Bonifacio Singh: Madrid Sumergida

Vivir y cagar

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Madrid. Cada día me cuesta más dormir. Me arde el estómago y a mi cabeza le da por acelerar al máximo para no dejarme descansar. Acelerar y acelerar. Cierro los ojos. Madrugada debajo del cielo negro y sucio de Madrid, que no deja ver apenas las estrellas. Ayer lanzaron al espacio un cohete, hacia un meteorito. El pobre piñón de Gibraltar aeroespacial era inofensivo, pero los científicos, esa gente tan maja e infalible, querían probar que podían desviarlo. Así, en caso de ver que llegase una roca de estas pero más cabrona, lanzarían otro pepino y no caería sobre el puto planeta Tierra. Se frotaban las manos al lanzarlo. Dieron en el blanco. Ahora tardarán veinte años en saber si el puto misil fue eficaz realmente. Pero se sentirán muy bien, como dioses.

Francia ya es un poco para mí como Madrid. Hace décadas que, cuando Madrid ya casi no me deja respirar, nos marchamos allí a recuperar el aliento. Vamos siempre de cámping a Francia y nos gusta mirar las estrellas antes de dormir. Por las noches tenemos que guardar el azúcar en botes lo más herméticos posibles, porque las hormigas no se sabe cómo son capaces de penetrar cualquier defensa para acceder hasta esta materia maravillosa. Trepan por cualquier caja, para ellas como un Everest y se introduen por cualquier ranura, espeleología extrema, para suicidarse en el placer dulce. cagar2Tragan azucar hasta morir y las encuentras extenuadas en el interior. Sueles limpiar de cadáveres las primeras veces el recipiente, pero luego da igual, las hormigas también son proteínas. Ahora quieren prohibirte tomar azúcar. Es el próximo paso, que no tomes azúcar. Luego vendrá el que pagues todo con tarjeta de crédito, exterminarán el papel moneda, por tu bien. También para preservar tu salud no paran de repetirte que el azúcar es el demonio. Cualquier cosa que te resulte placentera van a prohibirla, incluso el sexo sin amor, habrá muy pronto un ministerio que velará porque folles siempre con consentimiento y con sentimiento. Tomarás el cafelito sin azúcar y sentirás que estás salvando al planeta, te hincharás de gozo y ya podrás mirar por encima del hombro a todos esos malvados que siguen fumando, bebiendo, disparando y tomando azúcar. Dentro de poco, cuando observes a alguien que paga con billetes o sucias monedas pensarás que es un defraudador, que tú también eres el estado, que el estado sois todos, y que él te está robando tu libertad de ser bueno. Irás a manifestaciones para salvar a la sanidad pública, contra el cambio climático, contra el maltrato animal. Te sentirás muy bien con todo ello. Hasta dejarás de comer gluten, que te irrita el intestino. Pasado mañana te encontrarán un cáncer, y los médicos te aconsejarán dejarte mutilar, para alargarte un par de años la vida, con mucho dolor, y tú te sentirás bien haciendo avanzar a la ciencia con tu cuerpo. Te dirán que podrías curarte, que hay esperanza. Pero al final irás y te morirás. El azúcar ya no tiene futuro. Ni tú, aunque no lo comas.

Billy se murió sin ver al Galgo. Fueron uña y carne durante mucho tiempo, pero en los últimos años apenas hablaron. Océanos de tiempo. No pudieron reencontrarse. Cuando me enteré de que Billy tenía cáncer de pulmón ya era inoperable, solamente le ofrecían radioterapia sin mutilación. Cuando no hay forma de mutilarte es que te vas a morir, los médicos entonces quieren probar suerte achicharrándote con radioactividad, a ver si te alargan el dolor extremo unos meses y pueden joderte bien para justificar su trabajo, su profesión y los avances de la ciencia. A eso le llaman esperanza. Y Billy palmó y no se vieron el Galgo y él, y solamente unos meses más tarde el padre del galgo se puso muy malito y el hermano de éste le llamó por teléfono preguntándole si era necesario ir a verle en ese momento o si había que esperar a que se muriera, para hacerlo todo más fácil, sin esfuerzo. Mi padre estaba moribundo y mi hermana me llamó por teléfono para preguntarme qué me parecía que fuese de fiesta con su novio de entonces en nochebuena y nochevieja, que se conocían hacía poco y había que aprovechar el tiempo para follar algo. No supe qué contestarle, ni hoy tampoco lo sé, llevo veinte años pensando qué contestarle. El galgo tiró las cenizas de su padre al mar y las del mío están metidas en una descalzadora debajo de mi mesa. El Galgo dice que ha empezado a pasar el duelo de Billy unos meses después, de pronto, pero yo pienso que eso no es más que de repente ha empezado a darse cuenta de que el tiempo corre como Usain Bolt y da vértigo solamente de pensarlo. Vértigo. Prefiero que no me mutilen y morir pronto. cagar3Prefiero el dolor a estar en el hospital. Odio al personal sanitario y los pasillos de esos mortuorios. Por favor, no tantas mentiras de hospital e inmortalidad, hijos de puta. Sin Billy hemos dejado de fumar porros y de beber hectólitros de cerveza, ya no vale la pena sin él. He dejado los porros, pero me dijo que siguiera robando por él. Llegué un día a su casa y había picado la pared para puentear el contador de la luz. Dejó una bombilla al otro lado para que corriera algo la cuenta de Iberdrola y no se mosquearan. Puto Robin Hood. Tu casa era el bosque de Sherwood.

