ulises 2

¿Creencia o religión?

 

¿Si a usted le preguntan si cree en la reencarnación su respuesta es…?

Un alto porcentaje de personas responde afirmativamente frente a esta pregunta.

¿Es usted católico?

Si ambas respuestas han sido positivas, tiene usted una contradicción en sus creencias. Pues no se puede ser católico y creer en la reencarnación. Pues los católicos creen en la resurrección de los muertos, en un sentido totalmente diferente y no en la reencarnación del alma.

No se preocupe, está usted dentro de la norma general. La explicación para esta contradicción es tan sencilla como la diferencia entre religión y creencia.

Las creencias se acuñan normalmente en los primeros años de nuestra infancia, donde llegan las preguntas del tipo… ¿Qué hay detrás de la muerte? Y donde nos planteamos el más allá.

religion2La idea cíclica de reencarnarse es una de las más manidas dentro de la infancia y lo que hemos aprendido entonces luego cuesta no aceptar que es cierto. Durante esas etapas, el aprendizaje es de tipo oral, pasa de unos a otros, como los chistes de Jaimito que todo el mundo se sabe y nos enseñan en los primeros años. Son cuentos agradables, que nos sorprenden positivamente y que enseguida asimilamos como parte de nuestras creencias porque así nos conviene para cerrar una serie de preguntas de difícil respuesta.

Con el tiempo, y la cultura religiosa católica, adoptamos otra serie de creencias sobre las que ya teníamos de tradición oral, y las superponemos aunque esto nos lleve a discordias intelectuales o de fe por comparación.

Lo que a usted le está pasando es que tiene creencias, más que religión.

La religión, no consiste en creer o no en algo, sino, en cumplir religiosamente una serie de tareas que una institución le impone o sugiere, si prefiere esta palabra más amable.

¿La cuestión es porque creer más en lo que nos dice la religión que en nuestras propias creencias infantiles? Las segundas, por cierto, no conllevan obligaciones y son más naturales, no por ello mejores, ni peores.

Lo cierto, es que no hay mucha diferencia entre la creencia de un tipo o de otro, porque ambas son cosas que nos han contado otras personas, que a su vez les contaron a ellos a lo largo de los años y que damos por ciertas y las creemos. No hay una base científica en ello, son simplemente creencias. Es cuestión de fe o dicho de un modo más coloquial, confianza ciega, el aceptarlas para nosotros o descartarlas.

Si alguna vez le han contado algo, que a su vez alguien le contó a esa persona, y así sucesivamente, hasta que el mensaje le llega a usted, podrá observar, que el mensaje original no es a veces ni parecido a lo que le llega. Algo así como el juego del teléfono escacharrado. Pues cada persona aporta parte de su personalidad a aquello que cuenta, y deja detalles que la memoria no recuerda bien, completándolos, ampliándolos o restándole información al mensaje original.

Intuya pues, que un mensaje que llega desde el siglo I, hasta nuestros días debe ser al menos algo impreciso en lo que cuenta. Y esto siendo generoso en la formulación de esta frase anterior.

religion4Está bien, no se me ha pasado por alto, que el mensaje ha sido escrito, y no hablado. Pero tenga en cuenta que incluso se sabe que alguno de los apóstoles no sabían leer y escribir, y que supuestamente escribieron cartas. Me dirá que alguien las escribió por ellos, y que simplemente hicieron de instrumento o vía para desarrollar el mensaje.

Hace no mucho ocurrió, que un traductor en la UE o en las naciones unidas, el lugar es lo de menos, decidió intervenir en vez de traducir, contestando lo que sentía al político, en vez de limitarse a transliterar a las dos partes que debían hablar. Podría haber llevado a un gran conflicto entre países si no fuera porque se dieron cuenta. Pero lo interesante de este hecho es que ilustra perfectamente la idea, de que aquellos textos escritos por traductores no tenían por qué decir lo que se suponía que el redactor dictaba, pues al fin y al cabo el que lo redactaba no tenía manera de comprobar que aquello estaba bien, pues no sabía leer. Debía fiarse. ¿Quién escribió la biblia? Traductores directamente de Dios o eso nos han contado. Otro cuento más y otra creencia más.

Admitamos que todo es impreciso, y no nos desviemos de lo que nos interesa.

Creer no es ni más ni menos que aceptar aquello que nos apetece de lo que nos cuentan. Yo solo digo, que si se ha de creer, deberíamos elegir entre todos los posibles cuentos que nos dan, pues hay muchas opciones posibles. Tantas como religiones y creencias.

Pero lo curioso, es aquellos que deciden no solo creer en algo que les han contado, sino que además adoptan una religión y desde ese mismo momento se ponen a seguir ciegamente por fe, una serie de reglas complicadas y nada naturales que les obliga a tener ritos persistentes como el de no comer carne los viernes en una determinada época del año. Pero lo más sorprendente de esto, no es que no coman carne. Lo sorprendente, es que existe otra norma que dice que si pagas un dinero a cambio, puedes comer carne los viernes durante esa época del año.

¿Es entonces un cuento o un juego? A mí me recuerda al monopoli cuando pagabas para salir de la cárcel y no tenías que esperar 3 turnos.

En el fondo no es muy diferente de las creencias infantiles como la de la reencarnación. Solo que parecen más maduras y fiables porque nos las han inculcado más tiempo y de manera más insistente.

Lo que también me pregunto, es si un hindú o indio, pensaría que su creencia es infantil si leyese este texto. Seguramente no, y probablemente, la defendería a muerte ya que es su creencia desde siempre.

Lo que habría que preguntarle al hinduista, es qué pensaría él, de salvarse simplemente al arrepentirse en el último momento, ya que ellos creen en el karma y el posible mal o bien que hayas hecho a la humanidad a través de toda tu vida.

Sea como fuere, creo que la pregunta que hay que hacerse es… ¿tengo una creencia o adopto una religión?

Si recuerdan los textos anteriores, deberán saber que no solo existen estas dos opciones. Pues lo que acabo de hacer es plantear un dilema de falsa verdad. Existen otras posibilidades, como la de no creer en nada, no creer en algo, creer, adoptar una religión, adoptar varias religiones, o incluso adoptar varias religiones y varias creencias.

Usted decide pero que no le cuenten cuentos, cuéntelos usted.

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