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La historia de la noche (XII)

12. No hay paraíso más grande que verte bajo escombros

- Juan, despierta. JUAN. Deja la maleta, dime algo. Insúltame si quieres, o pégame. Sí, tienes razones para odiarme, pero reacciona, JODERRRR. Deja de ser un témpano de hielo y despierta, háblame, JODERRRRRRRRRRRRRRR, JUAN.

Juan Sans continuó echando camisas, pantalones y camisetas en una bolsa de deportes grande negra, sin mirar a Sonia.

- Sólo cojo ésto. La Samsonite quédatela también, sólo necesito esta bolsa y la mochila. Y toma esta tarjeta por si necesitas algo más de dinero, está limpia. Yo me llevo el Astra y tú quédate sin problemas con el BMW.... si hace falta algo de dinero para algo me lo dices, no tengas problema, hay bastante dinero en otra cuenta, no te cortes en pedírmelo si lo necesitas.
- Joder, JUANNNNNN. No me hables así. Y mírame por lo menos. REACCIONA COÑO.
- Lo siento, Sonia, no tengo nada que decirte, ni qué pensar. No siento nada ni por tí, ni por los niños ni por el resto de la puta humanidad.--
- No te vayas... no quiero que te vayas.

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- Se abre el telón y se ve a una tía con pinta de zorra cagando. ¿Cómo se llama la película?
- ….. qué culo tiene Sarabia, qué buena está, los pantalones del uniforme la sientan de puta madre.
- “Apreti woman”.
- Cállate Conrado, que ya salen. Tu padre tiene bastante cara de gañán.
- Y tu madre me la chupa muy bien.

Los dos policías se cuadraron, tensaron sus músculos dentro de los impecables trajes, aparentando seriedad mientras el ministro del interior y otros cuatro gerifaltes de las fuerzas del orden salían a través de una puerta lateral hacia el estrado. Los cuatro jinetes del apocalipsis, con cara de solemne estreñimiento, see sentaron al lado del representante bocachancla del pueblo y, tras algunos carraspeos provocados por años de adicción al tabaco, el ministro tomó la palabra con cara de muerto viviente.

>> Buenos días a todos. Quiero hacer el anuncio oficial de la captura del pederasta que ha tenido en vilo al país durante estos cuatro últimos meses. La investigación ha sido finalmente un éxito. El individuo en cuestión, Georgi Dimitrov, alias “Viktor”, o alias “Stoichkov” como en otros ámbitos era conocido, fue abatido esta pasada madrugada por los grupos de operaciones especiales de la Policía Nacional, que en coordinación con la Guardia Civil llevaron a cabo el asalto de su piso franco situado en Oviedo, hacia donde había huido intentado escapar del estrecho cerco policial. Los agentes intentaron reducirle, pero el sospechoso les recibió con disparos y ellos no tuvieron más remedio que hacer uso de sus armas reglamentarias. Durante el tiroteo, tres agentes resultaron heridos, afortunadamente leves. Georgi Dimitrov tenía antecedentes por robo con fuerza, detención ilegal, violencia de género y corrupción de menores. Quiero expresar mi más sincera gratitud hacia nuestras fuerzas de seguridad del estado, que coordinadas constituyen uno de los cuerpos de investigación mejores del mundo. Gracias a su entrega total y a su valor hemos conseguido entre todos librar a este país de un individuo muy peligroso, los padres y las madres ya pueden descansar tranquilos. Esta tarde les ofreceremos más detalles en rueda de prensa. Pero lo importante está hecho. Todos estamos de enhorabuena. Gracias a todos de nuevo.

Tras un silencio breve y el grupo de periodistas rompió en un espontaneo aplauso. Los cuatro jefes posaron junto al ministro para una foto de grupo y luego se retiraron por donde habían venido. El ministro tomó junto a sus fornidos escoltas rumbo hacia el aparcamiento, mientras los otros cuatro gañanes con poder se dirigieron hacia una zona de acceso restringido. Atravesaron un pasillo y tomaron un ascensor hasta la planta sótano. Después de pasar un par de puestos de control vigilados por maderos armados hasta los dientes, accedieron a una sala amplia con una mesa redonda de reuniones en el centro. Cerraron la puerta a cal y canto y se sentaron todos alrededor. Emilio Candelas, teniente coronel de la Guardia Civil, tomó la palabra el primero con muy malos modos.

