Bonifacio Singh: Madrid Sumergida

Amazon Sushi (Australia)

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Madrid. Vuelvo a despertarme en un lugar de Madrid, y de nuevo es 11 de enero. Hace diecinueve años exactos que murió mi padre, y mi madre ya hace tiempo que no se acuerda de ello. Tampoco mi hermana. Hace unos años me preguntaban para asegurarse de cuando había sucedido, ahora ya ni eso. El cumpleaños de mi padre era el 7 de febrero. El olvido es el mejor ibuprofeno, es el medicamento milagroso para resistir. Hago unos espaguettis con tomate frito de tetrabrik que no saben a nada por pura desgana y un filete de merluza congelado y se los pongo en la mesa a mi madre. Protesta, como todos los días, y simula que no puede tragarlo. Le pido por favor que no proteste, le cuento que tengo una úlcera de estómago por comer con ella, no me escucha, acabo casi gritando. Subo el volumen de la televisión. Ponen los anuncios en el descanso de “La ruleta de la fortuna”, así que cambio de canal. De Antena 3, la televisión más mentirosa y carca del mundo, paso a la 1, el canal de adoctrinamiento del régimen de turno. Acierto cuando pienso que estarán emitiendo alguna noticia sobre correcta nutrición, pero ya no me sorprende, les gusta decirnos cómo tenemos que comportarnos, como buenos humanos. La izquierda me da tantas ganas de vomitar que la derecha. Después pongo telebasura en Telecinco, casquería y mierda a todo trapo. Y remato en la 6, la Secta, el canal temático sobre buenos y malos donde las bombas caen a ritmo de retransmisión deportiva, más hijo de puta es imposible conseguir ser. Mi madre protesta porque prefiere ver los anuncios a todo el resto de porquería, pero aguanto un poco más y pongo Telemadrid con la esperanza de que Ayuso salga desnuda o solamente cubierta por un tanga con la bandera de España, pero los sueños sueños son, y solamente echan una pieza sobre Carapolla poniendo su torcida sonrisa. Mi madre repite por decimocuarta vez que vuelva a poner la ruleta, y ya accedo por puro cansancio. En el fondo la Ruleta es más informativa que el resto, aunque abusa de la sabiduría popular, que es en realidad el mayor mal de la humanidad, más que la política o que el periodismo.

Ayer te medio enfadaste porque te dije que no pienso ir al médico a no ser que me esté cayendo, y que les podían ir dando por el culo a todos esos manifestantes del personal sanitario que salieron a la calle a protestar contra Ayuso. En realidad me da igual que se manifiesten, todo el mundo quiere que le suban el sueldo, es natural, aunque digan que protestan por el bien común. Yo no les creo, tampoco a ellos, y en sus filas hay gente que trabaja muy bien y que lo hace en parte no solo por el vil metal sino porque les gusta ayudar a los demás, pero hay otra masa inmunda que está ahí porque hay mucho trabajo atendiendo a toda esta población envejecida que somos y que seremos muchos más en poco tiempo. Humanidad prodrida. Nuestra generación llegará a ser una enorme masa de viejos insoportables e hijos de puta que amargarán la existencia a esos pocos que ahora nacen con cuentagotas. Habrá entonces millones de ofertas laborales imposibles de cubrir, nadie se prestará a limpiarte el culo si no les dan mucha pasta a cambio, y la inteligencia artificial no te va a salvar el orto, da muchos discursos absurdos, pero no tiene manos. amazon2Y te añadí que no pienso darme quimioterapia ni radioterapia cuando llegue el caso, que solamente me meteré morfina de la fina para aguantar al calzarme el cinturón de explosivos para ir al Camp Nou a despedirme de todos. No quiero atravesar el fuego en pos de alargar la vida o de la ciencia. Y ni se te ocurra donar ninguno de mis órganos, no quiero salvar a nadie, sobretodo de lo inevitable. Yo voy a seguir aquí mientras pueda, te guste o no, ya veré cómo, más bien no va a gustarte, porque no pienso callarme por muy alto que grites tus mentiras para creértelas. Lo siento, o no lo siento.

En 1770 los british “descubrieron” Australia. Desembarcaron muy ufanos buscando oro y carne. Allí se encontraron a una especie de humanos con la cara arrugada a los que denominaron aborígenes. Eran distintos a todo lo que habían conocido, esas gentes de piel oscura y con surcos en la cara no se parecían en nada a los petimetres amaneradamente bien educados que poblaban las mierdas de islas de las que ellos procedían. A uno se le ocurrió decir que Australia era un OVNI que había aterrizado desde el cielo con todas esas gentes raras dentro. Era una forma muy sibilina de intentar que los pobladores originales de Australia no fueran considerados como humanos, sino una raza distinta, y con ello tener la excusa para exterminarlos o arrinconarlos, como a la larga se ha hecho. Los redujeron a base de matanzas. Les robaban a sus hijos, los mataban en grupo a tiro limpio. Acabaron siendo cuatro gatos mal contados. Pero los que sobrevivieron se retiraron a las tierras más lejanas y estériles y allí les dejaron en paz de una puta vez.

Amazon se hizo con el negocio de los libros. Fue destruyendo a las librerías hasta que no queda casi ninguna. Luego saltó al comercio de todo tipo. Su estrategia se centra en primero hacerse con los modos de distribución, hacerla cómoda y a bajo precio, a base de gente que vive por y para ellos en semiesclavitud. Después, con la distribución ya copada, obliga a las marcas a aceptar sus condiciones, esquilmándolas, hasta que se encuentran entre la espada y la pared y las compra a bajo precio, pasando a producir ellos también además de a distribuirlos. El círculo perfecto, la pescadilla que se muerde la cosa. El colmo de los hijos de puta. Te vende sus productos bajo una supuesta comodidad y te da trabajo pagándote una mierda. Y un día fabricará hasta el sushi y te lo llevará a casa. Esa comida de mierda de pescado crudo que te dicen que es atún rojo cuando luego resulta que es panga de piscifactoría apestado de mercurio. Pescado crudo. Amazon Sushi.

