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Tayikistán

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Dentro del vocabulario de cada idioma, los topónimos son las palabras que designan aldeas, pueblos, ciudades, provincias, regiones, países, continentes. Estos términos constituyen muchas veces lo único que acertaremos a saber durante toda nuestra vida sobre la realidad representada y todo lo que conlleva (sociedad, historia, cultura). Lo más seguro es que yo no vaya nunca a Tayikistán pero el castellano me abre esta ventana léxica por si mi curiosidad decidiera empujarme en ese sentido. La invitación ya está hecha.

tayikistan5Los topónimos consisten en traducciones (Ciudad del Cabo traslada Cape Town) o en adaptaciones a la fonética y a la ortografía españolas de dichos términos en otras lenguas (Hamburgo, del alemán Hamburg; Aquisgrán, del latín Aquisgranum; Londres, del francés Londres). Habrán podido comprobar cómo, en estas adaptaciones, las lenguas no tienen por qué recurrir a la denominación original sino que pueden tomar como punto de partida la edición de dicho topónimo original efectuada por otro sistema lingüístico. Cada una de estas particulares etimologías nos remitiría, sin duda, a una explicación histórica.

En general, cuanto más se utiliza un topónimo externo a la sociolingüística de la lengua que lo adopta, más se tiene tendencia a adaptarlo a los usos fonético-ortográficos del idioma de adopción. Por este procedimiento, la lengua que lo edita lo hace suyo. A mi modo de ver, no hay mayor homenaje que se le pueda rendir a un referente exterior. Así, por ejemplo, si la capital de China no hubiera adquirido la relevancia que adquirió en el pasado, ahora mismo el topónimo en español se parecería mucho más al que la República Popular China reivindica (Beijing, pronunciado 'beiyín'), tayikistan2que al que se emplea más comúnmente: Pekín. Esta última forma procede de una época en que este tipo de palabras tardaban mucho más tiempo en ser incorporadas pues pasaban por muchas más bocas y recorrían muchas más leguas hasta que se asentaban en un determinado sistema.

Se podrán Vds. imaginar que soy mucho más partidario, por mi condición de filólogo, de dejar que las lenguas vayan poco a poco editando los topónimos exteriores a su ámbito de acción antes que plegarse a imposiciones políticas de cualquier género. Por mucho que el Gobierno de la India pretenda que llamemos Mumbay a la Bombay de toda la vida y por mucho que la nueva forma sea tan fácilmente pronunciable como la antigua, una comunidad de cientos de millones de hablantes que ha optado por pronunciar y escribir el topónimo de la capital del Estado de Maharashtra de una determinada manera no debería plegarse a este tipo de recomendaciones.

tayikistan4Han de saber igualmente que, aunque les parezca extraño, el número de topónimos extranjeros adaptados al español ha disminuido por una razón histórica: España ya no juega el papel preponderante de otrora en el concierto internacional. De esta forma, ya casi nadie sabe dónde están Cáller, Garellano, Ruán, Brema, Alcazarquivir, Angora o Mastrique porque, además, el peso relativo de la Historia de España en los programas educativos actuales ha disminuído en provecho del otorgado al de las distintas Comunidades Autónomas del Estado.

Por último y al hilo de esta última consideración, quisiera aprovechar la ocasión para reclamar mayor coherencia en los medios de comunicación españoles a la hora de designar los topónimos del Estado. Estemos hablando la lengua oficial que sea, debería, en cada una de ellas, emplearse preferentemente la adaptación a dicha lengua (si la hay) del topónimo regional correspondiente. Una vez más, no se trata de cumplir con la oficialidad o no de un término sino con el uso que más de novecientos años de vida (del castellano, por ejemplo) han ido imponiendo.

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