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No reciclo, hijos de puta

Tiro las pilas a la bolsa de la basura, a la única que uso. No reciclo. No separo materiales orgánicos de inorgánicos ni toda esa mierda. Todo es una enorme mentira. Alguien se está forrando gracias a ese cuento chino del reciclaje. No será gracias a mí. Arrojo las pilas botón al cubo de los desperdicios con especial fruición. Dicen que contaminan muchísimo y no sé qué. Ojalá fuese cierto y la porquería que sueltan se llevase a unos cuantos por delante. Ojalá. Dicen que sus efectos nocivos tardan años o milenios en desaparecer. Ojalá. Un bonito legado invisible en forma de plaga. ¿Qué son unos cuantos siglos para el Universo? Una cagarruta. Yo pienso a nivel cósmico. Y se me vienen a la mente Hiroshima y Nagasaki cuando me cuenta alguien que tenemos que preservar el medio ambiente. Pienso en los niños pakistaníes cosiendo las zapatillas de Nike que lleváis puestas algunos hijos de puta de vosotros. Me hablan de ecologismo y de preservar las selvas vírgenes y yo pienso en napalm, en la guerra de Vietnam y en el negocio redondo de Monsanto y otras empresas que esclavizan a los campesinos de países pobres. Pienso en todos los capullos que viven del cuento del ecologismo. Transgénicos, plutonio en vena, mierda vertida directamente al mar. Ropita de lujo para caniches. Semen sin gluten. Niños negros agonizando en directo. Campañas para salvar a las ballenas. Sémola de polla. Zorras con abrigos de visón. Bocatas de chorizo. Foquitas blancas apaleadas que manchan de rojo la nieve inmaculada. Telecinco. Drones norteamericanos asesinando niños con total asepsia. Funcionarios del Estado y putas de a veinte euros. El ébola y los negritos de África que siguen muriendo de esa forma tan simpática. El mensaje de Navidad de Felipe VI. Oenegés con las que los narcos blanquean dinero. Pasarme el dedo por debajo de mis huevos y olisquearlo. Huele a mí. Los capullos que fueron a limpiar el petróleo del Prestige. Mataderos trabajando a pleno rendimiento. Sectas de veganos y de gente sana. No reciclo, que os follen.

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Nochebuena

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Empecé a ponerla morcillona mientras Toñi Moreno presentaba una actuación en playback de Bustamante. Era Nochebuena. Veía uno de esos especiales enlatados que te hacían desear el fin de la humanidad. Tenía los pantalones por la rodilla y una botella de pacharán barato a mi lado. Siempre me había encantado la Navidad, desde que era un niño. No podía comprender a esas personas que decían que aborrecían estas fechas. ¡Que siguieran trabajando entonces, que no aceptasen ningún regalo y que y nos dejasen las comilonas y los turrones a los demás! Y asunto arreglado. Era insoportable escuchar a aquellos cretinos cada año la misma jodida cantinela de que la Navidad era muy mala porque éramos todos unos jodidos capitalistas. ¿Acaso ellos no lo eran? Escuchar aquella mierda resultaba incluso peor que pasar la Navidad con una familia del Opus. Incluso pero que acudir a una charla sobre igualdad de género. Vacié mi copa.

nochebuena2Me serví otro pacharán. Bendita Navidad, podías ir borracho por ahí durante quince días y a todo el mundo le parecía estupendo. Me encantaban los arbolitos, con sus luces y adornitos. Bustamante parecía una parodia de sí mismo. Al ver a aquel subnormal gesticulando se me puso fláccida de nuevo. Mi polla había perdido vigor. Definitivamente me estaba haciendo viejo. Cuando era adolescente podía echarme varias horas meneándola, podría estar contemplando el apocalipsis machacándomela, podría plantarme ante un pelotón de ejecución con mi verga inhiesta, desafiando las leyes de la gravedad, podría estar dándole a la zambomba mientras la bomba atómica explotaba ante mi que no pararía. De joven yo era una especie de pajillero tántrico: mi objetivo no era tanto el orgasmo sino el goce onanista en sí. Retenía la corrida hasta el momento preciso, hasta ESE instante mágico. Pero había envejecido y había dejado de lado las pajas tántricas.

nochebuena3Me encantaba la Nochebuena, con sus villancicos, con esas entrañables cenas familiares. Ha nacido el niño. El niño Dios. Ahora era Mariló Montero la que iba a presentar la actuación de otro retrasado. La dominatrix de la tele pública, la enchufada por antonomasia. No podía soportar a aquella cretina. Le quité la voz a la tele y puse a Napalm Death a toda hostia. Aquella zorra me la había puesto dura, así que continué dándole al mabubrio mientras vaciaba mi copa. La Montero estaba metida en aquel asuntillo de la promotora para la que yo había trabajado. Montábamos galas benéficas en las televisiones y nos sacábamos pasta gansa. Podías hacerte millonario si sabías hacer las cosas bien y si eras generoso con quien tenías que serlo. Recordaba cuando había conocido al mariquita aquel, Jaime Cantizano, metiéndose unos tiros con la otra petarda, Ana Rosa Quintana, después de una gala a favor de nosequé en Telecino. Menudas risas nos echamos. Añoraba aquellas visitas a los puticlubs de lujo de Madrid con Matías Prats. Resultaba aún mejor gastarse el dinero para los niños pobres en putas y en droga. Me serví otro pacharán al tiempo que me acariciaba un poco los huevos. Olía un poco a bacalao.

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Veo muertos a diario

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Creo que veo muertos a diario. Estoy casi seguro que me cruzo en la calle con ellos. Caras vacías y blandas, ojos vidriosos, labios tan predecibles... creo que veo a gente muerta que no sabe que lo está. Muertos pero bien muertos. O a lo mejor sí lo saben y no les importa que los veamos, vagando por ahí. Almas en pena, fantasmas, espíritus... da igual el nombre.

Veo muertos a diario: en el supermercado, en la panadería, en la barra del bar... Miran hacia ese puto televisor que siempre está encendido en todas partes, o hacia ese móvil en el que teclean estupideces. Veo a difuntos que votan al PP o al PSOE cada cuatro años.

Tengo la impresión de que a lo mejor resulta que soy médium o algo así, porque me comunico incluso con esos cadáveres en movimiento. Rostros cadavéricos que me comentan lo mucho que llueve, lo poco que llueve o que el Dépor probablemente vuelva a descender a Segunda. Beben sus cañas, van a sus trabajos, engañan a sus parejas, pagan sus impuestos... Muertos de solemnidad.

Os veo y me dais arcadas. ¿Por qué no vivís de una puta vez? Os odio, hijos de puta.


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lanochemasoscura