- Espero que se haya hecho un buen barrido de frecuencias en esta sala, como haya un micrófono oculto otra vez alguno se va a cagar, y que empiece alguien ahora mismo a dar explicaciones de los dos casos en cuestión porque estoy con los cojones muy hinchados hoy. ¿Qué hostias ha pasado? Esto es una puta vergüenza, parecemos la puta policía municipal de Ciempozuelos, ¿hay algo más que serrín dentro de vuestras cabezas???...

Le contestó el gordo José Conrado Segovia, alto mando de los nacionales, con cara también de muy pocos amigos.

- En lo que se refiere al “Stoichkov” no ha habido más remedio. Los búlgaros están que trinan, eso sí, y nos han amenazado con cortar las entregas, sobretodo la que estamos esperando en el puerto de Sagunto con veinticinco toneladas de pasta base. Pero hablaremos con ellos e imagino que no habrá problema, todo es cuestión de dinero. Ellos nos dieron al hombre para cargarle el mochuelo del caso de las violaciones de críos, le pagamos trescientos mil Euros por nueve años de cárcel con libertad condicional a los cuatro, y todos conformes. Fabricamos las pruebas como siempre, fácil. Pero ahí el lío. Tus metomentodos de siempre, Emilio, se cogen el caso sin preguntar a nadien en plan justiciero porque quieren su parte del pastel de pasta gansa y se dan cuenta de la negligencia deliberada para tapar al verdadero culpable, el puto cura pederasta salesiano en cuestión, Aniceto Uribe de la Cruz, amigo personal desde la infancia del presidente de la Conferencia Episcopal y del exministro socialista cabrón, que nos pidió encarecidamente que tapásemos el asunto. Y luego, sin venir a cuento y de propina, vienen esos dos cabrones hijoputas a nómina del CESID o de quién coño sabe, porque no tienen otra palabra para calificarlos, que nos amenazan con filtrar a la prensa todo el lío y de propina con contar lo del del montículo de Perales del Río si no les damos esto y aquello....
- Kafkiano, Conrado. Pero nos lo hemos buscado. Por mí al cura lo podían haber enchironado, perfectamente, y no jugárnosla por cuatro perras gordas que nos dan los de la sotana. Además, está lo de “La Trotaconventos”. Que alguien me lo explique y sin gilipolleces. Creíamos que estaba muerto y enterrado. Pero hace unos días voy y me entero que no, que tiene siete vidas y que está trabajando para vosotros y para estos hijos de puta.

Ambos miraron a la vez con desprecio a Jose Luis Vallés, tercero de a bordo en el CESID, que escuchaba la conversación con aparente desgana, sacándose el luto de las uñas con el filo de un folio doblado, sin movérsele ni un milímetro la enorme papada que descansaba sobre su cara de pájaro.

- No me miréis así. En su día entregamos al puto Aguinaga a Dupré para eliminarle como él se merecía. Pero tras cazarle, darle una paliza que le hizo perder un riñón, cortarle los dos tendones rotulianos, mutirlarle cuatro dedos de los piés para hacerse los putos amuletos de siempre, inyectarle Polonio, inocularle el SIDA, la hepatitis C y la tuberculosis, resulta que le abandonan en una acequia medio sumergido, pero sigue vivo. Nos enteramos de que había vuelto al país trabajando para el MI6, y como teníamos unos asuntos que resolver, él era el mejor en las tareas de seguimiento y eliminación, y tenía tanta información que nos comprometía, pues le contratamos otra vez. Por otra parte, el enemigo mejor tenerlo cerca y vigilado. “La Trotaconventos” es un gran hijo de puta, pero es el mejor agente que hemos tenido, con diferencia. Y él sabe que nosotros sabemos dónde vive su familia y su verdadera identidad. Hay que ir a por él. En cualquier momento puede que se le ilumine la azotea, ate cabos, y averigüe lo de los otros dos mamones. Y el gilipollas de él mataría por ellos por puro honor. Y si eso ocurre, entonces ya podemos echar a correr a Tegucigalpa borrando nuestras huellas....
- Desde luego es que sois la hostia. No haberlo matado simplemente de un tiro y punto, había que rizar el rizo con Dupré. Y correr va a haber que correr, porque luego tenemos al otro cabrón, a Juan Sans....
- Sí, esa es la cuestión. Pero Sans todavía no sabe nada. Hemos intentado poner unos anzuelos, pero...
- ….PERO ES LO MÁS CUTRE QUE HE VISTO EN MI VIDA EN CUANTO A ANZUELOS, ni para pescar gilipollas sirven VUESTROS PUTOS ANZUELOS. Mira que éramos todos felices repartiéndo.... pero no, no podíais estaros UN MINUTO QUIETOS porque os aburrís. Una historia increíble que ese pedazo de mamón no se va a creer ni aunque nazca tres veces. Y os digo otra cosa, ese tipo y Aguinaga juntos son peligrosos de verdad, y no tienen nada que perder.
- De momento, lo urgente es cazar a “La Trotaconventos”. No hay más que mandar allí a un grupo y pegarle cuatro tiros, sin más. Dejarse de hostias.
- Espero, eso sí, que no enseñéis el cuerpo del puto búlgaro a la prensa. Cantaría en exceso que vean que le faltan las manos y los piés, y que está decapitado...
- Tranquilos. Dupré nos devolvió la cabeza y se la han recosido. Han hecho un buen trabajo. Si no se le destapa de hombros para abajo parece entero.
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escombro22

