francescag

VIP PARTY

El vapor inunda el cuarto de baño y deja mi piel perlada de gotitas, aunque ya hace rato que cerré el grifo. Me gusta ducharme con el agua bien caliente, dejar que mis poros se abran al máximo y absorban toda la humedad posible. Esa hidratación es imprescindible para lograr un aspecto sano y juvenil, una piel suave y tersa (más aún con las cremas que después me aplicaré), y esa tersura, unida a mi rostro de niña, me sirven para disimular unos cuantos años. No es que me importe mi edad, estoy en la flor de la vida a mis 32 años, pero es importante parecer más joven, y más aún esta noche en la que me juego tanto. Después de meses de trabajo duro, hacer contactos, dejarme dinero que no tengo y deber muchos favores, al fin mi plan está listo para ser ejecutado.

Salgo del baño hidratada al máximo y penetro en el sancta-sanctorum de mi habitación: la cama de casi dos metros de ancho forrada de satén en la que tantas fantasías se han consumado (a veces sola, a veces con alguien y otras pocas veces con multitud) sobre la que se extienden mis armas de seducción infalibles, preparadas única y exclusivamente para esta noche: el vestido negro con brillantes auténticos (un "préstamo" cuya procedencia me costaría un libro entero explicar), el collar de perlas que me regaló mi ex amante consular (apto para fiestas pero suficientemente elegante para lucirlo en una recepción de la embajada) y los zapatos Gucci a juego con el bolso (una imitación realmente difícil de descubrir)... eso y unas gotas de Chanel, unidas a mi físico y a esa mirada lánguida que tanto gusta a los hombres, me asegurarán ser el centro de las miradas y de las proposiciones... y con un poco de suerte saldré de esta noche como Cenicienta, pasaporte directo a la jet-set y a vivir. Esta noche, precisamente, habrá un montón de futbolistas enfiestados pidiendo a gritos que una hembra espectacular les satisfaga. Nada más y nada menos que la cantera del Real Madrid se dará cita en la Joy esta noche, unida a varios veteranos que no se pierden una: cierto francés tímido al que le gustan las niñas púveres, un galés con cara de simio y, según los rumores, una tranca espectacular... por no mencionar a los carcamales del cuerpo técnico, que esperan pescar en río revuelto para reverdecer viejos laureles. Todos estarán allí, ebrios y cachondos, y solo hará falta un poco de baile descocado y un par de sonrisas bien dirigidas para ingresar en el selecto grupo de amantes de famosos con la vida resuelta. La vida resuelta, qué bien suena eso.

Me tumbo en la cama desnuda y coqueteo con ese pensamiento. Mis manos, sin darme cuenta, se han ido deslizando por mis pechos, mi vientre, y ya comienzan a abrirse camino entre el vello púbico, perfectamente recortado en forma de corazón. A regañadientes las aparto hacia los costados... no tengo mucho tiempo y he de vestirme. ¡Uf, qué pena! Pero con suerte esta noche algún musculoso muchachote terminará el trabajo y me marcará un buen gol. O dos. ¡Yo espero que al menos sea un hat-trick!

***

Al bajar del taxi, junto a la Plaza de Tribunal me miro descaradamente en el retrovisor del conductor, juntando mis pechos con las manos y lanzando un beso pícaro. El chaval lleva toda la carrera lanzándome miradas tórridas y tratando de llevar la escasa conversación que le he permitido al terreno sexual. Me fijo en su erección, que no se molesta en ocultar, y me le imagino masturbándose dentro de un rato en cualquier paraje solitario. Pobrecito, no sabe lo lejos que está de gozar de este cuerpo. Le faltan millones en la cuenta corriente y siglos de gimnasio. Aun así le sonrío mordisqueándome el labio, viendo cómo se hincha su pantalón, antes de darme la vuelta y caminar contoneándome hacia la puerta de la discoteca. Al llegar el portero pone cara de crispación: está claro que se debate entre la obligación y su claro interés por mí. Como no me detengo, la razón se impone y me bloquea el camino.

- Lo siento muchísimo, cariño, pero hoy hay fiesta privada...

vip3Saco del bolso la invitación y se la planto en las narices. Nadie sabrá nunca (excepto los implicados) lo que he tenido que hacer para conseguirla. Pero este pedazo de papel satinado va a ser la llave de mi nueva vida de rica, así que cualquier precio me parece barato. Tras echarle un buen vistazo (y ya de paso otro a mí), el hombre sonríe y me franquea el paso. ¡Guau, y qué espectáculo me espera en el interior! ¡Cuanto machote sudoroso, qué plantel de buenos nabos se exhibe ante mí! Bueno, bueno, creo que me pediré un margarita para ir entrando en ambiente y buscaré un buen sitio para ver y ser vista. Ese esquinazo de la barra parece perfecto... y en efecto, no tardan en acercarse varios chicos. ¡Joder, qué bajón! Son por lo menos juveniles, si me tiro a alguno de ellos todavía me denuncia. Y no paran de rozarse conmigo y tirarme los trastos. Estoy a punto de coger mi copa e irme a otro lado cuando un señor mayor de traje se sienta a mi lado. Su presencia parece actuar como bromuro en la líbido de los chavales, que rápidamente vuelven a la pista de baile.

