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La verdadera identidad de Elena Ferrante

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De lo que condujo a un periodista de investigación a revelar la identidad de Elena Ferrante (y de lo que ella puede hacer a partir de ahora)

La comunidad literaria no cesa de manifestar su apoyo a Elena Ferrante en su derecho a ocultar su verdadera identidad.

Claudio Gatti es un señor de 61 años y pelo rizado que vive en el Upper West Side de Nueva York al que le encantaba entrenar al equipo de baloncesto de su hijo. Pasa a menudo sus vacaciones de verano en Positano, localidad turística de la Costa Amalfitana. Se trata de un periodista de investigación respetado que se atrevió hace tres años a presentar un show en una cadena de televisión italiana que obtuvo unos pésimos índices de audiencia. Escribió una novela en 1996 para, a continuación, dejar de lado la ficción. Su mujer es judía.

La verdad es que, en condiciones normales, yo no revelaría este género de informaciones sobre nadie que conozca desde hace más o menos 30 años: un hombre generoso aunque de carácter irascible, propenso a fuertes ataques de genio pero con un corazón de oro. Lo único que he hecho ha sido obedecer su lógica. Una lógica que lo condujo a descubrir la que él cree que es la identidad de una escritora de fama internacional que osó pretender permanecer en el anonimato. A mí no se me habría ocurrido mencionar a su amable mujer. Pero fue él quien vio necesario divulgar que la madre de esa escritora de fama internacional fue "una judía de origen polaco que sobrevivió al Holocausto" (esto fue lo que apareció en la versión italiana de sus investigaciones, no en la inglesa, donde sólo se menciona a una "madre de origen alemán"). Así que donde las dan las toman.

ferrante2El porqué de la investigación

Estos últimos días Claudio ha alcanzado -¡por fin!- la nombradía internacional tras haber publicado en el diario económico italiano Il Sole 24 Ore, además de en otras pocas cabeceras como The New York Review of Books [TNYRB, a partir de ahora], lo que alega ser la verdadera identidad de la autora de best-sellers italiana Elena Ferrante, un pseudónimo que protege celosamente a la autora real.

Hace casi dos años, el sitio web Dagospia había revelado ya el nombre y el apellido de marras pero no lo hizo con la metodología aplicada por Gatti. Los de Dagospia se dedicaron tan sólo a aquello que se les da mejor: el cotilleo.

Gatti, sin embargo, bebió de "fuentes anónimas" (por muy irónico que pueda resultar echar mano de un confidente anónimo para sacar a un escritor del anonimato) a la hora de aventar la contabilidad del editor de Elena Ferrante: e/o edizioni. Acto seguido, siguió en el registro de la propiedad el rastro de una veterana traductora de alemán de e/o edizioni y se enteró de que se había comprado un piso en Roma y, luego, otro más pequeño en la Toscana. ¿Y todo esto con un salario de traductora?, se preguntó Gatti. Después, comprobó cómo los ingresos de la tal habían aumentado primero un 50% y posteriormente un 150% durante los dos últimos años y que todo ello coincidía con los 3,6 millones de copias de los libros que Elena Ferrante había vendido últimamente.

Claudio concluye que ésta es la prueba de que esa veterana traductora no puede ser otra que Elena Ferrante. Y puede que no ande muy desencaminado. No obstante, prefiero no mencionar siquiera el nombre de la traductora en estas líneas porque considero que se debe respetar el deseo de anonimato de un escritor. No es un delito y, por tanto, no debería ser objeto de investigación periodística alguna. Y la mayor parte de las reacciones en los medios literarios italianos y mundiales parecen estar de acuerdo con este punto de vista a decir de la ola de enfado y decepción protagonizada por muchos escritores y críticos.

ferrante3"I am Elena Ferrante", escribió Salman Rushdie en su muro de Facebook: "Retomando el célebre "Soy Espartaco" tras la hortera revelación de la identidad de la autora en TNYB todos los escritores del mundo deberían decir ahora lo mismo".

