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Vikingos

Todos los domingos noche son fiesta. En lo que me concierne, es tradición familiar disfrutar en esta noche de una serie elegida a conciencia: no hay nada mejor que acabar la semana con un auto-regalo que me permita disfrutar hasta la última hora de descanso. ¡Qué mejor incentivo para mantener la alegría del fin de semana y no caer en el pesimismo que experimenta tanta gente! Últimamente, la serie que ha gozado de esa posición especial y que he tenido el inmenso privilegio de disfrutar ha sido la producción irlandesa-canadiense “Vikingos”. Habiendo compartido las hazañas de una población septentrional en la alta edad media durante dos temporadas, creo que me he formado suficiente criterio para afirmar que es una de las mejores series que he visto en los últimos cinco años. Y esto es mucho decir, dada la incomparable calidad y buena salud de que goza este formato televisivo desde inicios de siglo. A continuación os presento las razones principales para invertir un tanto de vuestro tiempo libre en la citada serie.

vikingos2Rigor histórico: ¡Basta de cascos con cuernos! Esta producción nos retrata lo que pudo ser la vida de los habitantes de una Escandinavia imprecisa, bebiendo de las sagas islandesas que nos cantan sobre Ragnar Lodbrok, un personaje semilegendario que conquistó el siglo IX desde el Norte.  Con el respaldo del canal Historia y sin ser especialistas en este campo, tenemos la oportunidad de conocer con más detalle el devenir de estos pueblos salvajes. Además, dado que la acción se desarrolla en reinos y condados que actualmente no existen, despierta el gusanillo por adentrarse no solamente en la vida de los vikingos, las sagas irlandesas y su mitología, sino también en los territorios en los que se desarrolla. Gracias a esta historia me he embebido con la historia comparada entre la Escandinavia stricto sensu (Noruega, Finlandia, Dinamarca) y Gran Bretaña. Y sin necesidad de documentarse, podemos reparar en cómo a pesar del mayor desarrollo social y económico de las tierras anglosajonas, la fuerza bruta y la estrategia vikinga puso en jaque a parte de las islas británicas.

Equilibrada en su narración, no se recrea en el morbo propio de los desnudos y la violencia, a pesar de que el tema lo podría disculpar. Para eso ya tenemos las producciones de la HBO. Esta serie nos demuestra que la posibilidad de mostrar sin mostrar, de ser efectiva gracias a la imaginación, que es más potente que la imagen en pantalla. Por lo demás, está cocinada al punto, con la pizca precisa de incursiones y contiendas, sin que llegue a ser tedioso para aquellos que no disfrutamos con el uso de la fuerza; y con el desarrollo de escenas amorosas en su justa medida, sin caer en el almíbar ni en la grosería. Todo un ejemplo a seguir.

Nos muestra otra vuelta de tuerca, que ya experimentamos previamente con realizaciones que comprenden desde “El Nacimiento de una Nación” (D.W. Griffith) hasta “Dexter” (VV.AA.). Nos vestimos con la piel del enemigo sin darnos cuenta, dejándonos llevar por un juego donde avanzan mano a mano las presuntas vivencias y el marco histórico. Es precisamente aquí donde se consigue que el espectador conecte con la historia, sorprendiéndose al comprender y consentir que los vikingos sean los bárbaros de esta historia.

vikingos4El ritmo magistral de la serie. En las décadas pasadas era habitual seguir series con varios capítulos de relleno o en los que la acción se dilataba innecesariamente para cubrir el número de capítulos previstos. Afortunadamente, se ha superado esta concepción para realizarse series que se restringen a lo preciso, pero que permiten ahondar en los personajes y sus motivaciones, lo que no siempre logra una película. En el caso de “Vikingos”, cada capítulo comparte el dinamismo de las películas, que tienen mucho que contar en poco tiempo, y el desarrollo necesario de cualquier serie actual. No hay capítulo que no satisfaga a tales efectos. Quizá los primeros episodios están menos logrados en este aspecto, pero una vez superados, os permitirá descubrir una trama histórica y de aventuras verdaderamente excelente.

Y todo ello sin dejar de contar con una bellísima fotografía de las tierras irlandesas (donde se rueda la serie) y una cuidada dirección artística, con especial mención al diseño de vestuario y peluquería (muy solicitada en los salones de belleza, por cierto).

En definitiva, esta serie es digna de una puntuación de 9 sobre 10. Por ello, si lo que queréis es escapar de la tristeza del domingo tarde-noche, nada mejor que iniciar la tradición con una buena serie como la que os recomiendo. ¡Hasta tendréis ganas de que llegue el domingo!


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