- JUAN NO TE VAYAS. Hazlo por tus hijos. No me dejes sola.

Juan sans cerró la puerta suavemente y sus pasos se empezaron a escuchar por las escaleras abajo. Sonia se bajó las bragas, se sentó en la taza del water, cortó un trozo de papel higiénico y se limpió las lágrimas con él mientras cagaba. El móvil le sonó en el bolsillo del pantalón. Lo sacó. Era César.

- Hola Sonia. ¿Qué ha pasado? ¿Se ha ido ya?
- Joder, César.......
- Tranquila, cielo. No te merece. No se hizo la miel para la boca de ese asno. ¿Te ha dicho dónde iba a dormir?
- No tengo ni idea, pero está muy tranquilo, está frío como un témpano. No tengas miedo de él. Nunca te tocaría un pelo, ya sabes cómo es.... puedes confiar en él...
- Sonia, quiero estar dentro de tí y besarte al mismo tiempo.
- No estoy para babosadas, César.... ¿qué tal Marga?
- Pues cómo quieres que esté, se le cae el pelo a jirones...

Al llegar al coche a Juan Sans también le sonó el teléfono. Un número que no tenía identificado en la libreta de direcciones, porque sólo lo podía tener memorizado, nunca escrito en ninguna parte.

- Hola, sodomita. Qué sorpresa ver tu número. Algo grave debe pasar cuando lo estás utilizando.
- Hola Juan. En realidad no pasa nada, pero creo que va a suceder algo.
- Aguinaga, no me vengas con acertijos y ve al grano, este móvil está limpio, pero las paredes oyen...
- Es que no ha pasado nada, Juan. Pero he sentido algo raro hoy. Desde hace un par de días, no me preguntes por qué, el campo que hay alrededor de la casa no emite los mismos sonidos. No escucho a algunos determinados pájaros cuando anochece o amanece. Y ayer por la noche tuve un sueño. Atravesaba un bosque corriendo, cruzaba un río, y me encontraba al mismo viejo de siempre con un perro que me decía “estate atento, nada es lo que parece”. Y de repente me desperté porque Laura pegó un ladrido en plena noche. Y sabes que ella nunca ladra si no le digo que lo haga. Revisé con los infrarrojos todo el campo de alrededor y nada, ni un alma del purgatorio o de la Tierra. Nadie. Ni un ruido de erizos ni de zorros en toda la noche como sucedía hasta la semana pasada. No sé, Juan....
- Ten cuidado. Yo acabo de recoger las cosas de casa, no voy a volver... ¿Quieres que vaya para allá?
- No. Si desaparezco no me llames. Yo te localizaré. No sé qué pasa, pero pasa algo. No te preocupes por mí. De esta no moriré. Si se levanta alguna liebre estaré ahí detrás, vigilando en la espesura. Creo que no ha llegado mi hora, seguiré velando por un tiempo vuestros sueños. Voy a llamar a Candela a ver si se ha enterado de algún movimiento raro...
- Entonces esta noche dormiré en el refugio de Lozoya. Mañana, cuando todo esté más traqnuilo, me trasladaré al piso franco del Pasaje de Bellver.
- Es un lugar seguro, buena elección. Pero no le digas a César dónde estás, ni se te ocurra. Es la única cueva que no controla, es el sitio donde se escondía aquel comando de ETA que trabajaba también para el CESID, nunca ha sido descubierto. Pero entra siempre a través del garaje, no del portal, ya sabes.
- Lo sé, no te preocupes.
- Bueno, Juan, nos veremos, no sé dónde ni cuando, pero nos veremos....y si palmo escucha una cosa: es mentira que yo matase a toda aquella gente inocente. He asesinado a muchos, pero nunca se me hubiese ocurrido prender fuego a aquel lugar.