El escritor italiano Errico Buonanno hizo con posterioridad una de las observaciones que mejor recogen el estado de ánimo de la mayoría: "Si uno se sube al escenario para intentar averiguar y revelarle al mundo cuál es el truco de un número de magia, ya puede estar seguro de que lo que divulgará será noticia. Pero, al mismo tiempo, demuestra ser un imbécil por el hecho de haber arruinado un espectáculo."

Loredana Lipperini, crítica y autora, se mostró, por su parte, indignada y no sólo por las antifeministas sugerencias en el sentido de que Elena Ferrante hubiera sido asistida en su obra por Domenico Starnone, famoso escritor italiano casado con la traductora: "Gatti condujo sus pesquisas con un profesionalismo frío como el hielo, como si sacar a la luz la identidad de una escritora anónima, que a menudo pidió que no se revelara quién era, fuera lo mismo que desenmascarar la evasión fiscal de Trump. Lo único a lo que se dedica Ferrante es a escribir novelas y la han tratado como a una delincuente."

A pesar de todo, Gatti, en la versión italiana de sus investigaciones es mucho más explícito que en la versión inglesa publicada en TNYRB cuando dice que "parecía que ella y su editor se habían encargado de alimentar la curiosidad del público por su verdadera identidad".

En el texto original en italiano, Claudio nos cuenta cómo se fue obsesionando con esta búsqueda. Fue porque Ferrante, "cada vez que manifestaba una vez sí y otra también que había mentido, no hacía sino comprometer el derecho que siempre declaró tener (y que, en cualquier caso, sólo una parte del ancho mundo de lectores y críticos le garantizó): el de permanecer oculta detrás de sus textos y dejar que éstos vivieran y se propagaran sin autor. Muy al contrario, lo que ella hacía una y otra vez no era más que lanzarles el guante a críticos y periodistas."

"Lanzarles el guante" es lo que Claudio escribe en la versión italiana. Puede que él esté confundiendo el comprensible -y algunos dirán que antinarcisista- deseo de una maga de ocultar sus trucos, y su cara, para así entretener mejor a sus millones de lectores con el resultado de serias y dignas investigaciones llevadas a cabo durante 30 años de gloriosa carrera. "Lean mis libros y no se preocupen por mí", como diría Ferrante en incontables (y anónimas) entrevistas.

La larga vida de los pseudónimos

Ha habido muchos escritores famosos cuyo anonimato fue revelado en el pasado. Cada uno reaccionó a su manera ante los hechos.

El escritor portugués de leyenda Fernando Pessoa hizo de la creación de pseudónimos una parte de su propio estilo. El mismo título de su obra Libro de la Intranquilidad por Bernardo Soares contenía un pseudónimo. Pero no es que el luso tuviera un pseudónimo sino que tenía docenas. Uno para cada una de las personalidades que poblaban su increíble e infinito talento. Así que consiguió salirse con la suya. Y los lectores y los periodistas de la época lo entendieron.

ferrante4Sin embargo, cuando el librero Steve Brown descubrió que una de las muchas novelas de Richard Bachman había sido registrada bajo el nombre de un tal Stephen King, lo único que tuvo que hacer King fue escribirles una carta explicativa a sus lectores que condenó al pseudónimo Richard Bachman a una muerte asistida. Entre tanto, afortunadamente, el que sigue vivo es Stephen King, quien, por cierto, ha ido vendiendo muchos más libros con su nombre verdadero.

No corrió la misma suerte Roman Kacew, quien, bajo el pseudónimo de Romain Gary, alcanzó las más altas cumbres del éxito en francés ganando el premio Goncourt en 1973. Entonces, adoptó un segundo pseudónimo: Émile Ajar. Pues bien, Émile Ajar ganó el Goncourt en 1975. Kacew escribió luego una novela bajo el nombre de Fosco Sinibaldi y otra más bajo el de Shatan Bogat (un momento, ¿has dicho Chetan Bhagat?). Sólo se trataba de pseudónimos de Kacew, escritor que se iría a casar con la hermosa Jean Seberg, la actriz que Jean-Luc Godard convirtió en icono en su película Sin aliento. Después de que ésta se suicidara y de que unos periodistas lo estuvieran persiguiendo como sabuesos durante años para descubrir su auténtica identidad, Romain Gary, alias Émile Ajar, alias Roman Kacew, escribió una confesión final, La vida y la muerte de Émile Ajar, para luego pegarse un tiro en la boca.

