a propos

"Sumisión": el precio de la indolencia

No sé si se trata exactamente del dicho que no acierto a recordar en este momento pero tengo para mí que la vida es todo lo que va aconteciendo mientras uno se va dando más o menos por aludido. De este modo, demasiadas veces amanecemos a una realidad que nos repugna pero que indirectamente hemos favorecido porque, mientras se consolidaba, no quisimos enfrentarnos en modo alguno a ella. Los ejemplos son múltiples y los podemos encontrar en todas las esferas: el cambio climático, el entontecimiento galopante de las masas, el progreso de todo tipo de fanatismos, etc.

houellebeq2Michel Houellebecq (Isla de la Reunión, 1958; premio Goncourt por El Mapa y el territorio en 2011)  pertenece a esa minoría de franceses a quien inquieta de verdad la manera en que el laicismo republicano de nuestro país vecino está siendo comprometido por la idea de lo políticamente correcto ante el creciente protagonismo que asume el islamismo. En este sentido y a nuestro modesto parecer, el autor otorga a Sumisión la forma perfecta para que se adecue a la idea que hemos apuntado en el primer párrafo: François, el protagonista, es un catedrático de Literatura Francesa en la Sorbona, especializado en Karl-Joris Huysmans, escritor maldito de finales del XIX. François representa como pocos al individuo que ha triunfado en nuestra sociedad y que lo tiene aparentemente todo para ser feliz (buen sueldo, pocas horas de trabajo, amorosas estudiantes a tutiplén, gusto por el buen yantar, buen coche). Sin embargo, como ya le ocurriera al escritor en el que se ha especializado, está habitado por un enorme vacío interior y una incesante búsqueda de trascendencia, de sentido vital.

houelebecq6Mientras que nuestro autor se entrega a todas estas íntimas cuitas, Francia se está polarizando entre identitarios (partidarios del Front National, nacionalismo xenófobo), por un lado, y tibios socialdemócratas de boquilla (lo que muchos llamamos paleoprogres) e islamófilos por otro. Poco a poco, a lo largo de lo que muchos críticos literarios califican como las mejores cien primeras páginas de la novela francesa en su historia reciente, el protagonismo del conflicto sociopolítico va suplantando las lucubraciones de François en el relato. Hasta que, en un determinado momento, el protagonista pronuncia una de las que creo más acertadas frases del libro: "Debería haberme interesado antes por la política".

A partir de ahí, el relato cobra otra dimensión, la narración de los acontecimientos cede el paso a la reflexión sobre el papel del cristianismo como fundador de la pasada identidad francesa, la posibilidad por parte de François de abrazarlo como fe verdadera o las tentaciones a las que su nuevo entorno lo somete.


houelebecq4Me ha encantado el francés de Houellebecq: afilado y descarnado a la vez. He sucumbido a su voluntad de provocar una sensación de inquietud en imparable ascenso. Me ha impactado la justeza de sus análisis políticos y la valentía con la que ha involucrado en la trama a los principales actores reales de la más rabiosa actualidad gala.


Es posible que esta novela del género de no-ficción tenga una repercusión relativa entre los lectores que no estén al tanto del polvorín sobre el que está asentada la V República francesa. Nosotros, en España, tenemos otros problemas que, sin embargo, podrían ser planteados de la misma manera en que lo ha hecho Michel Houellebecq. No habría mejor modo de sacudir nuestra indolencia.



Imprimir

lanochemasoscura