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Pagafantas

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Pocas veces asistimos a una relación de justeza ideológica entre significante y significado como la que nos brinda el término que titula la presente colaboración. Por si alguien todavía no lo sabe (pues el vocablo lleva años triunfando en la lengua de Cervantes), pagafantas es el apelativo que la sabiduría y la retranca popular le otorgan al pardillo que está convencido de que puede conquistar el corazón de su amada desviviéndose por ella y convirtiéndose en su mejor amigo. Cuando, por fin, lo consigue, es prácticamente imposible reprogramar la relación sobre la base de lo que antiguamente se conocía como 'noviazgo'. Importa, asimismo, resaltar que esta atribución es exclusiva del género masculino por mucho que se pudiesen empeñar en reclamarla para sí los apóstoles del género no binario. Nunca existieron pagafantas femeninas pues la tradición machista del flirteo les impedía invitar a sus pretendidos ni siquiera a un vaso de agua.

Pero vayamos al grano: no los atormentaré con mayores disquisiciones pseudo-antropológicas al respecto y me limitaré a explotar la vigencia y el poder evocador de este sustantivo para calificar un comportamiento que, en el ámbito político, encumbra lo políticamente correcto y lleva, al cabo, a la ruina a las sociedades donde se impone.

Así, por ejemplo, me atrevo a adjudicarle este calificativo a España, cuya denominación oficial podría muy bien ser la de Reino Pagafantas. Y así, también, he imaginado la siguiente conversación entre responsables máximos de la seguridad de nuestro país:

pagafantas2[Suena el teléfono rojo en una villa de Somosaguas]

- ¡Diga!

- Buenos días, Señor. Disculpe la hora tan temprana en que lo molesto, pero tengo que informarlo de que miles de marroquíes están entrando en suelo español por la frontera del Tarajal.

- ¡Vaya, hombre! Pues, ya sabe: dé orden de que se despliegue Protección Civil por todo el perímetro. Y, bueno, lo de siempre, las mujeres y los niños primero. No pueden sufrir ningún tipo de daño. Preparen mantas y comida en abundancia. En cuanto se recuperen mínimamente, facilíteles un teléfono móvil a cada uno para que puedan tranquilizar a los suyos que se han quedado al otro lado... En fin, y, si se le ocurre algo más, ya le digo, de entrada, que puede contar con ello.

- ¡A la orden! Por cierto, Señor, parece ser que las fuerzas de seguridad marroquíes no pudieron contenerlos...

- Normal, están todavía aprendiendo a manejar el material de última generación que les enviamos el mes pasado. Tendremos que mandarles unos monitores.

- Parece ser que corrió el bulo en su país de que se iba a jugar un partido amistoso entre el Ceuta y una selección de los mejores jugadores de la Liga, con la participación estelar de Messi y Cristiano Ronaldo.

pagafantas3- ¿Sabe que le digo? Que no los podemos defraudar. Póngame con Rubiales, a ver si conseguimos organizar aunque sea una pachanga antes de dos días.

- ¡A la orden, Señor! Y disculpe una vez más la molestia.

- No es molestia. Ya sabe Vd. que tenemos una relación fraternal con el Reino alauí y que la amistad que nos une está por encima de todas las cosas. Que tenga un buen día. Y, de ahora en adelante, le pediría que, para cualquier otra cosa, se dirija a la ministra del ramo, que me han dicho que habla cinco idiomas.

[el responsable cuelga y se revuelve en la cama para ver si consigue volver a dormirse lo antes posible]

Tengo otro diálogo imaginario en la cabeza pero, para trancribirlo con lo oportuna corrección, tendría que repasar catalán y no creo que pudiera llegar a entregar la pieza a tiempo. Será para otra ocasión (que, sin duda, la habrá).

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Leonor en mal estado

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Estoy leyendo un documentado artículo* de César Oliveira Serrano titulado Doma y castración: Galicia y los Reyes Católicos, cuyo objetivo es indagar sobre las razones que llevaron a los padres del Estado español a desmontar el statu quo político del Reino de Galicia y cómo consiguieron pervivir sus decisiones hasta, prácticamente, la otorgación del Estatuto de Autonomía a la Comunidad gallega.

