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Ars doliendi

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Vaya por Dios, el semáforo se me ha vuelto a poner en rojo cuando acleraba para enfilar la recta hasta casi mi casa. Otro día más, el cabrón de turno se ha colado dos cruces antes para provocar que por mucho que rasque pedal no llegue a tiempo. Joder, mira que tengo miramientos, pero cualquier día le pego un susto al de la moto. Que van por donde quieren. Y la que va hablando por teléfono, y el que se para a saludar, y el autobús, y la señora de sesenta años en bicicleta, no jodas, en bicicleta en plena hora punta, con su casquito integral y su chandal, sorteando el tráfico a 20 por hora. ¡Olé su coño lampiño! Los peores, los taxistas. Y los camioneros. Claro, como viven al volante, se creen con derechos. Y los peatones que se cruzan a la mínima de cambio, algunos se te echan encima como esos rusos que pierden la pensión. ¡Qué ganas de vivir en el campo! Pero unos días, claro, que llenarse de mierda para producir cuatro tomates... y convivir con todo el espectro de seres vivos, de los que se incrustan en la axila a la que te descuidas... Ultimamente me jode hasta Jordi Hurtado, lo se, estoy para los leones, no me quita la mugre ni Don Limpio. Me cago en tó.

Pero ante la apatía-histeria-mala-hostia-desdén-locura y demás, y para colmo, ante la probada falta de eficiacia del ajo, agua biendicha, sermones, charlas de amigos, conxuros, drogas, familia y demás, una imposibilidad absoluta de paliar este enfado vital con todo y con todos, pues, por lo menos... aquí va una historia...

ars5Bien

¿Estáis ahí?

En 1942, el doctor Schiller Scherztrcz descubrió casi por casualidad cómo ciertos estímulos visuales afectaban tanto a especies del mundo animal, como a homólogas del mundo vegetal e incluso a ciertos entes denominados "inertes" o minerales. El doctor hablaba en concreto de imágenes relacionadas con lo orto-fálico y lo sináptico-arcáico, es decir, imágines que directamente te la levantan, como un crucifijo o un parto grabado en videocámara. Cosas que tienen más que ver con a qué huelen las nubes que con limpiar el cuajo de la ubre. El doctor pasó días interminables tratando de deducir si un cuartillo de vino te emborrachaba más que dos coma quince botellas de Chantilly, o viceversa. Si un beso en la mejilla podía ponerte más berraco que una mamada a destiempo. Si un "te quiero, puta" valía más que veinte años de falsa moralina. Si flipar con la luna no equivalía a esnifártela. Si la caricia más deseada era siempre la esperada. Si las tortas al final siempre eran pan.

El doctor indagó en lo propio y lo ajeno, se lleno de gloria y oprobio, rodó por los callejones y se exhibió en los salones, anduvo con señoras y andó con putas, se lució y salió deslucido, en fin, vivió.

ars2Al final de sus días, el pobre Maximilian (ahora, a estas alturas, le tuteamos) dijo: "¡Ay, Friedrich (era su ayuda de cámara y testaferro), ¡Ay, Friedrich (y ahí se repitió, y no era cosa que soliera ocurrirle al señor), ¡Aaaay, Friedrichh (y ya a la tercera aquello pasaba a ser suceso excepcional, y además se le coló una "h" de más... )... ¡¡¡HAAAY, FRIEDRICHHHH!!!!

Ahí la Historia hace un paréntesis ante la falta de claridad en las pruebas, y deja al lector la interpretación absoluta del sentido de las últimas palabras del conocido taciturgo, que a falta de algo mejor se podría interpretar como: "¿nos hacemos la última, o nos vamos a casa?".

El bueno de Friedrich, ya con sus 78 años, hacía tiempo que pasaba ampliamente de lo que su señor opinaba sobre la vida o la muerte. Es más, estaba sordo como una tapia. No es de extrañar que, ante la mortecina coloración que estaba adquiriendo su preceptor, se apresurase a axfisiarle con el antiguo y efectivo método del almohadazo, muy árabe la palabra y muy jodida la muerte, sin poder soltar un "me cago en Dios". ¡Hay, pobre Herr Schiller Scherztrcz, tan poco empático como recto y estirado! Murió como un auténtico señor, en su cama y acompañado de la única persona que le aguantó en vida.

¿Y a tí quién te aguanta?

A mí hace tiempo que me dejó de importar si don Tristrás es el traidor de las empernías o el hallador de los ayuelos peíos, sinceramente, hay ciertos aspectos de la psique humana que me repugnan, tanto del justiciero como del chustívoro. Que no me chanela tu bají. Que no.

ars4Me cuesta entender hasta el acto más nimio, como el pensar, que ya lo hacemos de serie. No se, será que, como todo, cuando te das cuenta ya es irreversible. Al final terminas entre el after y el después. Que no solo de hostias vive el hombre. ¿Y qué hacemos, llorar?

Yo no lloro, solo con las malas películas. La vida me da risa, no puedo llorar ni con su brutalidad. Y esos periodos temporales anuncian su final con erupciones emocionales más o menos desaforadas. La realidad inspira a la ficción, y la imaginación estimula a la realidad. No se como se provoca, pero como todas las crisálidas y tumores, la puta vida estalla. No es nada. Solo sobre la base del dolor. Es como abrir una herida.

Y esta pus, en mi humildad, os ofrezco. Poco saldrá más puro de mi. ¿Quién me ofrece su locura?

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