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Pongo Operación Triunfo para hacerme la paja

paja1

Dos cortados, Seagrams tónica, Beefeater limón, Acuarius de naranja y agua del tiempo con un hielo. Cóbrame la cuatro. Pan para siete. Necesito cubiertos, repásame para veinte cuando puedas.

Bowie canta Wild Is The Wind y me parece un elfo en blanco y negro que me conduce a mi lado más oscuro. Bowie está muerto, Michael Jackson está muerto, Chuck Berry está muerto, Lou Reed está muerto, Lemmy Kilmister está muerto, Scott Weiland está muerto, George Michael está muerto, hasta Prince está muerto.

Con leche clarito sin lactosa con sacarina, de máquina cargado templado grande en vaso de cristal, de sobre muy caliente con azúcar moreno y americano descafeinado con hielo. Y yo procuro hacer siempre todos los cafés al contrario con la esperanza de llevarme por delante a alguno de vosotros. Cuando estoy más desganado, pidáis lo que pidáis hago siempre los mismos cafés con leche y quedáis siempre encantados, jodidos subnormales. Lo peor no es atenderos, es tener que escucharos fingiendo que os presto al menos ese mínimo porcentaje de atención que exige la educación. Y sonrío y asiento hacia vuestros rostros cagándome por dentro en vuestras putas madres.



Cuatro solos largos, dos de ellos descafeinados y muy cargados. Los otros dos más flojos y con dos piedras de hielo aparte con Baileys. Siete cañas, dos cortos de limón y un Barceló Cola.

Es mi cumpleaños. Cuarenta años. Ciento sesenta y nueve centímetros de altura y casi cien kilos de rencor. “Cualquier sitio da lo mismo para morir”. YJosé Hierro declama mirando a la cámara con ese polo de Lacoste que le resta toda credibilidad, toda emoción y toda seriedad. Alguien debió haberle dicho algo al pobre. Es como pedir limosna con un Rólex en la muñeca. Es gilipollas. Y toda esa belleza queda eclipsada por ese puto cocodrilo de mierda. Y toda credibilidad y sensación de trascendencia y elevación quedan eclipsadas por esa figura boba para bobos. El puto cocodrilo de Lacoste. José Hierro Lacoste. José Hierro Gilipollas. Pepe Gilipollas para abreviar.



Dos con leche sin lactosa, un Bitter Kas del tiempo con un hielo, dos mostos fríos en vaso sidrero y seis cañas. Cóbrame la diecisiete.

Pero Little Richard está vivo, hijos de puta.

Un decafeinado de máquina con leche y cuatro cafés con leche con azúcar moreno.

Es por la tarde, ola de calor, y yo os leo desde la distancia a todos y cada uno de vosotros, cada cosa que ocurre porque tiene que ocurrir, cada niño asesinado, cada flor que se abre, robando flores en la autopista de la muerte, llorando este blues, es la hora de mi solo de guitarra, escuchando a JJ Grey & Mofo, la muerte al acecho, vodka, caminando al lado de mi padre, el sol arriba, los muertos abajo, nuevos días, la esperanza de los pobres, los mañanas que vendrán, lechos de muerte asépticos e impolutos, ¿vivir cada día como si fuera el último? La Cruzada de los niños. El varón rampante. Dostoievski. Nada que escuchar, todos esos grupos de despeinados que compran en Zara y van a Starbucks. Los Ramones os romperían la cabeza con un bate, hijos de puta.

Un solo largo descafeinado, Fanta naranja fría con hielo, clara de limón y tres cañas de 1906.

No importa nada
porque nada es todo
y todo es nada.

paja3Dos cubatas de vodka
después de trabajar
y llevo a mi familia
al parque José Martí
de Santa Cristina.
Un parque precioso,
nadie pudo haber sido tan bonito
como este parque. Ni José Martí
ni su puta madre. Únicamente
mi abuela. Ella sí lo fue.
Hortensia Doldán Gómez.
Ni un mal gesto
ni una mala palabra
en toda su vida.
La recuerdo con el gorro estampado de flores paseando en la huerta con su bastón
sonriendo.
Santa Hortensia.
Supongo que estará sentada
a la derecha de Cristo.
Lo dio todo a los demás
hasta el final de sus días,
Incluso lo que no tenía.
El sol dorado en mi rostro
entre los árboles
en el parque José Martí de Oleiros,
el municipio del alcalde
presuntamente comunista
que construye hoteles de lujo y campos de golf para millonarios.
Llegamos hasta la ensenada
con el pequeño bosque de eucaliptos
frente al colegio Santa Maria del Mar,
donde Prince dio su primer concierto en Galicia.
Hoy está muerto
y yo también un poco.

