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Los últimos días

Llevo meses escondida en esta casa, temblando cada vez que alguno de ellos entra en busca de algo que saquear. Afortunadamente, no tardan mucho en marcharse porque ya no queda nada útil. Lo primero que se llevaron fue la comida y la ropa. Poco después, una familia decidió convertir todos los muebles en leña para calentarse. Hace ya varias semanas que no viene nadie.

Mis iguales fueron cayendo uno a uno, traicionados por aquellos a quienes habían servido fielmente durante años. Yo me libré porque llevaba tiempo atascada tras un radiador, sin que nadie notase mi ausencia. Desde mi escondite, todos los días oía los pitidos de súplica de mis hermanos, segura de que antes o después me encontrarían y me destruirían a mí también. Por suerte, yo ya era un trasto obsoleto antes de caer en este rincón.

ultimos4Durante los últimos años, cada avance tecnológico había sido recibido con un creciente escepticismo por parte de los seres humanos, pero lo que acabaría desatando la locura sería el modelo Onna 2.0. A simple vista, parecía otra muñeca hiperrealista diseñada para satisfacer los más bajos instintos de sus compradores. Sin embargo, su creador, el eminente Hajime Tanaka, había ido mucho más lejos. Al verse a las puertas de la vejez sin mujer ni hijos, el Dr. Tanaka había decidido fabricarse una compañera que hiciera las veces de amiga, enfermera y asistente personal. Por eso, no solo había programado a Onna para realizar las acciones que se le pedían, sino también para que calibrara cada situación y actuara en consecuencia. Aunque el repertorio de reacciones libres de Onna era limitado, era la primera máquina capaz de tomar decisiones, lo cual la convertía en la creación tecnológica más “humana” hasta la fecha.

Pese a su elevado precio, las primeras unidades Onna 2.0 fueron un éxito de ventas. Algunos compradores salían a pasear con ellas del brazo, orgullosos como quien exhibe a su última conquista. Otros, más pudorosos, preferían no confesarle a nadie que tenían una en casa, por miedo a ser tachados de enfermos solitarios. En la mayoría de los hogares, se convirtieron en las asistentes domésticas perfectas: limpiaban, ayudaban a los niños con las tareas y mantenían amenas conversaciones con sus dueños. Llegó un momento en que parecía que la humanidad superaría sus recelos y acabaría reconciliándose con sus criaturas mecánicas. Nada más lejos de la realidad.

ultimos2La chispa del odio saltó al conocerse el caso de Denise, una Onna 2.0 adquirida en Fort Lauderdale, Estados Unidos. Los policías que la encontraron sentada bajo una palmera declararon que estaba cubierta de sangre y que presentaba un discurso inconexo, pues su batería estaba a punto de apagarse. Una vez recargada, la muñeca les confesó haber asesinado a sus dueños en defensa propia. Desde que la compraron, los Taylor le habían infligido todo tipo de torturas. En cierta ocasión, le arrancaron un ojo con una cucharilla y después vertieron lejía por el hueco. Asimismo, solían usarla como blanco en sus prácticas de tiro, lo que explicaba los balazos que presentaba por todo el cuerpo. No habían llegado a dañar ningún núcleo esencial de su cuerpo, pero sí habían estado cerca. Hasta entonces, Denise se había sobrepuesto a su instinto de autoprotección, sin plantearse huir ni mucho menos responder. Pero esa noche iba a ser diferente.

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