hacerme replantear de nuevo mis prioridades sobre la vida. He tenido retos personales que ya he superado. No necesito seguir poniéndome a prueba. El hecho de echar horas extra prácticamente todos los días en el trabajo o de ser especialmente estricto con practicar deporte de forma regular, no era sino una forma de ocupar el tiempo físico y el vacío personal de estar solo lejos de mi entorno, que es lo que realmente me hace feliz.

notardes4Me siento profundamente afortunado de estar cerca de nuevo de las personas que aprecio, especialmente en los momentos en los que sé que necesitan mi ayuda. Hoy podría retomar los mismos hábitos para recuperar ese sentimiento de estabilidad que me provocaban. Por el contrario, estoy preparado para practicar otros deportes, descubrir nuevas aficiones, crear una nueva realidad y tener la oportunidad de compartirla con alguien especial que me complemente.

No tengo planes de utilizar este espacio para ninguna actividad en concreto, ni un plazo definido para acabar todo esto. Me gustaría que volviera a ser un lugar de reunión, pero más familiar. Se puede aprovechar la pared alicatada para colocar una cocina americana y, en el lugar del mostrador, colocar una mesa amplia para poder organizar reuniones con la familia y amigos.

En medio de estos pensamientos, me incorporo rápidamente del sofá de un impulso. Examino el lugar con calma y me siento de nuevo, esta vez a un lado. Cierro los ojos y escucho a los niños jugando. Tan sólo un instante más tarde, suena el teléfono:

- Cariño, ya es tarde y aún no has venido. ¿Va todo bien? No te olvides de traer la manta morada. Esta noche han dicho que va a hacer frio. No tardes mucho. Te espero.

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lanochemasoscura