Beefeater tónica, Larios cola y Barceló cola. Dos con leche, uno de ellos clarito y con sacarina.

La terrible responsabilidad de seguir siendo uno mismo. Todos esos amigos que ya no llaman, que ya no llamo. A Bea sí porque es la única poetisa que conozco. Mi amiga Bea. Flor de loto. "¿Llevas tú a Martín a la piscina?" "¿Crees que no puedo cuidar a un niño de dos años?" Pero al llegara la taquilla pierdo al niño que casi se lanza a la piscina vestido. No encuentro el bañador de Martín y descubro que me he olvidado de mis propias chanclas y del gorro obligatorio. Todos los padres están ya en la piscina con sus hijos mientras yo persigo a Martín desnudo intentando ponerle el bañador que al final ha aparecido en un bolsillo oculto de la bolsa. ¿Cómo harán todos esos padres tan pulcros y ordenados para entrar todos a la vez en el agua con sus hijos perfectamente cambiados? Cuando consigo entrar por fin al agua descubro que ya sabes nadar. Me maravillo en tus ojos marrones tan llenos de infinito y de cosas indescriptibles que no se pueden describir. Esta es mi inmersión en la poesía. Materia negra. Recuerdo a los místicos. Me sumerjo en la oscuridad. Cuando termina la clase estás tiritando y salgo rápido del agua para secarte y cambiarte pero no encuentro mi taquilla. Ante mi un laberinto de pasillos idénticos con taquillas idénticas y personas idénticas. No recuerdo el número de mi taquilla y la llave, que había atado a mi muñeca... ya no está. Te rodeo con mis brazos, estás helado y empiezas a llorar, mientras paja4salgo de los vestuarios a la recepción. Hace frío, cada vez lloras más fuerte y ahora pataleas y te revuelves en mi regazo. Confieso que he perdido la llave y todas las desgracias que me acaban de ocurrir y el conserje entra conmigo para ayudarme a encontrar la llave. Entonces aparece ahí delante mi taquilla abierta de par en par y mi mochila abierta con toda la ropa revuelta. Todo está tal y como lo dejé. ¿Cómo no pude haberla visto? Me disculpo e intento encontrar la ropa limpia de Martín entre ese revoltijo de ropa, mojada y seca, de adulto y de niño. Veo mi deneí al lado de un plátano. Me veo a mí mismo desde las alturas. Cada vez lloras más fuerte. "¿Crees que no puedo cuidar a un niño de dos años?"

Coca cola cero, agua del tiempo, dos tapas de tortilla, Cola Cao muy caliente y un paquete de patatas fritas. Cóbrame la siete y dame la cuenta de la diez.

Los dientes apretados. Ribeiro tinto. El Black Album de Prince. En el coche con mi madre. Vamos a Coruña. No tengo el valor suficiente para decirle que siento tanto haberle gritado que es una losa que pesa y pesa dengro de mi cabeza. No tengo el valor suficiente para decirle lo mucho que la quiero. No me atrevo a pedirle que me abrace. Daría mi vida por ella. Mi madre. Mamá. Me llegan cartas del colegio de mi hijo repletas de faltas de ortografía. Años de dominio grecolatino para acabar en Operación Triunfo (OT), Masterchef y el trap. Horror cósmico, cárceles venezolanas y descuartizadores de niños que hacen pilates. Ahora me gusta esa canción de Radiohead, sobre todo la letra. Cambio de canal. Pongo OT para hacerme la paja. Joder. Ni siquiera puedo correrme con esas putitas. Son demasiado retrasadas.

Cóbrame la cinco y pon el partido que va a empezar.



Ambulancia medicalizada
será el fin
de muchos de nosotros.
Pintores, barrenderos, funambuliastas…

paja5Regalé miles de dibujos
y relatos
a revistas underground
pero valió para más bien
poco
y me tengo que levantar cada día
para ir
a trabajar
y todo es
tan triste
y predecible…

No busques consuelo
porque no lo hay
para
los hombres cuerdos.
Viendo El Padrino III borracho de vodka y anís
esperando
a mi segundo hijo. Roque.
Sólo tengo un hermano.


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No soy feliz

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La violencia no es machista ni feminista. Es violencia.

A lo mejor es una tontería, pero no me fío de nada que sale por la tele. Antes sospechaba que todo era una mentira, ahora lo sé. Y nuestros problemas y nuestras guerras y nuestras artes y nuestros logros como Humanidad empequeñecen hasta no tener ningún puto sentido en la inmensidad del cosmos. nosoyfeliz2Estamos a años luz de iniciar el camino. Y además no tenemos ni puta idea del pasado, solo pequeños indicios inconexos. A lo mejor los mayas sabían que en realidad no queda esperanza alguna y decidieron un día, sin más, irse y dejar que todo se lo comiera la selva. Kiko Rivera.