Aguinaga colgó el teléfono. Juan Sans arrancó el coche. Aceleró hasta ponerlo a unos ciento ochenta por hora. Dos radares fijos le hicieron fotos. Condujo por la Nacional I hasta desviarse al valle de Lozoya. Unos kilómetros más tarde tomó un desvío hacia la derecha, un camino de tierra. Aparcó el coche cuando ya anochecía. Apagó las luces. Entre la penumbra, a unos cientos de metros sobre un montículo desde el que se veía el río, se divisaba la silueta del refugio de ICONA. El cielo se encontraba raso, sin una nube, con la luna casi llena pero aún en cuarto creciente colgando sobre él y venus a su lado pegado como polla al culo. Juan abrió una lata de albóndigas Hacendado y se la comió sin calentar a grandes cucharadas haciéndola pasar por el gaznate gracias al agua con sabor a PVC de una botella de plástico que siempre llevaba bajo el asiento del coche. Miró hacia arriba, “qué cojonudas son las estrellas”, pensó. Sorbió hasta el fondo de los pulmones el aire de la sierra y pensó que aquello era el paraíso terrenal y que allí quería vivir el resto de su vida, que la muerte viniera a buscarle cuando le saliera de los cojones a aquel rincón completamente vacío de putos humanos.
…............................

- Muy bien, pues eso es todo. El grupo Alazanes saldrá en la primera furgoneta con Huete. El grupo Centauros conmigo y con Conrado en la segunda. Los faros se apagan en cuanto lleguemos al camino y no quiero ni el ruido de un pedo. Huete, tomas dirección Oeste por donde hemos quedado, sigues el mapa y entráis. Iremos hablando por el camino. Seguid al pié de la letra lo ordenado y todos saldremos indemnes de esta mierda.

Argote terminó su discurso, todos le miraban con semblante serio, conscientes de que la batalla iba a tener mucho peligro. El grupo de garrulos ciclados descerebrados, compuesto por catorce GEOs y Argote, este nada musculado, tomó rumbo a la armería, donde recogieron todo el material, incluídos arietes y explosivos revienta cerraduras suficientes para volar el World Trade Center, y se acoplaron los pesados chalecos antibalas y los cascos con visores infrarrojos. Después, bajaron al garaje y se subieron a las furgonetas acorazadas. A toda velocidad salieron dela jefatura maderil saltándose todos los semáforos hasta tomar la Nacional II. Pronto cogieron el desvío hacia Ajalvir, y luego salieron del pueblo hacia el noreste. Llegaron a las puertas de la urbanización, pero tomaron un camino a un kilómetro y medio después de ella. Tras circular por él durante diez minutos pararon en un descampado. Pararon los motores y en silencio absoluto el grupo de Huete partió en dirección suroeste. Argote y el resto quedaron a la espera. Conrado y Argote pudieron ver con los prismáticos de visión nocturna la casa, a lo lejos sobre el cerro.

- Ahí está ese hijoputa. Le van a hacer un agujero nuevo en el culo.
- No le menosprecies, Conrado. Tu padre no debería haberte mandado aquí, esto no es un concurso de méritos, ese tío te digo yo que no es de este mundo, si yo fuera tu papi no arriesgaría así tu gordo pellejo.
- ¿El tío ese es amigo tuyo, no? ¿Se la chupabas cuando destripabais gente juntos?
- Qué gracioso eres, deben ser los anabolizantes. “Amigo” es sólo una palabra. Digamos que en el pasado trabajamos juntos. Voy a mear ahí detrás, no pierdas de vista la casa... y atento al walki.

