El Dios cristiano visto desde el politeísmo
En la antigüedad de Grecia y Roma había muchísimos dioses, todos y cada uno de ellos tenían sus particularidades, pero lo que estaba claro es que todos podían violar, matar, robar, secuestrar y por supuesto engendrar.
Uno de los más destacados haciendo todo este tipo de fechorías fue Zeus que era el padre de todos los dioses o dicho de otra forma el Dios principal.
El Dios cristiano desde el punto de vista del politeísmo, no es más que otro dios con sus características y particularidades propias.
Los dioses eran virtuosos, y a su vez virtuoso viene así como viril del prefijo vir está en la raíz de ambas palabras. Masculino y dominante.
Viriles se consideraban también a los hombres y debían ser dominantes ya que esa era parte de su condición como hombres. Por supuesto podían hacer lo que quisieran sexualmente y su característica principal era la dominación. Solo había una cosa que les estaba prohibida, y que era precisamente dejarse dominar o dicho de otra manera, dejarse sodomizar pues en ese momento serían tratados como objetos o menos que mujeres, pues al menos ellas podía procrear y cumplir con su cometido realizándose para la sociedad de la época.
La raíz virtuoso tiene un mismo origen y por supuesto todos los dioses eran virtuosos en la antigüedad politeísta, además eran caprichosos y podían hacer lo que quisieran pues estaba en sus poderes y en su mano el poder hacerlo.
Así pues el Dios cristiano coge el modelo de los dioses antiguos y aun teniendo sus características propias no deja de hacer lo que el resto de los dioses, es decir conceder o quitar la vida, violar a través del Espíritu Santo insuflando y engendrando sus frutos a la humanidad y a sus servidores o esclavos.
La capacidad de engendrar está acorde con la virilidad y es un atributo masculino dominante y no necesariamente humano. El caso del Dios cristiano no es diferente ya que en esa época se consideraba que una cosa iba unida inseparablemente a la otra y no debía ser de otro modo. Así que cuando se inventa o se define a un Dios por la humanidad, se le atribuyen características en función de cómo se moldea.
Dentro de las características propias del Dios cristiano encontramos una particularmente interesante qué son los celos. (Atributo particular y distintivo de los seres inferiores, pero que en esta ocasión y como defecto tiene un Dios supuestamente superior en la escala evolutiva) El Dios cristiano es un Dios celoso y no permite a sus siervos ni a sus esclavos que vayan con otros dioses pues no quiere compartirlos, los quiere para sí. Y no solo eso, los califica de no verdaderos a los demás, como si se mostrara inseguro de que otros pudieran creer en otras posibilidades nacidas de la creación, que de por ser él o parte de él en otra forma o sustancia, no deberían importarle. Dios no debería ponerse a discutir con sus seres creados ni darles explicaciones sobre como ordenar sus designios, pues sería como explicar a un niño la revolución francesa en detalle o que participara en una asamblea de vecinos sobre el tejado de la comunidad o el ascensor. En una palabra, rebajarse demasiado.
Sin embargo que sea celoso no lo hace diferente de otros dioses simplemente que tiene esa característica así como otros dioses tienen otras. Por lo tanto copia el proceder humano en la creación de los diferentes dioses simbólicos que necesita para entender la realidad. El Dios cristiano comparte pues con el resto de los dioses muchas de sus características y es parecido a todos los anteriores inventados, con los cuales comparte su forma de ser en un alto porcentaje, así como su proceder.
En la particularidad del Dios cristiano encontramos también su avatar Jesucristo es una encarnación en cuerpo de hombre de la representación de un Dios. Está habilidad de aparecerse como humanos y pasear entre ellos era bastante común en los relatos que conocemos. Los dioses podían cambiar de forma adoptando formas como humanos e incluso a veces transformándose en elementos de la naturaleza o en animales para ejercer su influencia divina o simplemente divertirse.
Del mismo modo podemos ver que el Dios cristiano adquiere varias formas a lo largo de su historia. Ejemplos son convertido en Espíritu Santo, en Dios Padre o en su avatar Jesucristo su Hijo. O a través de sus formas derivadas donde usa mediadores o mensajeros, como apariciones, milagros o ángeles.
La parte politeísta que podemos encontrar en la antigüedad o polimorfa, se refleja a través de los santos, Los ángeles y otro tipo de pseudodivinidades que acompañan al Dios Padre que este caso no es Zeus Dios de los cielos y del rayo, la luz, pero lo imita.
Como en la antigüedad, también había diosas y no solo dioses así veremos este reflejo por ejemplo en la Virgen María que tenía cualidades propias y poderes propios de sus características especiales. Además para abarcar a todo el elenco de posibilidades los ángeles son seres asexuados que tanto funcionan como hombres o como mujeres dependiendo de las necesidades de guión y la enseñanza que se pretenda trasmitir. Pues no hay que olvidar, que todas las religiones pretenden moralizar y formar el pensamiento de sus seguidores, por ello se recurre a historias mitológicas o parábolas.
La representación de la lucha con otros dioses está interpretada por su antagónico el demonio o los diferentes demonios que forman parte del inframundo, que en este caso no es hades, y que se oponen a la voluntad de este dios particular.
Por supuesto que en el caso del dios católico todos los que estamos somos sus esclavos servidores cómo ocurría en la antigüedad con los señores o gobernadores que tenían esclavos pues los dioses no son ni más ni menos que un reflejo de una sociedad mitificada o idealista. No por ello necesariamente perfecta ni justa.
Para terminar, concluir en que todas las posteriores influencias filosóficas y religiosas de modelos occidentales y orientales sobre Dioses, por ejemplo maniqueistas, llevarán a ir definiendo aspectos de la interpretación divina que se quiere proponer. Es el caso del constante cambio al que se ven sometidas las religiones vigentes o no, donde aparecen y desaparecen cosas como el limbo, porque en un momento concreto deja de convenir esa parte poco satisfactoria de la definición del Dios inventado.