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Me consuelo pensando que moriréis todos

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El cáncer. Isabel Coixet.

Los esclavos se mueren en Catar construyendo los estadios de fútbol del próximo mundial de los cojones mientras los telediarios abren con los goles de Cristiano Ronaldo. En los colegios públicos pagan a hijos de papá especialistas en impronunciables disciplinas que todo el mundo escribe siempre en inglés para que a las generaciones futuras les quede claro que solo importa la pasta. Los chavales pillan comas etílicos en los botellones de los parques mientras sus padres hablan de lo geniales que son en sus botellones de los bares.

consuelo2Carlos Herrera. El sida.

Os veo blandiendo las lenguas. Todo es tan inútil. Imagino vuestras calaveras secas, blancas y relucientes. Todo el movimiento absurdo de vuestras lenguas. Todo ese esfuerzo para nada. Lo dicho es como lo cagado, en cuanto sale resulta abrumador pero nada más tirar de la cadena desaparece. Veo vuestras lenguas imaginarias moviéndose dentro de vuestras bocas ahora muertas, aquí en el osario. Muchas calaveras conservan aún todos los dientes. Lenguas de bloggers hablando de cualquier subnormalidad para su subnornal audiencia. Lenguas lamiendo coños o pollas. Lenguas que se creen muy especiales. Lenguas que se lamentan...

El ébola.Bertín Osborne.

El cronopio de amaneceres estaba en Samsa. "¡Panta gruel, panta gruel!", gritaba la niña fóbica mientras nos acercábamos al asimilador. Hambrientos, los renuentes eran fulminados de inmediato cuando abandonaban la fila para beber un poco de pulque.

Rafael Hernando. Sífilis.

Ácido desoxirribonumastoideo. Palabras tan complejas como vacías. Os veo y veo a vacas. Sois rumiantes que miran y no pueden ver. Todo está mal. Todo parte de un error. No tengo las respuestas, solo la clarividencia de que la civilización nace de algo viciado en su misma base. Cleicoesternocleido. Vacas pastando. Todo mal.

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Las mujeres follaban los coños de los hombres

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La mujer era soberana para quedar encinta pero solo la Santísima podía interrumpir un embarazo. El aborto estaba penado con la muerte. El banco de esperma se encontraba a disposición de todas las mujeres, seres libres. Los zánganos producían constantemente simiente de máxima calidad durante su corta y patética vida, encadenados con sus esqueletos a las bioparedes del Banco Estatal de Semen. Sin moverse, privados de pensamiento, privados de la luz, privados del contacto humano, privados de todo menos de la función reproductiva de sus testículos… elaboraban la leche que la Madre entregaba a sus hijas.

mujeres2El parvón que nacía con los niveles de testosterona superiores al máximo aceptado era introducido de inmediato en la trituradora. Aunque esto ocurría pocas veces. Normalmente ni siquiera se aguardaba a su nacimiento y era arrojado a las cuchillas giratorias junto a su contenedora. Se consideraba a la individua impura al portar un ilegal en sus entrañas. Tras unas horas de inseminación se podía saber ya si la persona estaba gestando a un enegendro varovil y merecedor de la muerte o a un parvón al que se le permitiría vivir. En el caso de que la gestante deseara aplazar la ejecución del macho impío podía apelar... a sabiendas de que solo iba a alargar el proceso infamándolo con recursos y demás trabas burocráticas, eso por no hablar de la enorme cantidad de dinero que iba a perder al verse en la obligación de pagar las costas. En todo caso el final siempre era el mismo: el parvón que iba a ser varovil moría despedazado en la trituradora, con o sin su contenedora. Aquella enorme máquina prodigiosa convertía la carne impía en deliciosas macburguesas veganas y en tofu para abastecer al ejército imperial de la Santa Vagina.