Las últimas líneas de su biografía rezan: "Me lo pasé en grande. ¡Gracias y adiós!"

Hay constancia de que Ferrante ha manifestado en varias ocasiones que dejaría de escribir si se revelara su identidad. Un mago a quien le descubren el truco ya no puede volver a presentarse ante su público. Si éste fuera el caso, hay una solución inspirada en el gran Pessoa y el versátil Kacew: encuentra otro pseudónimo y escóndete mejor.

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El ángel caído del cielo

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Nunca paso por delante de un fetiche de madera, un Buda dorado o un ídolo mexicano sin pensar que puede que ése sea el dios verdadero" - Charles Baudelaire.
Ésta es la historia de un ángel caído del cielo. Más o menos. Aunque también es la historia de nuestra relación con la divinidad y de cómo necesitamos imbuir de irracionalidad los objetos. Lo que puede resultar útil o, de igual modo, acabar siendo una desilusión.

angel2La historia comienza en el Mar de Indonesia en el momento en el que se produce un eclipse solar. Un pescador de nombre Pardin se encuentra faenando solo frente a las costas de la isla de Banggai en el área de Sulawesi (Indonesia Central). De repente, se percata de un objeto flotando a la deriva. Parece un cuerpo. Se aproxima y descubre que se trata de una muñeca. Parece que brotasen lágrimas de sus grandes ojos verdes (¿o es tan sólo el agua del mar?).

Asociando el hallazgo al eclipse, Pardin cree inmediatamente haberse topado con un ángel que le hubiera regalado el paraíso. Lo saca del agua, lo seca y se lo lleva a su pueblo, Kalupapi, donde dispensan al pescador y a la imagen una reverente acogida.

La madre de Pardin sienta al ídolo en una silla negra como si se tratase de un pequeño trono. Desde ahí, la muñeca dirige su mirada al vacío bendiciendo a sus fieles. Cada día, la señora de la casa le cambia la chaqueta bordada de color rosa, el vestido y el fular rojos. Al principio, los vecinos más cercanos son los que acuden a venerar al ángel de Kalupapi. Con el tiempo, será el pueblo entero quien lo haga. Se va extendiendo la voz y acaba por constituirse un verdadero culto en torno al ídolo-caído-del-cielo-durante-el-eclipse-solar.

angel4Llega el día en que los devotos sacan a procesionar a su ángel en una barquichuela.

La expectación que se va creando en toda la provincia es tal que el caso llega a oídos de las autoridades.

"Nos llegó la noticia del hallazago y del culto -declara el comandante de policía Heru Pramukarno-. Se decía que, en el momento en el que lo encontraron, el ángel caído estaba llorando. Quisimos hacer nuestras averiguaciones porque Kalupapi es una aldea remota, donde no llega Internet y la gente no está muy al tanto de muchos de los aspectos de la modernidad. Así que nos fuimos para allá a indagar."

Una vez en Kalupapi, los policías descubren que el ángel es, en realidad, un juguete sexual, una muñeca hinchable.

El ángel caído acaba siendo confiscado por los agentes para impedir que se sigan propagando falsas voces a propósito de su sacralidad.

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Cosas que influirán en el referendum sobre el Brexit

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Cena con amigos y conocidos, una noche de mediados de junio en Londres. Brexit. Inevitable que se insinúe en la conversación una palabra que reproduce el sonido de un desgarro. Britain exit. La Cool Britannia se despide y se va. Brexit.

Son muchas las teorías expuestas por los comensales. Algunas, propias del sentido del humor autóctono; otras, más serias. Todavía hay mucha gente que no ha decidido si votará. Incluso los menos sospechosos podrían animarse a dejar tirados a sus primos del otro lado del Canal de La Mancha. Sin embargo, al final, el elector británico se tendrá que enfrentar sólamente a dos miedos contrapuestos.

¿brexit2Cuál de los dos se impondrá definitivamente en el referendum del 23 de junio, el miedo a la inmigración o el temor al salto al vacío económico?

