Diario de una funcionaria primeriza
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¿Horarios de trabajo a mí...?

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Recordemos que Funcionario Tópico tenía un horario especial, hecho por él y para él. Su horario se basaba fundamentalmente en no llegar nunca antes de las 10.00 y no irse nunca más tarde de las 14.00. Cuatro horitas (si llegaba) al día de trabajo, cobrando un sueldo de jornada completa. Cualquier persona lo firmaría sin dudarlo.

Pero Funcionario Tópico no es cualquier persona. Incluso eso le parecía demasiado, por lo que no dudaba en escaquearse todo lo que podía.
No era raro que, pasadas las 10.00 sin haber llegado, Funcionario Tópico recibiera una casual llamada de su mujer. Al explicarle yo que ni estaba, ni se le esperaba, ella siempre me decía la misma frase:

-Ayyyyyy, ¿todavía no ha llegado? Pobre… ¡Con lo pronto que ha salido! Se le ha tenido que dar muy mal el transporte…

horarios2Una vez puede colar la magistral actuación de la mujer, pero cuando esto sucede un día sí y el otro también… Que sabemos que el transporte público no siempre va como debería, pero que todos los días se te estropee el metro me parece exagerado. Y ya que tu mujer llame diciendo que has salido muy pronto, pues qué quieres que te diga…

Al rato llegaba Funcionario Tópico, tan feliz porque le quedaban menos de cuatro horas para irse a casa, y yo le daba amablemente el recado de que había llamado su mujer. Inmediatamente, nos íbamos a desayunar (no repetiré el ritual de desayuno, que ya he explicado).

Cuando volvíamos de desayunar nos sentábamos cada uno en nuestro ordenador, pero Funcionario Tópico no aguantaba mucho tiempo. Enseguida se levantaba y salía del despacho, para no volver hasta pasado mucho tiempo. Dependiendo del día, podían ser unos minutos o llegar incluso a ser horas…

Luego volvía como si nada, y se volvía a sentar en el ordenador hasta que, cuando se acercaban las 14.00, comenzaba a ponerse nervioso, recogía y se iba con un “Hasta mañana”, tan tranquilo, como si no se estuviera yendo dejándome a mí allí, cumpliendo mi horario.

¿Qué hacía durante ese tiempo que no estaba en el despacho?

Seguro que tenéis muchas teorías, pero no creo que acertéis. Porque sí, sé lo que hacía Funcionario Tópico en esos (largos) momentos en los que no estaba en el despacho.

Yo me llevaba muy bien con la señora de la limpieza y ella, que pasaba la jornada moviéndose por todos los rincones de la Administración X, muchas veces veía a Funcionario Tópico. Básicamente, lo que hacía era ir al baño.

Según me contaba la señora de la limpieza, iba a un baño y se estaba un rato allí. Salía y subía al baño de la planta de arriba, donde se estaba otro rato. Y así, se iba recorriendo todos los baños de la Administración X, pisándole a veces lo fregado, por cierto.

horarios3¿Qué hacía mientras estaba ahí dentro? Ese es el gran misterio que nunca logramos descubrir. Pero casi prefiero no saberlo.

Aunque no siempre se pasaba la mañana entera en el cuarto de baño. Algunas veces, cuando tenía cosas que hacer, directamente me decía:
-Me voy a la agencia de viajes a reservar las vacaciones de verano.

Y desparecía un par de horas. Porque todo el mundo sabe que las agencias de viajes no abren por las tardes, por lo que es absolutamente necesario ir en horario de trabajo.

Cuando no era a la agencia de viajes, era a la tienda que le estaba arreglando el ordenador, o a lo que se terciara en ese momento. Como cuando se pasó mañanas enteras (no puedo decir cuántas fueron, perdí la cuenta) yendo de un sitio a otro a reclamar por la huelga de controladores aéreos.

Sí, al pobrecito Funcionario Tópico, muy sufrido él, le pilló de lleno aquella huelga que hicieron hace años los controladores aéreos. Esa huelga que dejó a miles de personas tiradas en los aeropuertos de toda España, sin poder viajar, y por la que se declaró el Estado de Alarma.

Todos aquellos viajeros frustrados tuvieron que hacer mucho papeleo para reclamar el dinero que habían perdido debido a la huelga. No sé cómo lo harían los demás, pero Funcionario Tópico lo hizo todo personalmente y sí, por la mañana, en horas de trabajo. Así que se pasó semanas enteras en las que venía (tarde), se iba a desayunar, salía para ir a no sé dónde a poner la reclamación de turno, volvía (si es que volvía) e inmediatamente se iba a casa.

