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Corea del Sur: rabia antifeminista convertida en capital político

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"¡El feminismo es una enfermedad mental, una lacra social! Abajo las odiadoras de hombres! ¡Abajo la misandria!". Bae In-kyu, líder del grupo Hombre en solidaridad, cuyo lema era hasta hace poco "hasta que todas las feministas sean exterminadas", aparece disfrazado de Joker de Batman berreando sus eslóganes de pie desde el techo de un coche aparcado en su intento de interferir en la celebración de una manifestación feminista en Seúl. Y diciendo que está "matando hormigas" mientras no deja de disparar chorros de agua con una pistola de plástico a las manifestantes.

antifemi2Y es que es imparable la ola de movimientos antifeministas en Corea del Sur como tampoco son infrecuentes situaciones como las que acabamos de referir: escenas de conflictos de género protagonizadas por jóvenes y menos jóvenes recorriendo las calles en busca de enfrentamientos con participantes en las manifestaciones feministas. Su grito de guerra es "¡Tad, tad, tad!". Dicen que se trata de imitar el ruido del paso pesado de las feministas.

Bae no representa un caso aislado ni la expresión de un momentáneo sentimiento de rabia. El tipo tiene medio millón de abonados en su canal de YouTube, donde consiguió recaudar más de 6 000 euros en tres minutos con motivo de una cuestación reciente para financiar su movimiento. El peso político de esta creciente tirria no deja de crecer entre los varones veinteañeros de una Corea del Sur cada vez más competitiva. Así, una Universidad se vió obligada a suspender la conferencia de una feminista acusada de "misandria." Y, bajo amenazas de boicot, algunos publicistas tuvieron que retirar un anuncio en el que una mano mostraba el pulgar y el índice aludiendo a la pequeñez del pene. Eso también era misandria.

La víctima propiciatoria de este movimiento es el Ministerio de Igualdad de Género y Familia, instituído por el "presidente feminista", como se definía a Moon Jae-In durante la campaña de las presidenciales del 2017. En ese momento, la promesa de defender la igualdad de género le sirvió para atraerse el voto femenino, determinante para lo que sería su victoria. Desde entonces, políticos, estrellas del pop coreano y ciudadanos anónimos empezaron a pagar el precio antifemi3de un machismo opresor y desenfrenado, siendo procesados por escándalos de cámaras-espía, webcams utilizadas para observar mujeres en el baño o en la intimidad. Ahora, sin embargo, tiene más eco gritar que "el feminismo es una discriminación de género", tal y como afirma Moon Sung-ho, cabecilla del movimiento Dan Dang We, que reclama "justicia para los hombres."

Y es que, ahora que Corea del Sur entra en un nuevo período electoral y que el presidente Moon no se puede volver a presentar, ya no soplan los mismos vientos. El 79% de los veinteañeros varones dicen en las encuestas sentirse víctimas de discriminación de género. Poco importa que sólo un quinto de los parlamentarios sean mujeres o que un escaso 5,2% de las mujeres consigan meter la cabeza en los consejos de administración de las sociedades anónimas surcoreanas. Como tampoco parece importar que persista una diferencia salarial importante entre hombres y mujeres. Son problemas, como dicen los veinteañeros surcoreanos, que atañen a las generaciones mayores, las de los cuarentones y los cincuentones.

"Nos están castigando por errores cometidos por las generaciones precedentes," declara bajo anonimato un antifeminista. "El patriarcado y la discriminación de género son cosas de las generaciones pasadas. Pero los que pagamos el pato somos nosotros. ¡No es justo!" Más del 76% de los jóvenes en la veintena y el 66% de los treintañeros se declaran contrarios al feminismo.

antifemi4"¿Por qué hay docenas de universidades exclusivas para mujeres y ni una sola para hombres?", se preguntan los antifeministas. Para colmo, añaden, en estas universidades se enseñan materias como Derecho y Farmacia, que conducen a empleos muy bien remunerados. De este modo, en el mercado del trabajo, cada vez se hace más patente la competencia originada por las jóvenes surcoreanas.

En el fragor de la contienda persiste, además, el arcaico servicio militar que, desde hace ya 65 años, obliga a todos los mayores de edad entre 18 y 35 años a cumplir en uniforme con el Estado durante dos años. Mientras tanto, las mujeres militares, a pesar de los esfuerzos del gobierno por incrementar su número, sólo representan el 5,5% de la tropa. Así que estamos hablando de dos años de ralentización en la incorporación al mercado del trabajo para los hombres, en tanto que ellas se pueden poner a trabajar en cuanto se licencian. De esos dos años de hábitos monjiles y bromas cuartelarias, los mozos salen todavía más machistas y alejados del mundo femenino.

Todo conduce a lo mismo: el interés electoral. Así, más alla de ese Joker de Bae que solivianta ánimos por la calle, emergen por la derecha cada vez más discursos antifeministas. En el partido Poder para el Pueblo, conservador en la oposición, son muchos los que hacen oír cada vez más su voz contra el Ministerio de Igualdad de Género. Muchos los que prometen que, en cuanto sean elegidos, antifemi7eliminarán "privilegios" erradicando el feminismo y las 'cuotas rosas'. Además del PPP, el Bareun Miae, capitaneado por Lee Jun-seok, consigue atraer el voto de veinteañeros enfadados con el feminismo y que languidecen en un mercado del trabajo juvenil donde se calcula que los empleos a tiempo parcial, la infraocupación y el paro llegan al 21%.

De modo que el espíritu testosterónico de la vieja Corea del Sur vuelve a levantar la cabeza. Y lo hace en un país donde ,hasta hace pocos decenios, las mujeres no se podían sentar a la misma mesa que los hombres, sólo los varones eran escolarizados y se llamaba a las neonatas Mal-ja ("la última hija"). Un antifeminismo empeñado en comerle terreno a unas difíciles conquistas que para nada están consolidadas en un país donde aún hoy a la que defiende su derecho al aborto la pueden tachar de "arruinafamilias" o "supremacista feminista."

Con las notas de la canción antifeminista titulada sarcásticamente "Feminista", del músico San E, los nuevos ejércitos de veinteañeros, recién salidos de un servicio militar vivido como una jodienda, con menos posibilidades de encontrar trabajo y un coste de la vida en aumento, se rebelan contra sus coetáneas cantando "¡si no te hace falta un príncipe / paga, entonces, la mitad de la casa cuando te vayas a casar!"

[Artículo publicado en La Repubblica por Carlo Pizzati]

 

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