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Sembrar palabras

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Escuchando el otro día un programa de radio especializado en viajes, me llamó la atención la pobreza de vocabulario exhibida tanto por parte de los profesionales del ramo como de los periodistas y, por supuesto, de los oyentes llamados a participar. Si hay un tipo de emisión que debería caracterizarse precisamente por su capacidad de trasladar a los oyentes rasgos paisajísticos, humanos, emociones, vivencias, etc. ése debería ser aquél del que estamos hablando.

Cuando se trata de caracterizar, de dar color a lo visto, lo encontrado o lo vivido, las lenguas están dotadas de toda una serie de mecanismos que vamos a identificar globalmente como de 'adjetivación'. Estos mecanismos incluyen, por supuesto, el empleo de adjetivos pero también de adverbios (que podrían ser considerados adjetivos verbales y que también pueden modular la intensidad de los propios adjetivos), proposiciones de relativo (ya saben Vds., las que empiezan por 'que', aunque también podrían considerarse relativas las inauguradas por un 'donde') y, por supuesto, otros sustantivos y sintagmas nominales.

sembrarpalabras2Pues, bien, en tal programa de radio no asistimos nada más que a la proliferación de una exígua gama de adjetivos (no más de ocho distintos) entre los que destaco el apreciativo más de moda hoy día: 'chulo(a)'. 'Chulo' abarca todo el espectro evocado por lo hermoso, lo interesante, lo divertido, lo pintoresco. En fin, todo lo que Vds. se puedan imaginar que valga la pena. El resto de la 'alineación' está esencialmente compuesto por esos términos que asociábamos antes a la manera en que las folclóricas se echaban, hipócritamente, flores las unas a las otras: 'maravilloso', 'fabuloso', 'estupendo' y demás.

No computo en dicho abanico léxico palabras como 'grande', 'pequeño', 'cerca' y 'lejos', que, por ahora, no se ven amenazadas por el galopante empobrecimiento lingüístico al que asistimos cada día. Conceptos que los locutores de la emisión aprendieron, sin duda, con programas tan útiles como añorados y que se llamaban Un globo, dos globos, tres globos, Misión rescate o Barrio Sésamo (por citar aquéllos de mi generación).

sembrarpalabras3Ante este estado de cosas, yo les propongo que se pongan Vds. a 'sembrar' palabras. O, mejor dicho, a 'resembrarlas'. Palabras que Vds. juzguen en peligro de extinción. Palabras que les parezcan especialmente sugerentes, bonitas o precisas en su referencia. Palabras que nos devuelvan a lo que consideremos más auténtico y propio de nuestro castellano. Palabras difícil o imposiblemente traducibles a otras lenguas.

Claro que, para ello, Vds. deberían, en parte, dejar de hacer lo que hace la inmensa mayoría: abrazar un anglicismo, operar una estrategia de evitación lingüística (preocupante es aquí el caso por el que se huye del empleo de 'cuyo'), conformarse con un comodín, entregarse a un modismo. Además, deberían Vds. alcanzar alguna cota de notoriedad que les permitiera granjearse un prestigio social que los convirtiera en modelos (también lingüísticos) que imitar.

¿Se imaginan que don Diego Pablo Simeone González hubiese rechazado comentar la última actuación arbitral sufrida declarando: "Lo siento, pero prefiero no zaherir al colegiado"?

Cholo, si me estás leyendo, anda, échame una mano...

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