Los ojos blancos que te observan, muy abiertos, desde la oscuridad. Los ojos de la locura y la desesperación. Niños asesinados, la civilización imposible de los summerios, LIttle Richard agonizando, déspotas arropados por mandatarios internacionales y actrices de Hollywood, el sistema que continuará girando, todo atado y bien atado, el concierto de Kiss en Viveiro, torturadores que van a misa los domingos, Bukowski en el matadero, la ignorancia dirigida que se cuela a través de las tablets y los teléfonos móviles de los adolescentes, el Opus dei dirigiendo las universidades españolas, la última película de Tim Burton que es una puta mierda, promociones comerciales que se meten en tu cama, los evangelistas celebrando sus misas cantadas, la censura de nosotros mismos, psicoanalistas argentinos, los bancos dando órdenes y nada más. La literatura agazapada, tras el umbral, esperando a saltarte a la yugular en cualquier momento. Los versos que nunca anotaste. Las palabras que siempre sobran. Tengo la costumbre de leer solo a gente muerta, ya no se le pueden hacer reproches ni tampoco rendir pleitesía… es como más visceral.

A lo mejor es una tontería, pero cuando entro en el garaje miro a ambos lados por si alguien está esperándome para asesinarme. El telepredicador brasileño apenas sabe hablar pero arrastra a la gente a esa especie de frenesí absurdo. Gentuza. Por todos lados gentuza. El mundo, inmenso, es un pedazo de mierda en una copa balón con mucho hielo y una rodaja de limón. Y el diablo le da vueltas esbozando una sonrisa. Y los directivos de todas esas oenegés gastando la pasta en putas que todavía son niñas. Coños y pollas, las únicas certezas.



Las presentadoras que salen por la tele están todas cachondas. Ninguna es fea ni gorda. Y las camareras de la discoteca donde las mujeres entran gratis y los hombres pagamos entrada parecen todas modelos y llevan escotes kilométricos. Las chicas que venden a domicilio contratos con otra compañía nosoyfeliz4telefónica están todas buenísimas. Y las cajeras del supermercado son guapísimas. Las dependientas del Corte Inglés también tienen un buen polvo. Menuda casualidad. Hasta las tertulianas que hablan sobre la cosificación de la mujer y esas cosas están buenas. Me las follaría a todas muertas de dos días.

A lo mejor es una tontería, pero la gente más inútil que conozco tiene los mejores trabajos que te puedas imaginar. Algunos son funcionarios, otros dan cursos de prevención de riesgos laborales, otros son acaudalados empresarios y alguno hasta es concejal. Los cimientos de nuestra civilización erigidos sobre la corrupción y la podredumbre más extremas. Los niños que le chupaban la polla a Tiberio. Gilles de Rais, la mosca en la sopa, Carlos Fabra, volquetes de putas, olor a mierda en el bar, agosto en el polígono industrial. Miriam, Toñi y Desiré. Los soldados israelíes rompiéndole los brazos a esos chavales palestinos con piedras y nos vamos a publicidad.



nosoyfeliz5No soy feliz. Cada día que pasa creo que es un día perdido, desaprovechado. No me llaman amigos constantemente por teléfono para decirme lo maravilloso que soy. No voy a fiestas en Saint Tropez ni a ninguna parte. Aborrezco mi trabajo. No me siento super realizado con nada de lo que hago y mi vida no es una vertiginosa montaña rusa de sentimientos. Odio viajar y casi todas las personas que voy conociendo me parecen unos seres mezquinos y miserables. No sonrío como esa gente que parece saber algo que los demás desconocemos. ¿De qué mierda se ríen? Enseñan su dentadura perfecta que destaca entre las barbas hipster de ellos y los rostros bronceados en solárium de ellas, con las pajitas de sus gin tónics de fresa colgando estudiadamente de la comisura de los labios, con sus aifons en la mesa y sus cerebros vacíos. No tengo Instagram pero estoy pensando en abrirme uno, puedo subir la cagada de cada día, o las mierdas de perro que gentilmente dejan a la puerta de mi casa, o una foto de mi nómina, o mi culo sobre la última portada del Hola, o mis cojones arrugados. Para nada soy feliz. No ando todo el día quejándome ni llorando por las esquinas, pero me resulta curioso que todo el mundo diga siempre todo lo contrario. Siempre tocando los cojones conque “lo importante es ser feliz” y con eso de “yo a pesar de todo soy feliz”. Iros a tomar por culo, panda de majaderos, mentirosos de mierda. Yo soy infeliz. Totalmente infeliz. Infeliz por convicción. No soy ateo ni antimadridista, soy infeliz.