Si el feto iba a ser niña entonces se internaba de inmediato a la madre en el Virgoteucro. La bebé tenía a su disposición los mejores cuidados que podía brindar la Diosa a sus hijas. Durante dos semanas se festejaba la buena nueva entre las mujeres de la familia y se depositaban los votos de la futura niña. Todo el mantenimiento de la futura recién nacida correría a cargo de la Santísima, así como su incorporación de pleno derecho en la sociedad. En unas semanas se dirimía el lugar que ocuparía la recién nacida en el Matriarcido.

El pene era el mayor de los tabús. Era el objeto que simbolizaba el odio y la guerra. El pene era la violencia y la muerte, lo abyecto, lo cortante y lo oscuro. Ningún varón tenía pene, habían perdido el derecho a portarlo. Aquellos escogidos a los que se les permitía nacer eran operados en el útero de sus portadoras. Su miembro era vaciado y revertido hacia dentro, como una vagina. A las mujeres se le practicaba una especie de agigantamiento del clítoris gracias al que pasaban a tener falo, que funcionaba de la misma forma que el miembro sexual anteriormente reservado a los varones: se les agrandaba y se endurecía cuando se excitaban y penetraban a los machos.

mujeres3Era habitual que una mujer penetrara a un hombre en cualquier momento. Las mujeres follaban los coños de los hombres. Era un privilegio para el varón ser traspasado por la verga de una hembra, aunque fuera por el ano... o por la boca. Los alimentos que la Santísima distribuía a sus hijas y a los varones hacía que las femias se comportasen de forma violenta y los machos de un modo sumiso y temeroso. La mujer decidía cómo y cuándo penetraba las pequeñas vaginas de los machos. Ellas desafiaban al cielo con sus enormes vergas tiesas y enrojecidas, palpitantes de deseo, que derramaban la leche restante con que la Diosa las amamantaba en sus sueños. Y los hombres alzaban sus pompis avergonzados por deleitarse con aquel placer que destrozaba sus pequeñas vulvas púrpura o sus culos en pompa. Ellas golpeaban con sus brazos musculosos los cuerpos reblandecidos de los machos, arañaban y hacían sangrar su carne impía en aquel machicidio institucional que ahora reinaba tras tantos siglos de horror.

Las mujeres follaban violentamente y sin ningún reparo los coñitos de los hombres, temblororos y resignados, violaban a los niños que se cruzaban en su camino y a veces los asesinaban en un hermoso relato carmesí del orden que ahora imperaba, por fin, en el mundo.


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Soy pesimista respecto al sentido común

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Cuando os veo en las salas de médico colapsadas con el rostro afligido, cuando os veo pagar de vuestra pensión esos medicamentos que ya no cubre la Seguridad Social, cuando os escucho quejándoos sobre la precariedad del servicio sanitario, cuando suspiráis después de una hora esperando en los pasillos del hospital público... me alegro. Me alegro tanto que me entran ganas de escupiros a la cara. Votantes del Partido Popular, cómplices de los delincuentes que nos mangonean a todos. Ignorantes. Mala gente. Mala gente hijadeputa.

chuck2Little Richard no ha muerto. Jerry Lee no ha muerto. Chuck Berry no ha muerto. La Santísima Trinidad del rock and roll, hijos de puta. Aún está viva. Los verdaderos hacedores de la música de la pulsión vital, de la sangre bombeando, de las pollas duras, esa música que hace el amor a la muerte, los sonidos del corazón, el latido irrefrenable que jamás desaparecerá, que trascenderá a toda esa mierda que brota por las cadenas de videoclips. Chuck Berry sacará nuevo disco en 2017. El viejo tiene ganado el infierno. Así que a veces parece que aún queda un poco de esperanza. Coños palpitantes.

En la tele salen Chenoa y Bisbal cantando en el reencuentro de Operación Triunfo y yo solo puedo pensar en Hiroshima y Nagasaki. Pienso en los cadáveres de los niños negros de África que a nadie le importan una mierda. Gusanos horadando sus barrigas. Veo ahora a Berín Osborne con su cara de pedo y las ventosidades que suelta por su boca porcina me dan arcadas. Visualizo el cadáver de Gadafi apaleado por la multitud, y luego a nuestro anterior rey Juan Carlos I estrechándole afectuosamente la mano en el telediario. Todos esos famosos millonarios hablando con tanta pena de los niños sirios y de los refugiados que por un momento casi olvidas que no les importan una puta mierda.