- Espero que no le hayan molestado, señorita.
- No, en absoluto. Son jóvenes y solo quieren divertirse...
- No me malinterprete, encanto, pero son pocas las ocasiones en que estos chicos pueden salir de esta forma. Están sometidos a una disciplina deportiva muy severa, y que estén aquí hoy se debe solamente al hecho de que han ganado un partido muy importante de la Youth League... "¡Vaya, parece que el viejo es entrenador! A ver si rasco bola..."
- ¡Oh, ya veo! Pero, ¡son tan jóvenes! Qué pena estar tan condicionados por su futura profesión...
- Sí, señorita, es duro, pero ellos están llamados a ser las futuras estrellas de nuestro fútbol, y solo entrenando a conciencia y siendo casi espartanos podrán lograr llegar a lo más alto. Mire, ellos admiran a sus mayores y quieren seguir su camino. Ya tendrán tiempo de disfrutar de la vida cuando alcancen la gloria. Como el invitado especial de esta fiesta, un chaval como ellos pero que ya cuesta 20 millones de euros.
- Y, ¿se puede saber quién es esa joyita?
- Pues le diré que juega en la Serie A italiana y que ha jugado en el primer equipo del Real Madrid hasta este verano. ¿Sigue usted el fútbol?
- ¡Uy, me encanta! Pero ahora no caigo... -me hago la tonta.
- Pues si me acompaña al reservado del fondo se lo voy a presentar, mademoiselle. Seguro que agradece la compañía de un ser tan angelical como usted...


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Sonrío como una niñata a punto de conocer a los One Direction y acompaño al viejales hasta el fondo del local. Tras unos cortinajes se ocultan varios de los rostros más conocidos de la liga española. Varias botellas de Dom Perignon vacías y restos de polvo blanco son testigos de su estado de euforia.

- ¡Karim, deja de hacerte porros que me estoy colocando solo de olerlos! ¡Y deja ya la PSP, por Dios!
- Oye, vete a la mierda...
- ¡Joder, tíos, cortaos ya la barba que parecéis mendigos! Se os va a enredar en las piernas un día corriendo la banda...
- Mira el "Deulo", si parece sevillano ya y todo...
- ¡Eh, eh, cuidadito con Sevilla que me lío a hostias!
- Pero si tú eres de Camas, mamonazo...
- ¿Y Cris, no va a venir? - No, hoy iba a pasar la noche en el gimnasio. - Pues vaya moñas, teniendo a la rusita sola en la cama... - ¡Sí, sí, "sola".... JA JA JA JA JA JA JA....!!!

Mi mirada recorre al grupo y se clava en él. Tímido, guapo, a penas participa en la conversación. Parece feliz solamente por estar entre amigos. ¡Bueno, bueno, ya tenemos objetivo a la vista!

***

No se cómo lo he hecho, me ha costado lo mío zafarme del francesito que huele a Chupa Chups, y más aún del bruto ese británico que casi me abarca los dos glúteos con una sola mano. Pero aquí estoy, sentada junto a mi joven príncipe del balompié. Solo hemos cruzado unas breves palabras ("Hola, soy Samantha", "Yo Álvaro", "¡Encantada!", "Tómate lo que quieras", "¡Gracias!") pero mi pierna está apretada contra la suya y no parece que eso le moleste. Voy a atacarle en breve, pero debo conseguir separarle de esta manada de brutos. Poso mi mano en su muslo mientras hablo de banalidades, y mis dedos casi rozan su paquete. Me mira con ojos acuosos, de cachorro. Está lo bastante pedo para manipularle a mi antojo. Me acerco para hablarle al oído y mis senos se apretujan contra su musculoso brazo.

- Necesito salir a tomar el aire a la terraza... ¿vienes conmigo?

Me sigue como un autómata. Desafortunadamente, el entrenador ha debido de darse cuenta de mi estrategia, pues otro joven se nos une en las escaleras. ¡Joder, le han puesto una carabina! Pues me les tiro a los dos, no saben quién soy yo...

Ya en la terraza estoy a punto de agarrar sus "cositas" y empezar el show cuando Álvaro me dice:

- Samantha, te quiero presentar a mi novio. Álex, Samantha, Samantha, Álex... -Me quedo anonadada-.
- Llevamos tres años juntos, desde el Europeo Sub-19 de Rumanía. Pero no puedes decir nada, ¿eh? Que el mundo del fútbol es muy despiadado con estas cosas... ¡Mira al "Torito" Acuña, que no volvió a salir de titular desde que se destapó su affaire con aquel reportero del Heraldo de Aragón!

"¡Joder! ¡Jodeeeeer! ¡JODEEEEEERRRRR!!!"

Vuelvo al reservado dejando a los tortolitos amorrados el uno al otro en la terraza. Allí solo quedan borrachos tirados por el suelo. Salvo uno.

Se levanta y avanza hacia mí.

- Yeah, baby! Come with me, let's go to my home. I got a sheep costume for you. Beeeeh! Jo, jo, jo, jo, jo, jo.... Beeeeeeeeeeh! BEEEEEEEEEEEEEEEEEEEHHHHHH!!!

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