nosoyfeliz7A lo mejor es una tontería, pero cada vez que me acerco al metro o a la parada del bus miro hacia atrás por si algún loco pretende empujarme hacia la muerte. Mi hijo habla todos los días de la muerte, dice que su bisabuelo se va a morir pronto porque es muy viejo. Cuando bajaba las escaleras a la playa de Morazón pensé cuántas veces más las descendería. Pensé que a lo mejor esa sería una de esas imágenes que pasan a toda velocidad por tu mente cuando estás a punto de morir. Creo que haré una última visita a Morazón cuando sepa que la voy a espichar. Procuraré ir cuando haya poca gente y llevarme esa postal al otro lado.

No sé cuántos años tendrías pero recuerdo que fui a tu habitación porque habíamos discutido por algo que ya ni recuerdo. Tú todavía eras un niño. Yo ya era un adolescente. Te pegué con todas mis fuerzas. Quería hacerte daño. Te dejé en tu habitación, llorando. Nunca te pedí perdón. Espero que algún día puedas llegar a perdonarme. Yo aún no lo he hecho.


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Gran blanco

blanco1

La mar
violenta
sacude mis heridas
abiertas
y el tiburón
me
huele
a
kilómetros
de
distancia.
Ya viene.

blanco99Vas a morir aunque no lo creas, aunque lleves esos tribales tatuados, aunque salgas a correr todas las mañanas, aunque leas a Ken Follet, aunque te creas tan guay. Vas a morir, pedazo de mierda, aunque hayas visto todas esas series por Netflix, aunque sigas esa dieta tan sana, aunque tengas ese cochazo aparcado en el garaje.

Un primo mío lleva su nombre tatuado en el brazo. Otro se mandó hacer una serpiente alrededor de una espada y al poco tiempo descubrió que ese era el símbolo de ETA. Dos tontos a las tres. Seis mil millones de tontos creyéndonos tan diferentes, siguiendo a pies juntillas las instrucciones que ellos han trazado.

Yo
me metería
en el agua gélida
para desafiar al Gran blanco.
Él me comería
con sus ojos negros
de
muñeca
inexpresiva
y
ese
instante
en
que
dudaría
supondría mi victoria.

blanco5El hombre con el puño en alto en Tiananmén, el rebelde desconocido, icono de la libertad, el héroe anónimo del siglo XX, el desafío al poder, la valentía, el sacrificio de la propia vida en pos del bien común. ¿Qué coño llevaría en esas bolsas?

No soporto toda esta mierda, respirar el mismo aire que respiran Jordi Cruz o María Patiño me revuelve las tripas. Veinteañeros con sus Iphones diciéndome cómo debo pensar, opositores a Correos, ancianos aferrados a sus respiradores en los hospitales, gentuza que ni saluda cuando entra en un bar. Y todos esos libros sobre rock llenos de mentiras.

Espero
en el negror azul
por mi muerte.
Las mandíbulas
que
impasibles
se cerrarán
comiéndose
mi carne
mis huesos
e
incluso
la caca
que lleve en mis intestinos
en ese momento.

blanco444La matanza de Columbine, un concierto de Taburete, Maxim Huerta con el ojete dilatado, Maxim Huerta escribiendo sus novelas, Maxim Huerta en el programa de Ana Rosa, Maxim Huerta Ministro de Cultura, Pedro Sánchez sodomizando a Maxim Huerta, Ana Rosa cagando sobre Pedro Sánchez.

Hombres y mujeres torturados hasta la muerte. Imbéciles creyéndose revolucionarios en sus ratos libres. Veganos. El remedio contra el cáncer. Alejandro Sanz en concierto. Las cartas que nunca fueron enviadas. Selvas arrasadas. Esclavos construyendo estadios de fútbol para el próximo mundial. Campañas para la concienciación de los derechos de las pulgas. Relatos censurados de Celine. Chavales asesinando a otros chavales en directo en Facebook. Trapecistas jubilados. Algernon Blackwood. Tienes sida. El cáncer contra el remedio. Sergi Arola en Telecinco. Gol de España.

Expuesto a todos los males
en el azul,
en la inmensidad,
y el Gran Blanco
acercándose
un poco
más.