Creo que al final le devolvieron el dinero. Pero ya no me acuerdo, la verdad.

También fue muy fructífera para él aquella huelga de metro brutal que hubo hace años en Madrid, en la que durante un par de días no se movió un solo metro de las cocheras y los proletarios nos vimos obligados a buscar alternativas de transporte.

El primer día yo, inocente de mí, salí antes de lo normal de casa, en previsión de lo que me esperaba, y deambulé por trenes y autobuses hasta que llegué a la Administración X, puntual gracias a los minutos que me había quitado de sueño.

horarios4Pero Funcionario Tópico no llegó puntual. Raro hubiera sido, ya que nunca lo hacía. Pero ese día, en lugar de una hora tarde, llegó dos horas después que yo. Echándole la culpa a la huelga de metro, claro. Que razón no le faltaba, huelga había, pero también la había para mí, y yo llegué a mi hora…

Cuando pasaban unos minutos de las 13.00, Funcionario Tópico comenzó a ponerse nervioso, así que recogió sus cosas.

-Me voy a ir ya, porque viendo cómo está el transporte voy a tardar mucho en llegar a casa…

Y se fue. Y yo me quedé ahí, con cara de tonta, hasta que llegó mi hora de irme. Evidentemente llegué a casa más tarde de lo normal, a la hora a la que seguramente Funcionario Tópico se estaba echando la siesta.

Yo y mi responsabilidad en el trabajo, aunque sea solo de cumplir mi horario.

Tenía todavía tanto que aprender de Funcionario Tópico…

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No sólo de teléfono vive el funcionario

solo1Funcionario Tópico no solo no tenía teléfono, por lo que se veía obligado a usar continuamente el de Lugar de Trabajo, sino que tampoco se había creado nunca una dirección de correo electrónico propia, aunque eso no le impedía recibir miles (¿qué digo miles? ¡millones!) de mails personales. Exacto, a la cuenta de Lugar de Trabajo, que era compartida por los dos (y por Funcionario Antecesor, que recordemos que venía por las tardes).

Así que yo cada día, cuando llegaba (puntual), abría el correo y procedía a borrar todo el spam que había entrado las últimas horas (que constituía el 90% del correo diario), a responder algún que otro correo pidiendo algún tipo de información o gestión (el 1%), y a deleitarme con los correos que recibía Funcionario Tópico, una hora antes de que él los viera, ya que solía llega, de media, una hora más tarde que yo, es decir, una hora tarde.

solo2Estos correos solían ser de dos tipos:

1- Correos de una amiga suya que le mandaba los típicos powerpoint con fotos bonitas, frases filosóficas y música celestial que estaban tan de moda en los primeros años de este siglo.
2- Correos (como no) de las hijas.

En este último caso, como con el teléfono, también se llevaba la palma la hija mayor.

La pequeña, muy estudiosa ella, solía mandar archivos con trabajos que tenía que hacer para la Universidad para que papá se los imprimiera.

Funcionario Tópico, muy obediente, descargaba los archivos y los imprimía a todo color en las impresoras de Lugar de Trabajo. Después, iba a que se lo encuadernaran, con cargo por supuesto a Lugar de Trabajo. Y así, cuando llegaba a casa, la hija universitaria tenía sus flamantes trabajos listos para ser presentados ante su profesor.

Y yo me acordaba de cuando hacía trabajos en la Universidad, que entre todos los componentes del grupo poníamos dinero para comprar un cartucho de tinta y un paquete de folios, porque cuando necesitábamos imprimir a color no podíamos hacerlo en el aula de informática de nuestra Facultad, donde solo nos dejaban en blanco y negro…Claro que ninguno teníamos como padre a Funcionario Tópico, que nos hubiera sacado de muchos apuros.

La hija mayor era otra historia. Ella ya no estudiaba, por lo que no necesitaba imprimir trabajos, pero no por ello no iba a aprovecharse de la barra libre de tinta, folios y canutillo de la Administración X.

Ella se dedicaba a mandar fotos con sus amigos haciendo el tonto. Y digo haciendo tonto porque en todas salían haciendo el tonto, en ninguna salían en actitud más seria, ni siquiera en actitud “foto Facebook”.

solo3Y siempre, en el correo, había un comentario:

“Papá imprímemelas porfa”

Así que Funcionario Tópico descargaba las fotos y las imprimía a todo color. Que en esa época, imprimir una fotografía a todo color en un folio era como no imprimir nada, pero supongo que la niña con eso se conformaba. No pedía mucho la pobre.

