Bonifacio Singh: Madrid Sumergida

Real grund

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"Cada pocos meses vengo aquí a hacerme una revisión rutinaria sabiendo que en una de esas... al infierno. Tal vez incluso hoy voy a escuchar algunas malas noticias, pero hata entonces.... ¿quién está al cargo? Yo. Así es como vivo mi vida".

Despierto. Madrid ha acabado por volverme alérgico ya no sólo a los humanos, sino también a algún tipo de polen o polvo, en realidad no sé a qué. Sólo siento que por las mañanas me levanto moqueando, acordándome de la mamá putativa del ozono troposférico y todas esas mierdas que se inventan los ecologistas para evocar una imposible victoria sobre la muerte del planeta. Pero la urticaria que me producen los habitantes de esta ciudad me irrita mucho más que tener las mucosas a flor de piel por culpa del polvillo. Me sacan de mis casillas las exaltaciones celebrando el patriótico 2 de mayo, fecha reivindicativa de los proborbonicos, antiafrancesados y de algún que otro gilipollas, de esos catetos que adoran a los que despreciaban la ilustración y aplaudían a la inquisición. Aunque la inquisición no deja de tener su encanto, me gusta el olor a carne de hereje por la mañana. Hace falta ser bastante bobo para preferir a Fernando VII en detrimento de Pepe Botella, que hasta en el apodo fue un ser agraciado. Vivan los mamelucos y viva Murat. Que os den, una vez más.

Camino por Madrid. Personas que se compran móviles de más de cuatrocientos Euros para hacer fotos con las que martirizar a sus amigos, familiares y conocidos. Personas que pasean mirando el móvil. Personas que cruzan los semáforos mirando el móvil. Personas que terminan de follar y miran el móvil. Personas que no follan nunca y sólo miran el móvil. Personas que no se dan cuenta que cualquier cosa que cuelgan con su móvil en las redes sociales resulta ridículo visto desde fuera.

grund2Cuando vea a la muerte de cara, entonces no tendré nada que temer y podréis echaros a temblar ante lo que veréis salir de dentro de mi, la verdad es ante lo que hay que temblar de verdad. La verdad es la muerte.

Flas bak. Hacía todavía en abril un frío de cojones en Madrid, un aire huracanado que levantaba las faldas de las señoras hasta el punto de dejar ver los refajos. Cogí mi viejo coche y marché a deleitarme con una clase impartida por una profesora diez años más joven que yo, pero con una mala leche destilada ya muy similar a la mía. Por el camino me encontré a su becario compañero de despacho, el que sueña todas las noches con llevársela al catre. Su mente se disparaba cuando estudiaban juntos a ambos lados de una mesa, cuando la pálida y lánguida teacher le comentaba que lo había dejado hace poco con su novio. Él nunca entenderá ni por el forro a Kant, pero sospecho que sacará más provecho que yo de los años vividos al borde de estos pupitres. Ella se llamaba Mariana y Bergson fue un hombre puñeteramente excitante que la chica hacía que pareciera un tirano banderas de tres al cuarto. A medida que fui metiéndome en el tema del tiempo real y el espacio como pura impostación matemática, mi cabeza comenzó a decir basta y a insinuar que iba a doler como una puta cabrona inflamada. Pero resistí en mi trinchera el cansado devenir de las interesantes palabras que en realidad no me conducirán hacia ninguna parte. Me gustaba resolver sudokus mientras escuchaba las complicadas explicaciones, como si mi cerebro estuviera cortado por el cuerpo calloso con navaja de barbero, como si una crónica epilepsia me hubiera posibilitado, por arte de magia y de bisturí, hacer dos cosas a la vez sin inmutarme. Y sin tomar Clonazepán.

Llego a casa, pongo la tele. Se están poniendo demasiado de moda los alegatos de los buenos contra la guerra, ensalzando el humanismo, apoyando a las parejas estériles en la adopción de niños chinos o etíopes para acogerlos  en sus chalets unifamiliares. Somos superchachis y estamos matando al padre salvaje yankee, y cuando se muera nos vamos a arrepentir de verdad; tenía las vísceras podridas, pero era nuestro progenitor. Estamos arrastrando un insoportable complejo de Edipo de bien pensantes en el que nos arrastran a decir que todo el mundo es estupendo, que nos encanta, que nos reconocemos en cualquier sonrisa. Personalmente, cada minuto que pasa me da más grima este ser humano tan civilizado en apariencia pero tan pérfidamente egoísta en esencia, este estúpido dominado por ese inconsciente que se niega a aceptar. Determinismos aparte: ¿quién carajo nos importa de verdad, la humanidad o nuestro paisaje familiar? ¿Por quién mataríamos? ¿Se diferencian en algo nuestros paisajes urbanos de líneas rectas y hedor a ambientador de las llanuras desoladas repletas de enemigos y alimañas de antaño? Me gustaría viajar en la máquina del tiempo y descubrirme sin rumbo en el mapa sin dibujar. Me reconozco dentro del asfalto del “Bad Lieutenant” de Keitel y Ferrara, con ese monstruo pululando por dentro que tira en dirección al lado bestia enfrentándose al mismo tiempo al discurso aparentemente lógico del deber y la culpa.

