a propos

Van

morrison11

Querido amigo:

He tardado demasiado tiempo en convidarte a este espacio donde comparto con algunos chalados el amor por la palabra escrita que mira hacia adentro y se viste de grito más o menos contenido.

Era el último día no lectivo antes de irnos de vacaciones de Navidad en 1992. Yo estaba cómodamente instalado en un sofá de la sala de profesores de la Escuela de Idiomas de Almansa y Félix, el director, puso el cd de Moondance en el equipo de música.

Hace unas horas, rastreando grabaciones por YouTube, me he topado con una interpretación de Fast Train, en las tablas del escenario del Festival de Montreux de 2004. De repente, invitas a que comparezca tu amigo Solomon Burke y se lía una gordísima (y no lo digo por el peso del predicador de Filadelfia): una de las más impresionantes improvisaciones en directo que nunca oí:


Entre estos dos momentos, nada más y nada menos que casi 30 años de felicidad y de eterno agradecimiento por hacerme descubrir, a través de tu voz y de tu genio compositivo, el tesoro de buena parte de los géneros de la música negra del siglo XX. Tú, un blanco protestante de Belfast, embajador (entre otras muchas más) de la música de raíz africana en América. Paradójico para quien no te conozca.

morrison12Tengo, como te podrás imaginar, casi todo lo que has publicado (o han publicado a expensas tuyas) y he asistido a conciertos tuyos en Madrid, Granada y Hamburgo. Y debo agradecerle a mi amigo Joaquín que me quisiera acompañar, en Belfast, hasta la puerta de tu casa de la infancia en Hyndford Street. Una empresa arriesgada pues implicaba, en esos tiempos, cruzar alternativamente barrios católicos y protestantes separados por alambradas de espino.

Conozco tanto tu obra que, a pesar de que te expresas en una multiplicidad de lenguajes, podría anticipar casi con total seguridad cómo vas a desarrollar un tema que descubro a partir de sus primeros treinta segundos. En muchos de ellos, hay un punteo de guitarra eléctrica característico que hace como las veces de conector entre los distintos fraseos. Una especie de marca de agua musical en tus piezas.

Gracias a ti (y a algún que otro conjunto anglófono, he de reconocerlo) no me he desligado completamente de mi primera segunda lengua.

morrison13Has sido mi regalo de bodas y de Navidad, mi cantante en algún homenaje a amigos y mi fiel compañero a lo largo de miles de kilómetros de casa al trabajo y del trabajo a casa.

Me has hecho reír y llorar, obsesionarme con demasiadas canciones y engancharlas a recuerdos imborrables.

Me has llevado a querer desentrañar el porqué de una melodía redonda y, entonces, a escucharla tantas veces como estratos instrumentales he creído descubrir que se superponían en ella.

He soñado contigo. Con que tocaba contigo y me mirabas de reojo en una señal de complicidad (yo era el del bajo).

Me he quedado anonadado del modo en que, al final, acompañado por los maravillosos músicos de los que te has sabido rodear, habéis sido capaces de crear un todo armónico en el que también tenía cabida la improvisación.

Algunas veces, he querido compartir contigo ese trance en el que entras en bastantes temas que empiezan arracimados en torno a una determinada estructura y vas deshilachando por minutos a base de rugidos y aparentes salidas de tono que me recuerdan al modo en que degenera el flamenco.

morrison14Sin moverme de donde estuviera, me has transportado a los valles glaciares de Wicklow, a Nueva Orleans o a San Francisco con una simple canción.

Poco sé de ti y menos he querido saber a partir de lo poco de lo que me he enterado. Tú has sido poco amigo de entrevistas y siempre dijiste que lo que tuvieses que manifestar había que buscarlo en tus letras. Perfecto.

Eres, como yo, un león. El León de Belfast. Pero tú estás tocado por la varita de los genios. Aquéllos que no componen canciones sino que han recibido la llave de la discoteca celestial en la que se almacenan todas las obras maestras.

Y subes todos los años a bajarnos algunas de ellas.

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