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Brocéliande

Broceliande

Algunos de nuestros viajes están asociados a momentos íntimos de nuestra niñez, a personajes que crecieron con nosotros durante nuestra infancia, a lugares fruto de la fantasía que creíamos inaccesibles.

“Bien près de tout le jour entier m'en allai chevauchant ainsi et je sortis de la forêt dont le nom est Brocéliande. Bientôt j'entrai dans une lande et vis une bretesche pas plus loin qu'à une demi-lieue galloise. Je vis l'enceinte et le fossé tout environ profond et large. Sur le pont de la forteresse je vis le seigneur de ce lieu tenant sur son poing un autour.”

Así encuentra Calogrenant la Fuente de Barenton, tras cruzar el bosque de Brocéliande, según el relato de Chrétien de Troyes en Yvan o el Caballero del León. En ese universo legendario donde moran animales míticos, hadas y magos transcurren las primeras historias noveladas en el siglo XII que terminarían por componer el ciclo artúrico.

Aún no había cumplido 10 años cuando descubrí ese universo fascinante. Había devorado El Principe Valiente de Harold Foster y en casa empezaron a aparecer libros de caballería: Lanzarote del Lago, Tristan e Isolda, Los Hechos del Rey Arturo... una afición que no me abandonaría nunca.

La primera vez que visité Bretaña no me resultó difícil decidir cual sería el punto de partida de nuestro recorrido. Adentrarse en el bosque oscuro de Paimpont, situado entre Morbihand y Côtes d'Armor, suponía para mí mucho más que disfrutar de una  frondosa arboleda de robles y hayas plagada de multitud de arroyos.

Porque al bosque de Paimpont se le conoce también como La Fôret de Brocéliande desde 1467, cuando Guy de Laval, Señor de Comper, lo identifica como tal. Este fue el punto de partida de numerosas reivindicaciones de grandes familias bretonas que, buscando testimoniar su pasado glorioso, se atribuyeron la posesión de territorios artúricos, lugares popularizados por el éxito de una leyenda que se había ido extendiendo a lo largo y ancho de Europa hasta conventirse en un mito.

Esta pugna por la gloria resulta hoy irrisoria, puesto que todos sabemos que, si bien en el origen de la leyenda se encuentra un guerrero bretón llamado Arturo, la figura del Rey y su Tabla Redonda y el entorno mágico que lo acompaña pertenece a una recreación literaria colectiva realizada a lo largo de varios siglos.

Pero al margen de la leyenda, Chrétien de Troyes, iniciador de la literatura cortesana bajo la tutela de Leonor de Aquitania y su hija María de Champagne, recogió la tradición bretona oral basada en la fantasía de la mitología céltica y entretejiéndola con otras fuentes construyó sus “romans”, con los caballeros andantes y la corte del Rey Arturo como eje central y un territorio geográfico que va desde Bretaña hasta Gales. Y es en el interior de Bretaña donde se encuentra uno de los enclaves míticos de la leyenda, el hogar de Merlin y las hadas Morgana y Vivianne: Broceliande, un bosque majestuoso, plagado de huellas prehistóricas, de árboles grandiosos y de increíbles historias.

Absolutamente embriagada desde niña por estas leyendas, ansiaba recorrer el interior del Bosque Oscuro en busca de señales, visiones, imágenes que evocaran tramas y personajes ya conocidos. Para disfrutar del entorno recorrimos el bosque siguiendo sus innumerables rutas que nos llevaron hasta el pie del Árbol de Oro, a las Fuentes de Barenton y de la Juventud, a la tumba de Merlin, al Valle sin retorno... paisajes excepcionales y restos de monumentos megalíticos que van dando pinceladas al lugar. Visitamos el castillo de Comper y bajo la lluvia disfrutamos de la hermosa vista del Castillo de Trécesson con sus muros de pizarra roja, hasta que la tormenta cesó y pudimos contemplar el reflejo del castillo en las quietas aguas de su estanque.

En el pueblo de Concoret, como siempre por casualidad, descubrimos un lugar perfecto para nosotros en el camping municipal. Bajo dos de sus enormes robles montamos nuestro “terruño”. Cerca, muy cerca, Le Chêne á Guillotin, un árbol de grandes dimensiones que respira alma por sus cuatro costados y cuya historia merece la pena escuchar.

Para pasar las noches llevé conmigo el mejor acompañante posible para este viaje, Chretien y su Lanzarote del Lago. Releyendo las historias de este caballero ejemplar a quien la Dama del Lago crió en el Bosque Oscuro me dejé llevar cada noche por el sueño.

No sé si este enorme monumento de la creación alcanza el mítico lugar construido por mis propias fantasías tras muchas lecturas. La leyenda siempre se sitúa en un lugar difícil de alcanzar. Pero en el interior del bosque, cuando los rayos del sol apenas podían cruzar el entramado de enormes y fuertes ramas que se abrazan entre sí y el silencio sólo lo rompen trinos y rumores de los arroyos, sentí que la magia estaba presente y que todo fue, es y será posible bajo el abrigo de esta prodigiosa naturaleza.


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