La gente más miserable va a los bares porque allí por lo menos el camarero tiene que escucharlos, le pedirán la consumición cuando esté atendiendo otra mesa, le llamarán con un shhh o con un chasquido de dedos porque la gente ruin es así. Cuando eres camarero nadie se plantea que a lo mejor tienes una vida tras ese régimen de semiesclavitud. Los camareros somos como las limpiadoras de hogar, ciudadanos de tercera. No le he escuchado a los muchachos de Podemos ni a nadie ni una palabra en este sentido. Parece de sentido común luchar contra el esclavismo y las aberrantes desigualdades sociales entre asalariados, pero nadie dice una puta palabra sobre esto. Soy pesimista respecto al sentido común.

Nos quedan los libro del siglo XIX, L7, Abel Ferrara, el lacón con grelos, Edgar Allan Poe, Woody Allen, el bueno de Íker JIménez, Bukowski, La consagración de la primavera de Stravinsky, los mejillones de Lorbé, todas esas canciones de The Cramps y Ramones, Lovecraft, Salvador Dalí, Doctor en Alaska, Santiago Camacho, La banda trapera del río, las pelis se serie B, Kafka, todos los discos de los Stooges...

Satán me mira desde el coche de adelante. Ojos rojos encendidos de rabia. Toda esta maldad que nos rodea. Todos esos gilipollas que se creen muy guais por tener motos carísimas. Todos esos tontos que leen libros gordísimos en los bares para que todos veamos los tochazos que leen. Mundo bobo. Toda esa sabiduría inabarcable al alcance de la mano. Todas las vidas que necesitaríamos para acercarnos siquiera un ápice a ese tesoro. Y la gente viendo Telecinco. Y la gente leyendo esas novelas sobre templarios escritas por todos esos gilipollas.

chuck4Estamos en Coruña. Martín me pide helado a mí porque sabe que yo sí se lo compraré. María acaba de marcharse pero volverá pronto. Tenemos tiempo a comer un poco de nata y chocolate. Se me escapa y recorre la plaza de Vigo de lado a lado persiguiendo a las palomas. “¡Allomas, papá, allomas!” Yo lo sigo a cierta distancia, con la tarrina en mi mano medio derretida. Martín se cae y dejo que se levante él solo. Vuelve a levantarse y corre aún con más ganas. Mi niño. Martín es el niño del mundo. Toda esa esperanza en sus ojos. Todo lo que aún puede ser. Todo lo que me gustaría enseñarle. Toda esa infinitud. Y entonces María regresa a junto nosotros. Nos sonríe a distancia. Es una de esas mujeres que apenas necesitan hablar para decirlo todo. Creo que este es uno de esos momentos de felicidad absoluta que recordaré antes de morir.

Y el coche de detrás surgido de ninguna parte desdobló las luces que me iluminaban. Los dos faros se convirtieron en cuatro como por arte de magia y ni siquiera sentí miedo. Sabía que me encontraba cara a cara con lo desconocido por primera vez en mi vida y solo sentí asco, como casi siempre. Ojalá estuviera ya en casa, cagando tranquilamente de madrugada.

Por las noches escribo esta mierda mientras pienso en lo que pudo haber sido, mientras recuerdo a toda esa legión de camareros y parados que una vez fueron las mentes más brillantes de mi generación. Pero sus padres no son empresarios ni concejales ni médicos. Y así vamos sobreviviendo mientras los que nos copiaban en los exámenes del colegio, primero, y en los de la facultad, después, se convierten en funcionarios o en brillantes emprendedores.

Y la página en la que suben estas letras funciona, contra todo pronóstico, por amor al arte. Así que, que os follen, por lo menos algo ha valido la pena.


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