Argote echó una meada de burro observando las estrellas. Se tiró un rato con la minga fuera intentando ver una fugaz, para pedir un deseo: follarse por el culo a Sonia a la mañana siguiente. Pero no surgió ninguna puta estrella fugaz. Luego se fumó un cigarrillo apoyado en un árbol. Pasaron los minutos, tres cuartos de hora. El walki de repente emitió una señal luminosa.

- Huete, vais pisando huevos o qué...
- Joder, Argote. Me han desaparecido tres hombres. Nos hemos desplegado al acercarnos y los he perdido de vista de repente. No contestan al walki.
- No me jodas. ¿No se habrán perdido? Qué panda de gilipollas, putos ciclados...
- No. Estamos a doscientos metros ed la casa, y he echado un vistazo de infrarrojos pero nada....
- Sigue avanzando, tenéis que llegar a la tapia de atrás y saltarla, como hemos quedado. Sólo me faltaba que os perdieseis. Hay que ser retrasado, joder.
- Ok, cierro. Pero esto no me gusta nada. Estad preparados...

Un cuarto de hora más tarde el walki volvió a parpadear. Argote estaba que se subía por las paredes.

- Coño, Huete, ¿qué pasa ahora?
- Joder, Argote, venid para acá ahora mismo, me he quedado sólo con “El Pilas”. Hay algo aquí. Nos hemos dividido como estaba previsto, hemos saltado el muro por dos puntos, pero dentro no nos hemos reencontrado. La casa está cerrada a cal y canto. Ni rastro del resto. Hay un olor muy fuerte como a amoniaco. Salid echando hostias para acá..... espera, escucho algo....

De repente el walki dejó de transmitir. A Conrado le cambió el color de la cara.

- Te toca, Conrado. Id para allá, tiráis la puerta y entráis, Plan B en marcha.
- ¿Tú no vienes?
- Ni de coña. Es tarea vuestra, yo coordino.
- Hijo de puta....
- Si quieres trepar hay que joderse y matar, hacer méritos, ya te lo habrá contado tu padre, o si no puedes tomar su camino, que menudas pollas se ha tenido que chupar para llegar hasta la jefatura..
- Entonces tu puta madre ha llegado a ministra, Argote... ¿no?

El grupo se dirigió a la carrera hacia la casa. En diez minutos se plantaron junto a la tapia. Iniciaron una cuenta atrás junto a la puerta del lateral y la emprendieron a golpes contra ella con un ariete. Pero aquello no cedía ni a la de tres. Entonces Conrado pegó al agujero de la cerradura un pegote muy gordo de explosivo plástico y sobre el colocó un temporizador. Un minuto después explotó la carga. Se escucho un grito a lo lejos que al instante se escuchó por el walki-talki.

- Conrado, ¿qué coños has hecho? La explosión se ha escuchado hasta en Teruel.
- Joder, la puta puerta estaba tapiada por dentro. Esto es una puta trampa, nos está esperando el hijoputa, Argote.
- Venga para dentro, Conrado, no seas cagón que te pagan para ésto. El primer bulto que veas dispara todo lo que tengas.
- Vamos, voy para allá. VAMOS. SAL CON LAS MANOS EN ALTO, CACHO CABRÓN. AHHHHHHHHH,.

Atravesaron los escombros de la puerta saltando como monos, las escopetas apuntando al vacío hacia delante. Lo primero que vieron entre la oscuridad fue una especie de palo, como un chupachup enorme. Romero apuntó con su linterna.

- Joder, hay una cabeza clavada en ese poste, me cago en Dios y en su puta madre hechicera.
- La puerta de la casa está abierta. Entra tú, Conrado, que para eso tienes el mando.

Conrado avanzó hacia la puerta, pero cayó al tropezar con algo que había en el suelo. Apuntó con la linterna del fusil.

- Me cago en Dios, es Huete. Tiene el cuelo desgarrado. HUETE, HUETEEEE!!!! Está muerto. Tiene el cuello como mordido. Me cago en la puta, y ahí hay otro cuerpo.
Vamos a cargar a dentro. VAMOSSSSSSSSSSSSSS. CABRÓOOONNNNNNNNNNNN.