Eran y han sido otros tiempos. Tiempos en los que se perseguía (a fuer, demasiadas veces, de ignorar lo que representaban las culturas de los distintos pueblos de España) poner en pie una estructura política más fácilmente administrable desde la que homogeneizar (al menos de iure) el trato a unos súbditos que, con el paso de los siglos, se convertirían en ciudadanos.

leonor2No sería, pues, casualidad que el primer Estado moderno europeo se convirtiera rápidamente en potencia de primer orden escala continental y, al cabo, en primer imperio a escala mundial. Desde entonces, los mejores hombres y mujeres de cada pueblo hispánico se pusieron al servicio de un proyecto de rango superior. Un proyecto que también acabaría haciendo resplandecer las características de las distintas particularidades culturales que conformaban la nueva España. A este respecto, aprovecho la ocasión para apuntar que es precisamente entre los siglos XV y XVI cuando nuestros gobernantes cambian el modo de referirse a sus territorios, pasando de la denominación de los dos grandes reinos constituyentes (Castilla y Aragón) a la evocación de Las Españas (predominante bajo Carlos I) y, en fin, a la consolidación de España (en el apogeo del reino filipino).

Este proyecto centrípeto no estuvo exento de sombras cada vez que los distintos pueblos del Estado (o las élites de dichos pueblos) percibieron que el centralismo político les impedía desarrollarse en los marcos culturales tradicionales de los que se habían dotado. Sin embargo, llama la atención cómo los actuales independentistas non son capaces de identificar a ningún antepasado destacado de quien vanagloriarse pues las figuras más señeras se pusieron siempre al servicio de una idea de comunidad política diferente.

Con el advenimiento de la Transición, los políticos españoles quisieron enmendar, precisamente, todos los errores que pudo cometer en el pasado el centralismo español (y su republicanismo). Los llamados Padres de la Constitución que todavía nos ampara soñaron un Estado más descentralizado que rehabilitara las legítimas aspiraciones socioculturalmene diferenciadoras de las distintas comunidades que lo integraban. Así, se concedieron Estatutos de autonomía a los pueblos más dotados de personalidad propia y se acabó por hacerlo con todos los demás, adscribiéndoles unos territorios cuyas fronteras datan, esencialmente, del primer tercio del siglo XIX.

leonor3Esta loable reorganización administrativa del Estado español estaba fundada en la lealtad de los gobernantes de los territorios autónomos constituidos, al fin y al cabo, en máximos representantes de la supraestructura en sus respectivos ámbitos.

El paso del tiempo ha ido degradando este proyecto, que, a mi modo de ver, está sumido en un proceso de jibarización comparable al que sufrió la Monarquía.

Las especificidades de nuestro Estado jibarizado se explican por procesos exteriores e interiores.

Entre las causas exteriores, destacamos la cesión parcial de soberanía a entidades supraestatales como es el caso de la Unión Europea (decisiva en lo referente a la legislación ambiental, jurídica y financiera), la Organización Mundial del Comercio (que consolidó la sinificación de las políticas de intercambios de mercancías a escala planetaria) o la incapacidad de resistirse a la presión ejercida por los grandes lobbies industriales y a la implantación de paraísos fiscales.

Entre las causas interiores, lamentamos la excesiva transferencia de competencias gubernamentales a las Autonomías. Cuando estas competencias 'hacen país' y caen en manos de políticos profesionales desleales, derivamos en las situaciones de rebeldía institucional que todos conocemos: políticas (el independentismo floreciente en los Países Catalanes) e, incluso, económicas (Madrid).

En estos días, además, hemos descubierto un nuevo tipo de debilitamiento institucional del Estado: el que llamaremos 'autolimitativo', que se plasma, por ejemplo y como fruto de una estrategia de supervivencia en los cargos, en la negativa a la prórroga del estado de alarma o, en su defecto, a la aprobación de una Ley de pandemias de ámbito estatal.

Como resultado de todo lo expuesto, no podemos sino lamentar lo cada vez más diferente y diferenciada que puede acontecer la vida de cualquier ciudadano español según el territorio administrativo en que la desenvuelva.

leonor4Y lo peor de todo es que no se atisba en el horizonte nada más que una acentuación de este proceso de disgregación fundado parcialmente en mensajes supremacistas de todo tipo que entrañan una no desdeñable parte de odio.

Ya se sabe, destruir es más fácil que construir y odiar, más que amar pues ambos procesos se fundan en la simplificación de los mensajes y la ignorancia (demasiadas veces deseada) de los que los asumen.