Me crié en la puerta de la tienda de mis padres, en el mercado callejero de La Bomba. Daba directamente a la calle abriendo un cierre de persiana superoxidado. Había ratas, eran simpáticas, en el patio de atrás. Teníamos una perra perdiguera que las cazaba. Cuando salía del colegio me sentaba en un escalón de una tienda de al lado que estaba vacía. Allí era feliz, porque me gustaba estar solo. A mi padre le pasaba lo mismo, siempre le gustó estar solo. Me compraba una bolsa de Chettos en la tienda de ultramarinos de enfrente, sabían a gloria bendita, bendecida por la nada, porque Dios no existe, y la única autoridad verdadera del mundo es el fracaso. El tendero, que era amigo de mi padre, no quería cobrarme la bolsa de mi comida favorita, pero yo quería pagársela a toda costa. Me invitaba a pasar a su trastienda, que era como una casa con tele y todo, con sus hijos, pero aunque eran amigos míos a mí no me gustaba estar allí como de favor, de prestado. Era mejor el escalón y los chettos, y ver pasar a la gente, amazon5y leer los periódicos viejos de envolver que le encantaban a mi padre. Yo nunca tengo frío. Aunque hace un par de noches te llamé porque fue muy raro y tenía los pies congelados, la primera vez en mi vida que me ha pasado. Es el tiempo, que da miedo, el tiempo que acojona. El tiempo es asco y decepción a partes iguales, y si no lo ves es que te engañas. Sueño con tanques Leopard saliendo hacia Ucrania desde vuestros culos.

Me gusta comprar el pan a los chinos en navidad y año nuevo, cuando cierran las panaderías. Mi madre se obsesiona con comprar dos barras el día de nochebuena y el 31 de diciembre, porque dice que le da asco el pan de los chinos, pero a mí me gusta tener la sensación de no tener que asistir a vuestras comilonas, y el año que ella falte ya no tendré la obligación de reírme ni de festejar nada y podré estar libremente solo. Y buscaré un restaurante chino abierto para cenar en navidad y cagarme en todos vuestros putos antepasados y todos vuestros putos dioses de pega. Cuando las pizzerías de reparto en moto y los restaurantes chinos abran en navidad sin pudor entonces se acabará de repente vuestra puta navidad. Será maravilloso verlo. Pedir unos rollitos de primavera y unas pizzas barbacoa y que te las traigan en moto unos banglaesíes mientras vosotros hacéis el paripé de comer cordero hasta reventar con gente con la que no tenéis ni puta gana de cenar. Quizás entonces habría que permitir repartir sushi a Amazon para destruír el festejo del nacimiento del cabrón de Jesucristo, que en realidad no se sabe si existió o si en realidad es un cuento chino más. El amor no mueve el mundo, lo hacen el odio y el asco. Siempre hay alguien a quién odiar. Los jóvenes odian a los viejos, los viejos a los jóvenes, y las mujeres ahora tienen que odiar a todo el resto a la vez. Madrid, voy a seguir meándome en tus calles, aunque no les guste, porque si los perros lo hacen yo también lo haré si me da la gana, no lo haré como tu gato, a tus órdenes, en una caja. Madrid.

Amazon sushi
transportado hasta tu casa por esclavos en moto.
Panga con mercurio a precio de merluza de pincho
en tu puta cara de gilipollas gourmet.
Cenizas a las cenizas.
Olvido como morfina.
Reyes del quiero y no puedo. amazon4
Homenaje en la Plaza de Colón
abarrotada de gente
al azúcar lo más refinado posible
y al colesterol malo.
Voy a mear en tu calle te guste o no
como lo hace tu perro.
Canonización de las grasas saturadas
subiendo por tus arterias como escalera sucia al cielo.
El infierno está en
tus domingos por la tarde
viendo series en tu tele de ochenta pulgadas,
pagando porque te las metan por el culo.
Australia es un OVNI sin extraterrestres.
Los británicos siempre fueron unos hijos de la gran puta
y lo seguirán siendo.
El tiempo es asco y decepción a partes iguales.
Los viejos odian a los jóvenes,
los jóvenes odian a los viejos,
las mujeres a todo el resto de bichos
vivientes.
Olvido, milagroso ibuprofeno.
Amazon sushi
que llega hasta tu casa directamente
desde el intestino de Jeff Bezos,
recién cagado
pero con mucho mercurio,
hasta tu paladar exquisito.
Tina Turner tiene mejores piernas que tú
aunque vayas mil veces al nutricionista
y a pilates y a
boxeo de mentira sin hostias.
Tanques Leopard saliendo hacia Ucra
de tu coño
y de tu boca.
Yo voy a seguir aquíamazon3
mientras pueda
a pesar de tus médicos y sanitarios,
santos y héroes,
que reclaman alto sueldo por limpiar el culo y la muerte
a los futuros viejos.
Así que te guste o no
voy a mear en tu calle como lo hace tu
perro,
que por ley llevará un GPS en la oreja
y tú otro en la polla.
Amazon sushi,
saludable caballo de Troya de mierda
en tu nevera.
Panga con mercurio en tu boca
a precio de vida eterna.
Cenizas a las cenizas.
Olvido morfina.
Ni quiero ni puedo.
No pienso callarme aunque tú quieras,
y voy a seguir aquí mientras pueda
aunque no te guste,
y más bien no va a gustarte.


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