daniel

Libro los jueves

Libro los jueves, así que mi vida gira en torno a ese día. Los miércoles son lo mejor, porque preceden a ese breve intermedio de libertad y porque el trabajo es como un recreo. Los miércoles fantaseo imaginándome las muchísimas cosas que podría hacer en mi día libre... aunque al final el tiempo no da para casi nada. Y no es que odie mi trabajo exactamente. Ser camarero tiene algunas cosas buenas y no exige grandes responsabilidades... lo que aborrezco con todo mi ser es haberme pasado más de media vida estudiando no sé muy bien para qué. Odio todo el tiempo que desperdicio a diario mientras mi creatividad se me escapa preparando cafés con leche claritos, templados, sin espuma y con sacarina. Es duro saber que eres el mejor escrito en mil quilómetros a la redonda y tener que repasar los cubiertos cada día después de las comidas. Y luego está esa monotonía insondable que te va aprisionando hasta que te quedas sin aire. Cuando eres camarero entiendes por qué casi todos los camareros son alcohólicos. Me sorprendo a mí mismo borracho de Lambrusco barato mientras escribo estas líneas. Te vas alienando cada día más y un día, de repente, te descubres mirando Sálvame con la boca abierta de hastío, con la mente en blanco. Moscas revoloteando. Tapas de tortilla. Y escuchar a todos esos cretinos y sus opiniones de mierda en voz alta... eso es, sin dudas, lo peor de todo. Oigo a diario los sermones de esos imbéciles con la vida resuelta, esos jubilados que se creen tan valientes yendo a cobrar su pensión y arreglando el mundo desde la barra del bar, esos jodidos ignorantes que ni siquiera saben hilvanar dos palabras seguidas y que se creen tan listos mientras me miran por encima del hombro. Pienso en todos los libros que no han leído y yo sí, en esa mediocridad a flor de piel... en lo duro que es este trabajo.

Libro los jueves. Si no fuera así no sé qué pasaría. Sé que soy un esclavo, uno de tantos. Solo que ahora nos llaman de otras formas. El día libre es lo que me mantiene lúcido. Conservo la esperanza de que, algún día, pueda haber más de un jueves a la semana en mi vida. Cuando la muerte venga a buscarme espero que no lo haga en jueves.

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