Básicamente a eso se limitaban, cada día, los correos. Hasta que un buen día apareció uno distinto.

Al principio no sabía quién era el remitente, así que lo leí. Vale, si hubiera sabido que el remitente era la mujer de Funcionario Tópico, lo hubiera leído también, pero la verdad es que de primeras no sabía de qué iba el tema.

Esto no tiene nada que ver con los correos, pero no puedo dejar de comentaros que la mujer de Funcionario Tópico era una prima carnal suya, más de una década menor que él. Seguramente a mucha gente le parezca bien esto de cuanto más primo…Pero yo, que tengo primos carnales más de una década menores que yo, y bastante guapos por cierto, no entiendo cómo a alguien se le puede pasar por la cabeza una relación así…
Perdón por el inciso. El caso es que, en el correo en cuestión, la mujer de Funcionario Tópico, visiblemente enfadada, le reprochaba ciertos comportamientos suyos (principalmente desprecios hacia ella) que le habían hecho llegar ya al límite de su aguante, y le amenazaba con una posible separación.

Pero, ¿os dais cuenta de que las hijas de Funcionario Tópico son hermanas y primas a la vez? Perdón, que me vuelvo a ir del tema.

Cuando comprendí la gravedad del correo, me di cuenta de que había metido la pata leyéndolo y que a Funcionario Tópico no le iba a hacer gracia saberlo (Hay que decir que para esa época ya no nos hablábamos, pero esa es otra historia). Así que entré en pánico y no se me ocurrió nada mejor que hacer para que no se enterara que…Borrar el correo.

solo4Sí, borré el correo, lo reconozco. Eso sí, después de habérselo mandado a varios amigos, familiares, conocidos y vecinos del 5º...Todos conocían a Funcionario Tópico, de oídas claro, y sabía que les gustaría leerlo. Vale, eso sí que no estuvo bien…

Así, cuando llegó Funcionario Tópico, yo hice como si nada, y pasamos las horas como cada día. Yo creí que me había librado, hasta que un buen día, no recuerdo cuánto tiempo había pasado desde mi acto delictivo (quizás dos o tres días), tras una llamada de teléfono, Funcionario Tópico se gira y me dice:

-Cuando veas que hay algún correo personal mío dímelo.

Sin más.

A lo que yo, que me imaginé por dónde iban los tiros, contesté:

-Vale.

Sin más.

No sé qué le diría su mujer del correo ni que le diría él a ella. Pero creo que siguieron (y seguirán) juntos, así que no debió de ser para tanto…

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El teléfono, ese gran entretenimiento

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En Lugar de Trabajo había tres teléfonos (ya he dicho que el mío era un teléfono-fax).

 Curiosamente, Funcionario Tópico y yo compartíamos la misma línea, y en la otra parte del despacho había otro teléfono con una línea distinta.

Se usaban muy poco. Para recibir llamadas, quiero decir, porque para emitirlas…posiblemente las Comuniones de los hijos de los mayores accionistas de Telefónica fueron pagadas a cuenta del gasto de teléfono de Funcionario Tópico.

Llamaba a todas horas, a toda la gente que uno se pueda imaginar, familiares, amigos, conocidos,  desconocidos…

Por desconocidos no quiero decir empresas a las que normalmente, por unas cosas o por otras tienes que llamar, que también, si no verdaderamente desconocidos. No sé si para él, pero la gente a la que llamaba, a veces, parecía no conocerle.

Me explico:

Día 19 de marzo (no recuerdo el año exacto). Aparece Funcionario Tópico por la puerta.

-Hoy es San José.

Yo, que me parece una chorrada bastante grande el tema de los santos (¿en serio hay que felicitar a la gente porque se llame como el Santo de turno del día?), pensé “pues vale”, pero dije, en un alarde de elocuencia:

-Ah

Tras esa gran conversación, Funcionario Tópico se sentó en su mesa y sacó una agenda de teléfonos cochambrosa.

