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You’re the worst: una historia de amor al borde del abismo

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Chico conoce a chica a la salida de una boda. Chico y chica se enrollan y, a partir de ahí, empiezan los líos. Hasta aquí podría parecer una sit-com cualquiera. Pero como ya anuncia su título, You’re the worst (que vendría a ser “Eres lo peor” en español) no es una serie edulcorada al uso.

El chico de esta historia es Jimmy Shive-Overly, un treintañero inglés afincado en Los Ángeles. Cínico, narcisista y ocurrente, Jimmy lucha por abrirse paso en el mundillo literario con su primera obra, Congratulations, You’re Dying (“Enhorabuena, te estás muriendo”). Hace unos meses que acabó su última relación de pareja y no está por la labor de abrirse a nadie. La chica de esta historia es Gretchen Cutler, una autodestructiva publicista musical dada a los excesos. Aunque ninguno de los dos está dispuesto a admitirlo, la conexión que sienten es inmediata y pronto su relación irá más allá del rollo de una noche.

Para aligerar tan complicada historia de amor, la serie cuenta con un reducido y genial grupo de secundarios. Por parte del novio, está Edgar, un tierno veterano de guerra que sufre estrés post-traumático y que vive con Jimmy a cambio de hacerle las tareas domésticas. Por parte de la novia, tenemos a Lindsay, su mejor amiga, una ex fiestera casquivana que un buen día decidió casarse con un tipo gris del que pasa olímpicamente. Y, por último, está Killian, un chaval obeso cuyo nombre Jimmy nunca consigue recordar, que hace las veces de hijo postizo del grupo.

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Además de por sus personajes, You’re the worst engancha por sus diálogos ágiles y divertidos, con referencias a la cultura popular de una generación que ronda la treintena, por sus situaciones absurdas y por su eterno desfile de fauna urbana (en este sentido, el capítulo Sunday Funday, en el que un grupo de hipsters sigue a nuestros protagonistas a cada uno de sus planes dominicales es descacharrante).

En definitiva, You’re the worst te gustará si:

- Te dan cosica las comedias románticas de toda la vida, pero tienes tu punto sensible.
- Todavía te sientes joven, pero algún niñato te ha llamado ya “señor”.
- Llevas años utilizando sinónimos para no decir “mi novio/a” cuando hablas de tu pareja.
- Sientes simpatía por los personajes caraduras, mentirosos y liantes que en realidad no son malos, sino que el mundo les ha hecho así.


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