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Creando al Dios Ébola

Hace unos días, el pánico se adueñó del mundo. La crisis del ébola ha podido incluso con la crisis económica, lo que me lleva a pensar, una vez más en la pirámide de Maslow y como se jerarquizan las ideas en el ser humano y en la sociedad.

La necesidad de sentirse seguro es muy superior a las necesidades de comodidad o de poder adquisitivo. Así el ébola ha sustituido el espacio dejado por los atentados terroristas y ha ocupado el principal de las páginas de los periódicos y titulares.

Ya no pensamos en si el gobierno lo hace bien o mal, de si tenemos muchos o pocos impuestos, de si hay o no casos de corrupción. Ahora pensamos en nuestra vida y la posibilidad de contagiarnos de ébola.

Del ébola sabemos todo y nada. Una enfermedad que afectaba muy lejos de nuestras fronteras y que ahora ha llegado a los países desarrollados, creando una psicosis colectiva. Pero hace años películas como Estallido planteaban esta posibilidad como si de ciencia ficción se tratara.

La principal vía de contagio del ébola o cualquier otro virus es la estupidez humana. Es lo que causa los principales desastres naturales que nos afectan. Realmente si el ébola no tiene actualmente cura a través de medicamentos, es porque no hubo alguien suficientemente visionario y eficaz para fabricar un fármaco desde hace 20 años y estudiar el virus. El altruismo y la inteligencia suelen estar reñidos con el egoísmo y el dinero. Los humanos trabajamos por objetivos vendibles que podamos colocar a los consumidores y cuantos más mejor.

Además hay otro factor a considerar, y es ”el chanchullo y que no me pillen”, como nuestro pensamiento no es en ningún caso ontogénico, pensamos de manera idiota, así, salvamos nuestro culo o tapamos los posibles errores que cometemos en el ámbito personal o político.

Es mejor que muera la sociedad a que me pillen a mí en algo que he hecho mal. Si además solo quedara una vacuna, y tuviéramos la posibilidad de recrearla o ponérnosla nosotros, las decisión estaría más que tomada.

Por otro lado, la gente reacciona emocionalmente como sociedad de la misma manera que lo haría un individuo. Si los demás creen en algo, será porque hay que creer en eso y por lo tanto es cierto. La lógica es absurda, pues porque muchos crean en algo no significa que sea lo cierto, ya que el número no lo hace verdad, aunque si creíble.

Con esto quiero decir, que el ébola ha dispersado la atención de lo verdaderamente importante que en mi opinión es el buen hacer y el altruismo.

ebola2Se ha comentado y criticado en radio, televisión y prensa en general, la importancia que le damos a un perro respecto a los tres mil cuatrocientos fallecidos en África. Como seres emocionales que somos, las cifras no nos despiertan demasiado interés, pero las historias si pueden tocarnos la fibra sensible, por eso el perro ha triunfado sobre los miles de cadáveres que se apilan en algún hospital lejano del tercer mundo. Quizá si empezáramos a considerar a los seres humanos como animales, empezaríamos a salvar vidas y a darnos cuenta de nuestra condición deshumanizadora.

Ahora nos enseñan en televisión a quitarnos correctamente un traje de nivel 4, lo cual, ustedes saben, es principal y emocionalmente necesario para nuestra supervivencia en esta tierra. Este tipo de noticias son las que interesan al público en general y manipulan al público en particular.

Los chistes también hacen su mella en la población, y vemos fotografías con bolsas de plástico en la cabeza de personas comparándolas con los herméticos trajes de astronauta que llevarían los médicos. Por si fuera poco, seguro que ustedes se acuerdan de la marca del supermercado que hizo correr esta promoción.

ebola3Manipulación es la palabra que más se ajusta a nuestro equilibrio emocional social y los medios de comunicación. No se olviden que todo tiene siempre un triple carácter, información manipulada, publicidad vendible, y medios de comunicación parciales. Si tienen esto en cuenta siempre que se acerquen al intervencionismo mediático, podrán a empezar a ver que debajo de los 3/8 del Iceberg se encuentra alguien que se aprovecha de la venta de hielo.

Sigan comprando ácido acetil salicílico a granel para llenar sus despensas contra dolores de cabeza, la industria farmacéutica se lo agradecerá. Pero si usted nace en África, ¡mala suerte!, pruebe a jugar otra vez la próxima vez que nazca y a ver si le toca el primer mundo. Su boleto no ha sido premiado ni con el reintegro, quizá pueda cambiar de especie en su próxima vida y elegir periquito, o jamelgo. Le desaconsejo que elija ratón de laboratorio, pues tiene muchas posibilidades de palmarla, aunque menos que humano de un país en vías de desarrollo.

Tabla del bochorno:

Prioridad 1: Que no me pillen. Mejor miento.

Prioridad 2: Que salga beneficiado de algo a pesar de la desgracia de otros millones, miles, o algunos. (Por este orden mejor)

Prioridad 3: Que se aproveche mi familia, mis amigos, o todos los que estamos en “el fregao”.

Prioridad 4: Si me pillan, que sea pillando a muchos más igual que a mí.

Prioridad 5: Si no me beneficia en nada o perjudica… ¿Para qué voy a recoger mi mierda?

Prioridad 6: Si no me beneficia o perjudica en nada… ¿Para qué voy a mover el culo por nadie?

Prioridad 7: Si nadie se va a dar cuenta… ¿Por qué lo voy a hacer bien?

Prioridad 8: ¿Para que voy a cambiar si los demás piensan como yo en esta tabla?

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