Hace como siete años. Cogimos un avión a Roma en Ryanair. Desembarcamos en el mini aeropuerto barato de Ciampino, la chonera aérea. Cuando cogimos el autobús que llevaba hasta el centro de la ciudad nos metimos como es menester en un gran atasco a la italiana, miré por la ventanilla y vi un cartel con una tía rubia marcando tetas que rezaba: “Giorgia Meloni, Fratelli d¨Italia”. Me hizo gracia, una nueva Cicciolina para vengar a Iliona Staler, aquella ídola feminista. Hice una foto para Billy, porque siempre hemos adorado y admirado a esos políticos pintorescos del estilo putinesco, pena que como no votamos porque nos lo prohíbe nuestra religión no podemos apoyarles en firme con nuestro sufragio. A veces tengo la tentación de votar pero una luz viene hacia mí y me dice, como una zarza ardiendo, “cuidado con lo que haces, que les den por el culo a todos”, y entro en razón y no voto ni a Meloni ni a nadie aunque sea así de especial y maravilloso. Aunque si Iliona se hubiera presentado por Madrid las dudas hubiesen sido muy grandes aun siendo muy muy religioso en lo mío. Ella debería presidir el parlamento europeo y mearse en la boca de todos los parlamentarios. En una película Cicciolina se la chupaba a un caballo.

Llegamos a la bocana de la cueva de Niaux, un enorme agujero en un monte. Nos dieron unas linternas cutres y penetramos hacia el abismo negro. Caminamos un kilómetro y medio por la oscuridad detrás de la guía, una mujer rubia con cierto atractivo que no necesitaba ni encender la luz para manejarse por aquel mundo resbaladizo, se lo sabía de memoria. Anduvimos todo aquel rato y no sentí claustrofobia en ningún momento, me guiaba el culo de la rubia delante como un faro embutido de forma perfecta en unos pantalones del Decathlón, y ella no nos describía las estalactitas por su forma como “la virgen y el niño”, o “San José limándose los cuernos”, sino que permaneció en silencio en medio de toda aquella geología abrumadora hasta que llegamos a un recodo y alumbrando con las linternas pudimos divisar unos animales pintados en la pared. Los bichos habían sido dibujados hacía ochenta mil años y tenían caras burlonas como de persona. De hecho uno se parecía a Billy y otro al Galgo, parecían sonreír.

Mi madre ya ni se acuerda de que las cenizas de mi padre están dentro de la descalzadora. Se sienta en ella sin problema. Y hace un par de años que no quiere ir al cementerio de la Almudena por los santos, porque antes nos obligaba a acudir en tan señalada fecha porque quería que todos vieran que ella había limpiado la lápida mejor que el resto de sus hermanos, ahora que ellos han muerto no le queda ya ninguna razón para hacerlo, porque todo era un teatrillo en realidad. Los huesos que había dentro importaban poco, ahora me he dado cuenta, solamente era imperativo que la lápida brillase y cagar4que las flores de plástico de los chinos que ponía no estuvieran descoloridas, para no quedar mal ante el resto. Mi perra se estiraba encima de la piedra calentada por el sol cuando la llevábamos allí, nos observaba mientras echábamos el mistol y pasábamos la balleta, en una imagen de armonía familiar con la sociedad y la naturaleza.

Billy me contaba que le gustaba sentarse en la taza del water y que se pasaba allí muchos ratos, sin apretar ni nada, no lo necesitaba, simplemente descansando y echando con placer todo aquello fuera, sin prisas, no le gustaban las prisas. En el Water nadie entra a molestarte, allí puedes aflojar tu mierda como capa protectora sin que nadie tenga ganas de venir a contarte su vida, a enseñarte fotos de sus vacaciones ni a hacerse selfis contigo. Cagar es lo mejor de vivir. Cagar un meteorito, cagar trufas, qué más da. A ti te han dicho que tienes el colon irritable porque cagas tres o cuatro veces al día, pero en realidad querían decir que eres irritante a causa de tu colon. Se hace de noche sobre Madrid. Intento dormirme. Me acuerdo de tu cara sonriente. Cierro los ojos despierto. En Madrid siempre hay que tener un ojo abierto. Iliona Staler presidiendo el parlamento europeo. Nada de juegos, Cagar y vivir. Cagar y vivir. Cagar y vivir. Tal vez dormir. Madrid.

Cagar y vivir
todo el tiempo.
Soñar con cagar,
cagar despierto.
Hojas muertas,
gastritis,
colitis ulcerosa,cagar5
insomnio,
la noche ganando terreno al día
cada vez más deprisa.
Tu cara reflejada en un cenicero.
Sin tí no fumaremos más porros
pero te prometí no dejar de robar.
Cohetes espaciales
hacia vuestros culos
para desviar la trayectoria
de la muerte.
Prohibir el azúcar
y el papel moneda.
Cielo sucio y negro.
Salvar el planeta
chupándola como Iliona Staler.
Madrid Francia.
Billy se murió sin ver al Galgo.
Papá, tus cenizas están
todavía en la descalzadora.
Prisa por vivir.
Ganas de cagar
a todas horas.
Colon irritante.
Cada día me cuesta más dormir,
gracias al ardor de estómago.
Hay que aprovechar los días, las horas y los años
para follar lo más posible. cagar6
Nochevieja en el hospital.
Alta voluntaria del mortuorio.
Morir pronto
más que tarde.
No es lo mismo estar cagando
que vivir cagado.
Meloni zarza ardiendo.
Animales
pintados hace cien mil años con
cara burlona de
persona.
Tu casa es el bosque de Sherwood.
Limpiar las lápidas
con Mistol,
pasar balletas por encima de los muertos.
Sentarte en tu taza
a meditar.
Vivir y cagar todo el tiempo.


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