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El sexo de los gordos

Los gordos son criaturas excepcionales, hijos pródigos del capitalismo. Su sexo es el de la condena y la autocomplacencia. Seres egoístas y perezosos, simbolizan el futuro del Homo sapiens y su sexo es el sexo del futuro porque, ¿qué es el sexo sino la pulsión de la intelectualidad más primigénea? ¿Acaso no reside el sexo únicamente en el cerebro? Lo otro es cópula, un acto meramente animal, instintivo, reproductivo. El sexo es eminentemente humano, es lo que nos convierte en superiores. El sexo se goza porque se piensa. Es la expresión prístina de la inteligencia. Tras el lenguaje, es nuestro logro más destacado. Y un gordo asqueroso o una gorda sebosa solo pueden aspirar a tener sexo o consigo mismos o con otros gordos... al menos sin pagar, claro. Por eso los gordos son las personas más avanzadas sexualmente, porque deben articular toda una serie de complejos mecanismos para poder aparearse sin finalidad reproductiva con sus semejantes atractivos, los no gordos, que los despreciamos profundamente porque ellos llevan su egoísmo alimenticio a cotas que nunca alcanzaremos.

Envidiamos a los gordos. Por lo dicho y también porque cuando obtienen el premio del sexo con un no gordo lo viven como un acontecimiento catárquico y liberador, que incluso puede llegar a cambiar sus vidas... tanto que incluso puede llevarlos a dejar de ser meros toneles de grasa. Envidiamos el sexo de los gordos, imaginamos los micropenes de ellos, las tetas colgando hasta la cintura de ellas, los pliegues de grasa de ambos... lo que ofrece unas posibilidades sexuales casi ilimitadas. Os envidiamos, gordos del mundo, cachos de carne con ojos, entidades sudorosas de mirada porcina... os envidiamos cuando echáis un polvo entre los de vuestra condición, el momento en que os metéis en la cama, gordos. Os envidiamos hasta el infinito porque vosotros sois hedonistas totales, trascendéis a vuestros propios cuerpos. No os importan. Y tenéis toda esa carne, toda esa grasa bamboleante para chupar, frotar, follar, morder...

Gordos del mundo, vuestro sexo es el sexo de Dios, la grandeza del Homo novus. Gordos de mierda, sois afortunados y ya lo sabéis. Disfrutadlo.

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Desconfío de los vegetarianos

Desconfío de los vegetarianos porque son gente pálida y extraña que sólo vive para el culto al cuerpo. Porque no tienen alma ni corazón, porque sólo les importa alimentarse con productos secretos para mantenerse más jóvenes que tú. No les importa nada más que estar sempiternamente sanos, mientras tú vas envejeciendo y degradándote comiendo alimentos que te hacen daño y acaban matándote. Pero a ellos no les importa el prójimo, venderían a su propia madre por un poco de tofu. Desconfiad de los vegetarianos, te apuñalarán por la espalda para comerse tu carne en un barco a la deriva. Son yonkis de lo orgánico, depredadores máximos de la vida sana. Su moral es la inmoralidad de creerse superiores a los vegetales, esas criaturas maravillosas que han hecho posible casi todo. Son profundamente despreciables y egoístas. ¿Acaso no sufre una berenjena cuándo la cortáis en pedacitos para devorarla? ¿Es que no sabéis que los árboles se comunican entre ellos para dar la señal de alerta cuando un peligro acecha? ¿No sabéis, vegetarianos del mundo, que las plantas crecen mejor cuando escuchan a Mozart?

Los vegetarianos son ladinos e impredecibles. Te venderán por un puñado de monedas, los muy miserables. Te negarán tres veces antes de que cante el gallo. Desprecian a sus semejantes insanos, que no han tenido la oportunidad de profundizar en su alquimia alimenticia. Se deleitan en sus recetas, que sólo tienen como objetivo hacer que los vegetales sepan a carne. Hasta en eso son retorcidos, porque en el fondo saben que no hay mayor placer que llevarse a la boca un buen pedazo de chuletón. Así, pergueñan ominonosas recetas que sólo buscan captar una milésima parte de la esencia de la carne en sus platos. Como los sodomitas, actúan contra natura, intentan negar la naturaleza omnívora del ser humano mientras en sus fantasías más ocultas devoran exquisitos chuletones que uno de sus acólitos arranca de un buey que, moribundo, brama para su deleite. En sus sueños sesgan la carne sanguinolenta del animal aún vivo, sintiendo la dulce calidez de la sangre en sus paladares. Y los gritos del pobre buey agonizante excitan aún más sus deseos de ingerir mayor cantidad de carne.

