Ulises 6ïé: Jesucristo clon

Jesucristo clon (capítulo III)

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Jesucristo miraba una televisión en un escaparate de la ciudad de Tokio.

En Estados Unidos su homónimo clon número 4 había muerto asesinado y disparado con saña a manos de unos fundamentalistas religiosos en un programa de máxima audiencia, donde le denunciaban por ser un falso Dios, e instándole a demostrar que realmente era el hijo de Dios o una parte de él resucitando a los 3 días.

La lluvia tan presente en esta época del año no alteraba su sensación interior sobre lo que miraba con aire indiferente. Aquel no era él, aunque diera también cuentas al padre.

Siguió su camino por las bulliciosas calles plagadas de luminosos y pantallas con publicidad que atentaban contra la paz interior de cualquiera. Cualquiera que no fuera Cristo. Sus pensamientos estaban en otro lugar y otra persona.

Había conocido a Yoshioka, una chica que trabajaba en el templo sintoista koganji ubicado en la calle Jizodori. Este templo era visitado especialmente por mujeres debido a su poder simbólico y curativo.

jesucristoclon32Llegó caminando y se paró un momento delante de la estatua de Togenuki Jizo, representado como un monje y que significaba la idea de un ser de compasión pura.

Una mujer se encontraba en ese momento vertiendo agua sobre las piernas del monje estatua, pues según la creencia popular, eso aliviaría los malestares de sus varices y artrosis.

Jesús la miraba, y por alguna razón decidió no intervenir, así que siguió su dirección para encontrarse con Yoshioka.

-Buenos días Yoshioka-
-Hola Jesús-

Yoshioka miraba a Jesús desde su silla de ruedas. Le veía como un hombre bello, pero confuso en su espíritu. Habían charlado muchas veces desde que llegó. Le había confesado quién era, y todo lo que había pasado hasta llegar a Tokio. La organización y empresa china Xiam Lao Wuyi, buscaba a su clon número dos desde que se había fugado de China. Por suerte, en este instante no sabían que se encontraba en Japón.

-¿Has pensado en lo que te dije Yoshioka?-
-Sí, no quiero que me cures-
-No puedo entenderlo-
-Ya te lo he explicado, todos tenemos una función en el universo, nuestra conexión vital y la unión con el todo, hace que la vida tenga sentido como es. Yoshioka no puede ser Yoshioka si le arrebatas sus atributos. Para mí no es importante poder andar. Lo realmente importante es tener claro quién eres. Esta es una decisión propia Jesús, y tú no tienes derecho a intervenir aunque tengas el poder transformador-
-¿Pero entonces porque trabajas en un templo curativo?-
-Para ayudar a otros con mí ejemplo de superación personal, no para curarme sino para aprender a aceptarme. No puedes estar siempre arreglando a las personas sin que haya consecuencias. Ellas tienen que aprender a aceptar sus condiciones y sanarse por dentro. El karma nos trae compensaciones vitales por nuestros actos pero también espirituales. Pasa, toma un té-

Entraron en el Drinks&Honey que estaba cerca del templo, pues ya tenían la costumbre de estar en aquel precioso escaparate de cara a la calle observando el pasear de los transeúntes desde cualquiera de las mesas, mientras charlaban amigablemente.

El olor a miel que la marca comercial usaba como reclamo inundaba la tienda y escapaba por la puerta invitando a las diferentes personas a entrar en el bello local de decoración en tonos pastel refinados. La música suave acompañaba la sensación de bienestar y por ello se había convertido en una cadena muy popular entre la población japonesa.

jesucristoclon33Yoshioka se aparcó apartando la silla mientras Misuka saludaba con una preciosa sonrisa a los dos conocidos visitantes y apartaba la silla que hubiera estorbado para hacerlo.

-Jesús San, Yoshioka San, Bienvenidos a esta radiante mañana que ilumina nuestros corazones-.

La chica se sonreía con las cursilerías que decía, pero a los visitantes les encantaban. Y todo eran buenas intenciones.

Pasaron unos minutos en silencio mientras observaban la calle y esperaban su habitual pedido cada uno divagando en sus pensamientos.

-¡Marchando dos té matcha con miel!- Alegremente la preciosa camarera Misuka, les había servido los tés y se alejaba casi sin hacer ruido y sonriendo.
-Entonces Jesús…¿Has estado pensando en lo que quieres para tu vida?- Yoshioka, le miraba con un tono de compasión en sus ojos.

Jesucristo observaba sin embargo a Yoshioka con ojos brillantes, y con la imposibilidad de confesarle que en realidad había decidido renunciar a ser Dios o lo que se esperaba de él por amor hacia ella. Por otro lado, no se atrevía a confesarle que se estaba enamorando profundamente de ella y que cada conversación le acercaba más y más a la sensación de renuncia, al tiempo que le resultaba muy difícil declararse.

Él la miraba en su silla de ruedas, era un ejemplo de superación, pero también le había enseñado que el libre albedrío era algo hermoso que ni un dios ni nadie tenían derecho a arrebatarle. Solo tenía que tocarla con intención de sanarla y la sacaría de su cárcel de metal, pero sabía que si lo hacía, en ese momento la perdería por interceder. Con lo que no se atrevía tampoco a hacerlo.

Jesús, se encontraba en una encrucijada y a medida que pasaba tiempo junto a ella, se quedaba más prendido de sus encantos y su sencillez. Más lejos del destino que debía seguir y más reconocía su lado humano y vulnerable, quizá egoísta. Pero es que el amor que la profesaba, cada día era más fuerte, y, ¿acaso habría algo en este universo más fuerte que el amor?, ni siquiera los dioses podían luchar contra algo así, se decía así mismo. No puedo evitar que me afecte mi lado humano. ¿Son acaso menos dones, aquellos que por inferiores parecer, resultan tan fuertes como el roce de una caricia o un beso? ¿Es acaso el relámpago o el trueno, una fuerza natural superior a otras fuerzas sutiles pero iguales en intensidad? ¿Y si el padre creador ya tiene todo resuelto, que falta hago y que falta soy por no cumplir un destino no destinado a mí?

jesucristoclon34-Yoshioka, lo que quiero para mi vida…-
-¿Si?-
-¿Y si no quiero nada?, simplemente que me dejen en paz vivirla. ¿A caso eso me hace culpable de algo?-
-Jesús, sigues atormentado, lleno de dudas, no sé cómo puedo ayudarte, aunque lo intento, no sé qué decirte, y a veces no te entiendo. ¿Quién no habría de dejarte vivirla?¿Alguien te presiona?-
-No, no es eso-
-Mira Jesús, mañana es mi día libre, te voy a llevar a ver a alguien. Alguien que creo que te puede ayudar. Es una anciana que vive a los pies del monte Fuji. Sabe mucho de la vida porque es mayor, y eso la convierte en sabia, pero además puede sentir cosas que otros a veces no podemos. Usa misteriosos ritos que ella solamente entiende para interpretar las almas perdidas. Y si te parece, además, pasaremos un día de campo juntos. Yo voy a preparar arroz con shushi, shashimi y makizushi, dos raciones para compartirlas, y un postre que te agrade. ¿Te apetece y vamos?-
-Nada me haría más feliz, Yoshioka-

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