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Presidente

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Ahora que todos estamos de enhorabuena porque las mujeres han alcanzado cotas de poder, responsabilidad y relevancia en toda una serie de ámbitos que se les había negado, ahora, precisamente, creo que ha llegado el momento de reflexionar sobre la regularización analógica de género que están sufriendo algunos términos etimológicamente no connotados como es el caso de presidenta.

Presidente es, hoy, un sustantivo que proviene de una categoría sintáctica particular: el antiguo participio de presente. Los participios de presente son unas formas verbales no personales (en el sentido de que no se conjugan) que se encuentran a caballo entre los ámbitos del verbo y del nombre. Encierran una incuestionable entraña verbal porque dan cuenta de una acción que está en curso de cumplimiento (al menos en origen). Simultáneamente, podemos determinarlos y caracterizarlos con todo el arsenal de 'servidores' que completan al sustantivo: determinantes artículos, posesivos, demostrativos, adjetivos calificativos y epítetos:

"La oyente se mostró descortés."
"Mi cantante favorita es Pasión Vega."
"Esta cliente es muy exigente."
"El exíguo remanente nos impidió acometer más gastos."

Como habrán podido comprobar en los ejemplos previos, las formas en -nte no implican género masculino o femenino alguno. Precisamente porque su étimo correspondiente latino en -ntis se refería a persona masculina o femenina.

La mayoría de todos aquéllos que emplean hoy presidenta desconocen todo lo que les acabo de contar y piensan que, de este modo, homenajean a la mujer que ha merecido tal distinción. Yerran, a mi modo de ver, por varias razones:

presidente2a. Es cierto que presidenta aparece en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua pero es precisamente en su cuarta acepción actual como apareció por vez primera: 'mujer del presidente'. Quiere ello decir que este término se abrió paso, en los oscuros tiempos en que la mujer veía pisoteados sus derechos, para escarnecer a aquéllas que pretendían alcanzar notoriedad por ser la esposa del dignatario de turno, como podía haber sido el caso de 'alcaldesa', 'capitana', etc. Hoy en día, lo que ha hecho la RAE no es sino avalar una rehabilitación lingüísticamente aberrante auspiciada por los difusores de lo políticamente correcto.

b. Esa misma autoridad pretendidamente 'biempensante' se niega a sistematizar esta acomodación con términos como 'cantante', 'cliente', 'pariente', etc. por el simple hecho de que 'le suena mal' o porque los cambios entrañarían valores irrisorios o peyorativos. Este tipo de justificación muestra bien a las claras la incompetencia lingüística de estos hablantes, incapaces de aducir razones científicas en uno u otro sentido.

presidente4c. Presidente no significa 'el que preside' sino 'que preside'. Desgraciadamente, los usos nos habituaron a imaginar también el artículo masculino delante del relativo pero, de la misma manera en que los coches no se adaptaron a las mujeres porque ellas comenzaran a conducirlos como los hombres, la lengua no tiene por qué adaptarse a esta nueva y gozosa situación a la que nos referimos si no hay nada en su mecánica que lo justifique o avale.

Considero, en conclusión, que la mejor manera de impedir que presidenta se imponga para siempre jamás es no tocar la lengua y sí poner todos los medios para que no haya ninguna presidente que se lo merezca a la que se pueda hurtar este cargo.

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