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El triunfo del "Trump de las Filipinas"

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"Cuando llegue al poder, tendremos que construir morgues y no cárceles para enfrentarnos al problema de los camellos." Ahí tienen Vds. otra de las bravuconadas de Rodrigo Duterte, alcalde de Davao y presidente in pectore de Filipinas. Llámenlo como quieran : El Castigador, Digong El Duro o Duterte Harry, recordando al despiadado inspector Harry El Sucio interpretado por Clint Eastwood.

duterte2Anticatólico deslenguado, brutal instigador del homicidio, mujeriego a base de Viagra, justicialista fanfarrón y candidato antisistema. Un Donald Trump a la filipina, dirán Vds.. Sería demasiado sencillo calificarlo así. "Trump no es más que un meapilas", ha dicho. El alcalde de Davao no sólo está presente cada año en los aniversarios de grupos de gays, lesbianas y transexuales en los que los participantes se visten de Barbie y Cenicienta sino que también ha promovido una moderna ley antidiscriminación.

Desde la tribuna de uno de sus mítines, Duterte leyó un día los nombres de una serie de individuos acusados de narcotráfico. A las pocas semanas, muchos de ellos acabaron siendo ajusticiados por comandos de seguridad vecinales. El alcalde defiende a estos escuadrones de la muerte que se han cargado ya a mil cuatrocientos veinticuatro presuntos traficantes, de los cuales ciento treinta y dos son menores. "De aquí, de Davao, no sales vivo. Puedes salir, sí, pero dentro de un ataúd. ¿Insistís en llamarlas ejecuciones extrajudiciales? Bueno, pues, entonces, lo que haré será sentar a los narcotraficantes ante un juez y matarlos ahí mismo. Así no podréis decir que son ejecuciones extrajudiciales, ¿no?"

duterte7Los opositores ven en él a un nuevo Ferdinand Marcos, presidente elegido democráticamente en 1965, que se convirtió en un déspota y acabó de aquella manera en 1986. "¿Si soy un dictador? Sí, lo soy. Pero, si fracaso, me podéis matar." Coherente. "Llega el cambio" es el eslogan electoral que este hombre de 71 años abandera al manillar de su Harley o de su Yamaha, cuando no se lo encuentran Vds. al volante de un taxi.

Ése es el cambio que promete Duterte. Mano dura y leyes de hierro, aunque él las pueda violar en nombre de una justicia sui generis. Davao es una de la primeras ciudades de Asia en que se prohibió fumar en cualquier sitio. Aun padeciendo una enfermedad propia de los fumadores empedernidos, Duterte se enteró de que, en un bar, había un turista que se negaba a apagar su cigarrillo. Pues, bien, ni corto ni perezoso se fue para allá y se lo hizo tragar delante de todo el mundo.

Pero es que también las ha tenido buenas con la Iglesia católica, importantísima desde siempre para los filipinos. "Si cumpliera los diez mandamientos, estoy seguro de que no conseguiría hacer nada como alcalde." Ha llamado "hijo de puta" al Papa por haber provocado un embotellamiento. Esta hostilidad se puede explica por el hecho de que el propio Duterte denunció públicamente a un cura por abusos sexuales sufridos en los años cincuenta.

duterte4Davao, urbe de un millón y medio de habitantes, era conocida, antes del advenimiento de nuestro hombre, como "la Nicaragua de Asia". Hoy día es la cuarta ciudad más segura del mundo. Ello ha acarreado un aumento de las inversiones y que las cifras del turismo se hayan duplicado. Se dice, además, que detrás de las ocurrencias de

Duterte hay todo un equipo de asesores expertos que sabe muy bien lo que se trae entre manos. En los barangay (barrios populares) hay hordas de adoradores del regidor que se distinguen por llevar una pulsera con los colores rojo y azul sobre los que destaca, rotunda, la perspectiva de un puño amarillo que se nos viniera a la cara. Un puño esgrimido contra los criminales y contra las bandas de narcotraficantes, sí, pero también contra las oligarquías en el poder desde tiempo inmemorial.

Y es que Duterte promete acabar de verdad con el nepotismo, la corrupción, la desigualdad y la pobreza de un país que está viviendo un auténtico boom económico. Sin embargo, este crecimiento no le aprovecha a la mayoría. Los filipinos, hartos del enchufismo de los clanes en el poder, se han entregado a un hombre que promete métodos dictatoriales pero también menos disparidades. Y lo han hecho por desesperación.

(Publicado en La Stampa, el 10 de mayo de 2016)

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