El fútbol. Un señor culto e informado pero al que han obligado a dejar de ver su partido de Eurocopa al final del primer tiempo, está convencido de que, si Inglaterra pierde, habrá entonces más posibilididades de que ganen los partidarios del Brexit. Si gana, los indecisos votarán permanecer en Europa.

La lluvia. Si el día de marras llueve, dice otra comensal, el nacionalismo antieuropeo se saldrá con la suya. Los brexistas están más motivados y más mobilizados que los unionistas europeos. Si llueve, los primeros irán a votar de todas formas. Los europeístas y los indecisos, en cambio, es más probable que se queden en casa.  A alguien nada sospechoso se le escapa:"¡Podremos, por fin, hacer lo que nos venga en gana en política exterior!". Se le recuerda que, al fin y al cabo, Downing Street ha hecho siempre lo que le ha parecido y ello antes y después de la desgraciada apuesta de Tony Blair por invadir Irak con su amigo George W. Bush.

brexit7Los fontaneros de Yorkshire. Un cirujano de Oxford cuenta que, hasta cumplir los 18 años, creció en un ambiente de clase medio-baja. Antes de que él se matriculara en dicha universidad de la élite, sus amigos de la época se hicieron fontaneros, albañiles, operarios. Se trataba de gente que no se podía permitir grandes proyectos, que era feliz donde estaba y con lo que tenía. Cuando se dieron de bruces con la competencia de los jóvenes polacos que cobraban menos y estaban disponibles a cualquier hora para cualquier tipo de reparación o emergencia doméstica, empezaron a perder trabajo, dinero y seguridad. Pero es que, además, según el cirujano, ¡los polacos (ellos y ellas) son guapos! Con lo que el miedo y la envidia estaban servidos. Esta tierra fértil se la disputan el UKIP y Boris Johnson, quien esgrime en televisión un manojo de productos de la huerta diciendo: "¡Nuestros espárragos serán igual de deliciosos sin Europa! ¿Qué digo? ¡Serán incluso mejores!"

brexit4La mayoría silenciosa. La persona más seria de la mesa avanza otra teoría. Hay, en realidad, una mayoría silenciosa según el anfitrión. Se trata de aquéllos que no hablan del Brexit, que no quieren ni oír hablar pero que, puestos ante la eventualidad de un cambio profundo, simplemente se acobardan. Y no porqué teman que Escocia, en una Gran Bretaña deseuropeizada, reclame otro referendum para intentar unirse a Europa como nación independiente. Ni tampoco porque la  mayoría silenciosa sepa que tan sólo 200 libras esterlinas van cada año y por persona del Reino Unido a Europa. Lo que no justificaría ningún temor a un posible eurodespilfarro sobre todo porque muchos agricultores y gandaderos británicos saben muy bien que esas mismas 200 libras esterlinas vuelven a casa en forma de subvenciones a sus granjas y demás industrias agro-alimentarias. Y, en fin, tampoco, porque esta mayoría silenciosa sepa que la mitad de los productos británicos se exporta a la Unión Europea.

Tampoco hay más datos embarazosos que puedan convencer a la mayoría silenciosa para que se quede en Europa: al menos 30 000 ciudadanos británicos reciben su subsidio de paro en algún país de la Unión Europea. Los parados birtánicos residentes en las naciones brexit8europeas más ricas son más que los parados de éstas que viven en el Reino Unido. Con todo ello no se puede sino concluir que, hoy por hoy, quien más sale ganando al cambio es el propio Reino Unido y no Europa.

En realidad, es la mediocridad del ciudadano medio lo que mantendrá a Gran Bretaña en Europa. Su miedo a la novedad, a la incertidumbre. El no saber a qué atenerse. Sabedor de ello, el premier David Cameron le sopla a esa piel sensible: "¿Estamos de verdad seguros que la paz y la estabilidad de nuestro continente estarán garantizadas más allá de cualquier duda? ¿Merece la pena correr este riesgo?"

No, responde el anfitrión, que es autor de novelas históricas de éxito en las escuelas británicas y que sostiene que lo que puede salvar a la Unión es precisamente el hecho de que el ciudadanao medio, por temor al cambio, preferirá dejar las cosas como están. Keep calm and carry on. Pero dentro de Europa. Inshallah, como diría el nuevo alcalde de Londres.

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