Tengo miedo sensato de mi banco, del vecino loco de al lado, de todo este esfuerzo en vano, de los días que pasan iguales, de ver cómo os quedáis sentados callándolo todo, de los himnos, de los ojos tan abiertos de las ovejas, de los partidos de fútbol, del Gobierno. Cada vez que mi hijo sonríe ilusionado, inconsciente, y me mirablanco7, siento un terror y una pena indescriptibles. ¿Qué puedo darle? Heredará mi pobreza. Y poco más.

Todos esos políticos que no han trabajado en su vida dando lecciones de derechos laborales ¿Qué pensarán los anticapitalistas de Podemos de mi jornada laboral de doce horas?

Esas noches en que no puedes dormir y acabas en un pub y entonces, de repente, suena Sitting in the dock on the bay y todo parece ir bien. Otis Redding, la voz de Dios. Y toda esa tristeza contenida en esos cientos de botellas. Vodka con naranja, me da igual la marca. Y sombras que se mueven y recuerdo a mi abuelo: Fructuoso Prieto Carro. Siempre me impresiona cuando mi padre cuenta cómo le pegaba, metódicamente, una vez al mes. Bastaba una mirada suya para que mi padre se cuadrara. "Eran outros tempos”, dice siempre al final de recordar estas cosas.

Piel que corta al tocarla,
cartílagos en vez de huesos
y esa
membraba
que
proteje
sus ojos
del infierno
mientras embiste y da uno de esos gigantescos bocados.
Quiere comerme,
me ha olido,
ya llega.
Lo espero
flotando,
impotente,
esperando
mi
desaparición.

blanco3María dice que tengo depresión. Cómo sabrá ella que llevo dos meses llorando mientras me ducho, sin saber muy bien el motivo. Es un llanto sordo que nace desde las entrañas de más abajo y desaparece en los ojos y la boca entreabiertos. Como el gemido de un demente, largo e insoportable.

Puede que Bo Diddley esté muerto, vale, pero esta noche vive en mí. En esta habitación suena a las cinco de la madrugada Elephant Man, la música que lo anticipó todo, la mezcla perfecta. El legado de Little Richard quedó a buen recaudo. La música del mundo futuro. Amén. Vale la pena vivir solo por escuchar esta canción. Qué es estar vivo sino regocijarse cada día en la vida.

Insondable
como
el
canto
del Gran Blanco
intuyo
su llegada.



Martín arrastra sus patitos de madera. El que va en cabeza es más grande que los tres que lo siguen, los tres pequeños hijitos. Le encantan estos juegos primitivos artesanales. Jugar al fútbol e ir en bici no van mucho con él. Está claro que se parece a mí. Mi pequeño. Mi ilusión. La esperanza de un mundo mejor. Una señora pija de pelo corto le pregunta: “¿Quién lleva de paseo a los patitos?”. “Papá pato”, contestas. “¿Cómo? ¡Mira qué machista nos salió el niño! ¿Y mamá pato?" Replica la señora. Entonces ocurre uno de esos momentos que nunca podre olvidar mientras viva. Miras a esa estúpida y contestas con espontaneidad, como si no pudiera ser de otra forma: “Mamá pato está muerta”.

Y estaban preocupados por la cosificación de la mujer en aquel anuncio de la fiesta de estripers de Toledo. La cosificación del universo sin embargo no les preocupaba mucho, ni la cosificación del alma, ni la cosificación de la poesía, ni la cosificación de los coños y las pollas, blanco6ni la cosificación del ser humano, ni la cosificación de la filosofía, ni la sosificación de Dios, ni la cosificación de la literatura, ni la cosificación de los negros que venden cedés, ni la sosificación de los barrenderos, ni la cosificación de los berberechos.

“Estoy triste porque nadie comprende que soy un tigre”, me cuentas preocupado. Yo sí te comprendo, yo sé que en realidad eres un niño tigre. Eres un depredador que acecha a su víctima desde el muro de la fantasía y la imaginación. Ojalá fuera así por mucho tiempo. No voy a mandarte a ninguno de esos campamentos de verano para niños repipis, quiero que veamos juntos el canal Disney en mi cama por las mañanas y que comamos regalices por la noche sin que se entere tu madre. Quiero aprovechar cada minuto de mi vida contigo, hijo mío.

El Gran Blanco
nunca llega
cuando se le espera.
Y me dejo
morir
no en paz
flotando
a la gélida deriva.

Escucho al Rey en mi coche mientras conduzco al trabajo. Sin futuro, sin dinero, a punto de cumplir los cuarenta pero con esperanza. Nos pueden quitar muchas cosas, pero nunca el rock and roll. Te tengo de mi lado, cariño, qué más puedo pedir. Todavía puedo sentirlo.


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lanochemasoscura