Los vegetarianos son criaturas cobardes por naturaleza. Porque odian a todos los que no son como ellos pero no se atreven a pregonarlo. Prefieren que sus congéneres se embrutezcan al ingerir productos impíos, prefieren que sus hijos carnívoros perezcan poco a poco antes de enfrentarse a la pobre concepción de considerar a los vegetales inferiores a los animales. Creen que las plantas son menos seres vivos que ellos mismos, tal es el desprecio que sienten por la naturaleza. Vegetarianos, nazis de herbolario, ególatras del nabo, yo os maldigo porque representáis la cara más egoísta, malvada e insana del ser humano.

La naturaleza, amigos vegetarianos, no es una película de Walt Disney sino una hija de la gran puta.

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Defrauda si puedes

Cuando alguien defrauda y le sale bien es el puto amo.

La Agencia Tributaria me reclama más de 500 euros de la declaración de la renta de 2011. Han sumado mis salarios de mileurista durante los tres únicos años seguidos de mi vida que pude trabajar con un contrato de mierda. A esa cantidad han añadido la indemnización por despido que recibí después de que la empresa nos echara a la puta calle. Yo pensaba que las indemnizaciones por despido no tributaban a no ser que hubieras recibido un importe máximo de 45 días por año... y no es el caso. Pero Hacienda me ha enviado una carta con tono amenazante y despectivo, casi chulesco, en la que pretende abrumarme con terminología barata y burocracia sin sentido para que me cague por los pantalones. Me llaman criminal y chorizo en plan fino, haciéndome sentir casi un prófugo de la ley, ya que me advierten de que podrán tomar las medidas que estimen oportunas para joderme la vida.

Lo que defraudas tú no lo podrá defraudar otro. Así que aprovecha si puedes.

defrauda2Por supuesto presenté la pertinente reclamación, aunque tuve que perder mi tiempo y mi dinero en juntar los papeles que yo creía haber tirado hace años y que, por suerte, María me guardó en su cajón. Perdí una mañana entera en juntar el papeleo y otra en llevarlo a Hacienda y hacer cola alegremente durante varias horas. Eso sí, el trato despectivo les ha salido gratis y ahí no creo que pueda reclamar mucho. Me han insultado y faltado al respeto gratuitamente, hablándome como si fuera a ir a la cárcel. ¿Le habrán mandado alguna carta similar a alguno de los 10.000 aforados? ¿Los miles de políticos imputados por desfalco y corrupción habrán recibido este trato por parte de Hacienda Tributaria? Me imagino a Rodrigo Rato limpiándose el culo con los papeles del juzgado y pensando en cómo crear más paraísos fiscales. O a Montoro descojonándose vivo diciendo que todo va de puta madre, que en España somos la envidia de todos y que nadie ha tocado el gasto social. Y pienso en Urdangarín empalmado, en la infanta sonriente a la entrada a los juzgados, en Felipe VI aferrándose a la corona y en su padre y Bárbara Rey, en Rajoy y sus visitas a barcos de narcos, en expresidentes invirtiendo en el tráfico de armas y en otros expresidentes en consejos de administración de las empresas que de verdad mandan. Pienso en la España de la mantilla y los curas dirigiendo el cotarro. Pongo la tele en blanco y negro y está ahí, ante nosotros: la España casposa de Bertín Osborne, ir de cañas, la ignorancia y el pescaíto frito. El No-Do. Pienso en comidas de concejaluchos en oscuros restaurantes, en Visas Oro, en putas, en farlopa y en cubalibres.

Cuando alguien defrauda está defraudando a Hacienda, y recuerda que Hacienda no somos todos.

Han hecho que salga regalado despedirnos para que tengamos que pagar cuando nos despidan. Por eso nos despiden. Hijos de la gran puta.

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lanochemasoscura