Entraron los cuatro corriendo como locos por la puerta, disparando ráfagas hacia todos los lados. Se parapetaron sin parar de apretar el gatillo sin apuntar. Dos minutos más tarde se hizo el silencio entre el caos. Conrado, escondido detrás de una columna, vio el interruptor de la luz. Lo accionó. Pudo ver una sala grande sin decoración alguna, con las paredes blancas impolutas. Al fondo del todo, un jergón con cuatro cabezas arrancadas sobre él, entre las que pudo distinguir el rostro desencajado de Valiño, el hombre de confianza de Huete, “el fiera de Intxaurrondo”. De “El Fiera” ahora sólo quedaba una cabeza como trofeo, para colgarla como la de un muro como la de un cochino jabalí. Conrado no pudo contener el vómito al apoyar la mano accidentalmente sobre un charco de sangre. En el lado derecho había un sillón, agujereado por los disparos, y un televisor colgado sobre la pared que se había salvado milagrosamente del caótico tiroteo. Junto a la pantalla, una mesita con un reproductor de DVD y sobre él un disco plateado con una nota al lado que rezaba. “Para Argote, pon este video y todo tendrá explicación”.

- Argote, aquí no hay nadie, pero han dejado un DVD para tí al lado de una tele. Una notita dice que tienes que verlo.
- Ponlo y cuéntame, Conrado.
- Pero...
- Pero que lo pongas, ya, joder, no creerás que voy a subir hasta ahí a jugarme el tipo.

Conrado conectó la tele y el reproductor. Se podía ver a Aguinaga en esa sala sentado sobre el sillón. “La Trotaconventos” se puso a hablar a la cámara.

>> Argote, no deberías haber venido aquí. Y lo sabes. No se puede ir siempre al sol que más calienta, esa es la respuesta. Si estás viendo esta grabación en este momento que sepas que es la última cosa que vas a ver en tu vida. El DVD ha accionado un detonador. Reza a la nada lo que sepas, te vas a encontrar con el Dios de Spinoza en tres, dos, uno....

Conrado no tuvo tiempo de reaccionar. Sintió un fuerte olor a amoniaco y como una fuerte honda expansiva le levantaba por los aires. Después se introdujo en un túnel oscuro con una luz muy brillante al fondo que le llamaba inconscientemente para ir hacia ella. Vio a su abuelo paterno que le hablaba para tranquilizarle, y a un perro doberman que se les había muerto hacía unos años, que se le acercó y le lamió la cara. Pero instantes después de que notara que su corazón abrasado dejaba de latir su cerebro se apagó de golpe y su conciencia, junto con todo lo que había acumulado dentro de su cabeza desde su nacimiento, se apagó y toda esa mierda desapareció en la nada para siempre. Argote escuchó el estruendo a lo lejos y pudo ver la casa explotando en llamas formando una especie de aurora boreal visible desde kilómetros de distancia. Entonces le sonó el móvil. Lo descolgó.

- No, no estabas dentro.
- PUTO SODOMITA.
- No hay paraíso más grande que verte bajo escombros... Argote. No se puede estar siempre en misa y repicando, cabrón...
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escombro3

El móvil despertó a Juan, que dormía sobre un aislante Altus amarillo dentro del refugio de ICONA. Había dormido cinco horas como un angelito. No recordaba nada de lo que había soñado. Descolgó sin mirar la pantalla.

- Soy yo, Juan.
- Candela, ¿dónde estás? ¿Qué pasa?
- He estado con Aguinaga. Iban a por él. Ahora está todo mucho más claro. Tenemos que vernos, en el piso franco.
- Allí estaré. ¿Estáis bien?
- Sí, pero me huele el pelo a quemado, necesito una ducha, y tengo una rodilla hinchada, me ha rozado una bala....
…..........................................

Madrid no tiene prisa. Madrid siempre está ahí abajo. Madrid bajo tus pies y en tus pulmones. Madrid muerta y Madrid viva. Carreteras, caminos, calles, y silencio entre los gritos. Alquitrán, agua sucia y lejía. Madrid es mi patria, mi fin y mi principio. Arranco y acelero hacia ti. Nada me para porque cuando llegue el final nadie se acordará de nada de lo que fuimos. Soy Juan Sans y voy camino de tu purgatorio.


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