Comedme los cojones
Mientras mis amigos aprueban oposiciones y se compran pisos yo toco en garitos con mi banda de rock y escribo estas cosas. Prince ha muerto y no puedo evitar acostarme todos los días a las tres de la mañana, en un ejercicio destructivo de nostalgia y autocomplacencia. A veces, cuando entro en el ascensor por las noches, me asusta ese señor medio calvo y de gafas que veo en el espejo. ¿Quién coño será? Toda la gente duerme en mi edificio cuando llego del trabajo. ¿Habrán leído las novelas de Kafka? ¿Habrán escuchado los últimos discos de Prince? Cago por las noches, en un silencio pesado, interrumpido por mis pedos, mientras leo o veo algún vídeo. Pienso en mis profesores de literatura del instituto y en sus palabras de esperanza. “Te espera un futuro brillante, Daniel”. “Tienes un potencial tremendo, sigue así”. Hombres y mujeres de buena voluntad. Seres humanos que se espantarían ante este presente de coaching, emprendedores y muffins. Y esa sensación, pesada y martilleante, de que estoy desperdiciando mi vida entre cafés con leche y entrecots poco hechos con patatas panaderas. Y ese vacío. Todo ese vacío. Comedme los cojones.
In the beginning God made the sea
but on the 7th day he made me
Al principio Dios hizo el océano
pero al séptimo día me hizo a mí
Ácido desoxirribonumastoideo. Palabras tan complejas como vacías. Os veo y veo a vacas. Sois rumiantes bobos de ojos abiertos. Todo está mal. Todo parte de un error. No tengo las respuestas, solo la clarividencia de que la civilización nace de algo viciado en su misma base. Cleicoesternocleido. Vacas pastando. Todo mal. Sobre el suelo construyen unas pistas de asfalto que cuestan muchísimo dinero y sobre ellas solamente pueden circular aparatos carísimos. Las carreteras y los putos coches. No puedes ir caminando tú solo tranquilamente sobre estas vías. Tampoco puedes ir desnudo. Cuando tenía quince años leía a Camus, a Schopenhauer, a Ovidio... El profesor de cultura clásica me felicitó por mi dibujo sobre el caos, le gustó tanto que me pidió que se lo regalara y me dijo que nunca había visto nada tan genial. Era una de esas personas que podía ver lo que tenía delante. Estaba considerado el bicho raro del profesorado. Empecé a sospechar de todo cuando Serafín me estaba copiando mi redacción. Era de tema libre. ¿Realmente el mundo era tan mediocre? Se muere Prince y Bertín Osborne o MIley Cirus gozan de una salud de hierro. A tomar por culo.
Sometimes I feel
like a motherless child
A veces me siento
como un niño sin madre