Sí, agenda de teléfonos (cochambrosa) en pleno siglo XXI, porque Funcionario Tópico era muy suyo y, aunque le gustaba mucho hablar por teléfono,  lo de tener móvil no iba con él, así que iba a todas partes con la agenda en cuestión, a la que, de revenida y roñosa que estaba, se le iban cayendo las hojas.
Agenda cochambrosa en mano, coge el teléfono y se pone a llamar a todos los Josés, Pepes, Pepas, Josefas y Marijoses que tenía anotados. Con algunos la conversación fluía bastante bien, pero con otros era del estilo…

-Hola Jose, soy Funcionario Tópico, te llamaba para felicitarte el Santo. Si hombre, Funcionario Tópico, el del pueblo. Que sí, el hijo de la María. Que sí que nos conocemos, de la vez esa que echamos un mus a media tarde. Que sí, que nos hemos visto muchas veces. ¿Cómo no te vas a acordar?

El aburrimiento en Lugar de Trabajo era bastante tedioso pero, afortunadamente, a mí no me dio nunca por llamar como loca a gente a la que conocía prácticamente de vista. Tampoco me da por pedir o dar el teléfono a gente que no va a saber quién soy si la llamo, la verdad.

Pero Funcionario Tópico y el teléfono eran uno.

Yo, que estaba ansiosa, ya no diré por trabajar, pero por hacer algo con mi vida durante las horas que me pasaba allí, en cuanto sonaba el teléfono lo cogía.

Bueno, realmente solo lo hice una vez, porque, inocente de mí, no conocía los códigos de comunicación de Funcionario Tópico con sus hijas y claro, cometí un error imperdonable.

-Lugar de Trabajo-dije  alegremente al contestar el teléfono, que solamente había sonado durante un microsegundo.

-¿Está Funcionario Tópico?-me preguntó una voz dubitativa que parecía recién levantada.

telefono2Me recordó a mi padre que, cuando era pequeña, se quejaba de que los “niños” usábamos esa fórmula cuando llamábamos a casa de nuestros amigos, sin saludar ni identificarse ni nada, simplemente preguntando ¿está…?

-Funcionario Tópico, preguntan por ti-le dije, amablemente.

De mala gana, Funcionario Tópico cogió el teléfono para colgarlo acto seguido. De forma inmediata, realizó él una llamada rápida, tras la cual me comentó:

-Cuando suene el teléfono, no lo cojas inmediatamente, porque si lo coges tan rápido parece que es que no tienes trabajo, déjalo sonar un poco.

Funcionario Tópico siempre instruyéndome con su infinita sabiduría sobre el arte de aparentar estar hasta arriba de trabajo.

-Además, muchas veces mis hijas me dan toques para que las llame y si lo coges ya le cobran la llamada a ellas.

Efectivamente, las hijas de Funcionario Tópico (que eran más o menos de mi edad, por cierto), hacían básicamente lo que en esa época hacíamos todos, tristes usuarios de móviles prepago,  cuando queríamos hablar con papá: darle un toque (lo que viene siendo un llama-cuelga) para que llamara él,
flamante usuario de un contrato de telefonía móvil. Con la salvedad de que Funcionario Tópico no tenía móvil, así que los toques se los hacían al teléfono de Lugar de Trabajo.

Pero no siempre las llamadas de las hijas eran para hablar con él, que ya me parecía a mi excesivo tantas ganas de hablar con su padre cuando vivían con él y podían hablarle más tarde. En (muchas) ocasiones, lo que querían las niñas era hablar con una tercera persona, pero claro, no querían era pagar la llamada.

Lo que hacían entonces era dar el toque. Papá las llamaba y les pasaba con la persona o entidad con la que las niñas querían hablar. Así la llamada no la pagaba ni la hija, ni el padre. La pagaba la Administración X.  

Reconozco que es una estratagema muy hábil, a mí nunca se me hubiera ocurrido. Tenía tanto que aprender…

Normalmente, al sonar uno de estos toques, Funcionario Tópico acudía raudo y veloz al amparo de sus hijas, si bien a veces le costaba una llamada fallida averiguar cuál de las dos era la que necesitaba su auxilio. He de decir, en defensa de la hija pequeña que parecía estar algo más espabilada, que la inmensa mayoría de las veces se trataba de la hija mayor.

El problema era cuando Funcionario Tópico no estaba, porque había salido al baño o a cualquier sitio. Entonces el toque, al no ser inmediatamente respondido, se repetía cada pocos segundos, dejando claro que la paciencia no era una de las virtudes de las niñas.

Si no había respuesta, el toque se repetía y se repetía y se repetía y se repetía y se repetía…Hasta que me tocaba las narices y cogía el teléfono.
Entonces, una  voz dubitativa que parecía recién levantada me preguntaba:

-¿Está Funcionario Tópico?
-No, no está.-contestaba yo, lo más borde que podía.
-Vale, gracias.

Y me colgaba.

Y así iban pasando los días.

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