Así que, por vez primera, me dirijo a mi Princesa para confiarle, ahora que ya está más crecidita y que se le pueden empezar a contar las cosas tal y como van, que va a tenerlo muy difícil. Que tengas buena suerte, Leonor, y no se te ocurra tampoco aplicar las recetas de tus lejanos antepasados.

(*) http://www.arbil.org/informacion117.htm

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Parte (meteorológico)

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En mi casa, a mediodía, vemos el telediario de La 1 por tropismo. Quiero decir con esto que, sabiendo muy bien que, de un tiempo a esta parte, ha alcanzado cotas de incredibilidad difícilmente superables, continuamos cumpliendo un ritual comparable al de lavarse los dientes antes de irnos a la cama.

Creo que lo hacemos, sobre todo, para que, cuando nos despertemos del letargo en el que el espacio nos sume, lo hagamos con alguna de las tres series de la sobremesa empezadas. Si el sueño ha sido profundo y duradero y recobramos la conciencia a la altura de Acacias, 38, pues, entonces, apagamos la televisión.

meteoro2No me voy a extender demasiado (pues ya lo he hecho otras veces) en la denostación de la calidad del informativo, que hace aguas a todos los niveles: elección de la noticia, tiempo dedicado a ella, redacción y locución de los textos informativos y nivel de manipulación de lo realmente acontecido. Si yo fuera profesor de español para extranjeros, jamás elegiría este documento audiovisual como ejemplo de nada.

Ocurre, sin embargo, últimamente que hay novedades en la sección dedicada a la previsión meteorológica (inexplicablemente desgajada del resto del informativo).

En primer lugar, quisiera apuntar aquí que el tiempo que se le dedica a dicha información meteorológica rebasa con holgura el que se le dedica a este asunto en cualquier otra cadena española y me atrevería a decir que internacional. Estamos hablando de una media de quince minutos en los que caben fotos de cómo amaneció el día en distintos puntos de España enviadas por telespectadores (aprovecho la ocasión para saludar a Felicísimo Verde, que debe de recibir, a estas alturas, algún tipo de compensación económica por su incombustible aportación al banco de imágenes de La Casa), todo tipo de gigantescos mapas infografiados dando cuenta de datos que indifieren al común de los televidentes aún despiertos (niveles de polen, sequedad del ambiente, anomalías térmicas, número de relámpagos, etc.), lo que ha ocurrido hasta el momento de la emisión (algo que ya sabemos) y lo que puede ocurrir en las próximas veinticuatro, cuarenta y ocho, setenta y dos o vaya Vd. a saber cuántas más horas.

Pues, bien, cada vez con más frecuencia los locutores de esta sección (que constituyen un equipo de una buena decena de personas) han debido de recibir la orden de explicarnos cómo el clima está cambiando a peor. Estos días, por ejemplo, se ha tratado de mostrar cómo parece claro que los episodios de intensas lluvias vividas en Europa están en relación con el retroceso del casquete del Polo Norte. Y ¿cómo lo sabemos? Pues porque se han detectado en las gotas de lluvia partículas que contienen componentes que coinciden con los que encierran los hielos en regresión. Así, recibimos informaciones abundantemente ilustradas del tipo: "el pasado mes de marzo ha sido el más caliente de la serie (sic)", "la temperatura media de los últimos diez años ha superado en un grado a la de los precedentes", "la acumulación de NO2 en la atmósfera sigue aumentando", etc...

meteoro3Y yo me pregunto: ¿no tendrán bastante con todas las malas noticias (pues de eso se trata) que nos dan en todas las demás rúbricas? ¿qué esperan que podamos hacer ante tanta catastrófica previsión?

¿De verdad creemos que lo que pueda hacer una parte responsable de la población española u occidental concienciada (suponiendo que su decisión, cargada de buena fe, sea la más adecuada) puede contrarrestar los distintos tipos de vida que se imponen en el planeta o los intereses de los poderosos que no estén en sintonía con un radical cambio en el modo de existir sobre la Tierra?

Pues yo, lo que pienso es que no estamos sino ante una operación más de acongojamiento de las masas, comparable a otras que la precedieron como, por ejemplo, la guerra nuclear, el panterrorismo islámico o la invasión de los ultracuerpos. Una población amedrentada se someterá con docilidad al futuro que sus poderosos le reservan y, en el caso que nos ocupa, el momento de mayor credibilidad del telediario se está convirtiendo en un instrumento de dominación. Pues ya se sabe: el que parte, reparte.

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