Paseo de nuevo por Madrid. Decía don Manolo Kant que la existencia necesitaba un real grund, que el logisher grund no era más que un camelo. Desde el siglo XVIII la prominencia de esta afirmación en favor de la realidad hace que vivamos en un sin vivir mirándonos en ese maldito espejo que destierra las ideas y la lógica en favor de los exabruptos de la masa boba. El filósofillo alemán fue en realidad el auténtico causante del frikismo recalcitrante actual, de que se nos caiga la baba admirando a chavalas siliconadas y móviles caros importándonos un huevo que detrás de sus enormes domingas y pantallas no haya más que estúpida ambición(aunque yo soy raro y sólo me ponen las tetas naturales y las tías que no llevan móvil). Los osos pardos del norte de Spain se están acostumbrando al hombre, hacen cada vez más incursiones en zonas pobladas para ver qué se cuece entre los homo sapiens sapiens y de paso para llenarse el buche con sus sabrosos alimentos basura. Sin duda la estupidez produce un inevitable influjo, atrae más que un gigantesco imán planetario, y los osos acabarán discutiendo en sus oseras sobre la teoría de la relatividad, sobre lo que han disfrutado viendo al Barcelona perder contra la Juve de Torino y sobre los apetecibles culos de sus hembras.

grund3"He pasado toda mi vida asustado, asustado de las cosas que podrían suceder. Pero todo cambió desde que me dijeron que tenía cáncer. Me levanto para darle una patada en los dientes al miedo, ese bastardo".

Flas bak. Ian Curtis se levantó aquella mañana con ganas de hacer algo nuevo y motivante. Después de comer cogió una soga y se colgó de la lámpara de su comedor. La Joy Division fue una sección del ejército nazi destinada a los servicios sexuales de sus oficiales. Ya lo afirmaban los “Siniestro total”, todos los ahorcados mueren empalmados. Sí, ya lo sé, poseo un excesivo amor por los chistes de Arévalo, los reitero hasta al saciedad. Crecí marcado por la cinta de casette de los “Chistes del golpe”, en la que el maestro escupía maravillas como la que siempre cuento del miope comiéndose la moqueta en vez del clítoris, o la del tipo invadido por el síndrome de Estocolmo tras ser sodomizado por un hotentote durante un safari.
Se hace de noche. Me tumbo en la cama. Se dice, se comenta, se rumorea, que el Rock and Roll es pura falacia, que no es ni la sólida roca ni la cálida tumba sobre la que podemos bailar seguros. Ni la más profunda untersuchung nos hace encontrar un rinconcito en el que descansar lejos de ese noventa y nueve por ciento de idiotas inconscientes. No me extraña que los chacales depredadores roben y se retiren risueños, con sus impunes bolsillos llenos, a sus palacios de invierno. Son unos hijos de puta pero unos Robin Hood a la vez. Roba al rico, pero siempre también al gilipollas aunque sea pobre.

Sueño. Me gustan los campos cuando hace frío y no se divisa a nadie a kilómetros. Me gusta “Meridiano de sangre”, la degusto como medicina mezclada con cerveza. Me fascina como cambiaron las costumbres de la corte de Felipe de Anjou para que él durmiera por el día. ¿Por qué no vivir a la inversa del sol dictador? ¿Por qué le llamaban loco? Qué triste es darse cuenta de que el discurso del mundo está todo basado en la falacia inductiva de muestra insuficiente. Dicen que hay que votar, porque si no no tienes derecho luego a quejarte. Yo ni voté, ni voto, ni votaré, tengo una vocecita interior de hijo de puta que me dice que no lo haga, que no les dé el gusto. Hoy dormiré hasta tarde. No creo que tenga resaca, cada día hay menos resacas. Os echo de menos, sombras.

Corre hasta donde puedas y hasta cuando puedas, porque detrás no hay nada, y porque tu deber es correr hacia allí. Beibi Blu.


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