Oportunidades perdidas

Escrito por Derh Zetto el .

oportunidades1

Mi querida Condesa Moore:

Ha pasado un mes desde mi última misiva y sigo sin noticias de su estimada persona.

Le confieso que ya no puedo soportar más la distancia que nos separa y que, dios no lo quiera, pueda acometer en contra de mi integridad física una desatino.

oportunidades2En cada parpadeo vuelvo a anhelar el tiempo que pasamos juntos en la inauguración de la nueva biblioteca de la Universidad de Stratford. Minutos dirían algunos, la eternidad bañada en luz celestial que proferiré yo con todo el aire que guardé en mis pulmones.

No quisiera ruborizar a su distinguida persona más un candor abrasador como la ardiente lanza de Helios atraviesa mi alma cuando pienso en su andar. Su cojera, no la oculte mi reina, pues en la debilidad hay redención y el redentor resta a un paso del cielo.

Amada Carla, no puedo olvidar su bello rostro, si las arrugas que el tiempo a esculpido en su piel han de ser las escaleras que mi deseo ha de trepar que sean pues el valor que usted me otorgue.

La edad que nos separa, mi condesa, no se puede contabilizar con los relojes del hombre moderno, en nuestras almas el tiempo no existe y es por ello que la blasfemia del la gerontofilia solamente expresa la envidia de los corazones podridos por la soledad.

Por favor amada mía no sienta ofensa alguna por mi espíritu osado pues no puedo más que expresar mi deseo espiritual y carnal por sus redondeces. Sea generosa y concédame un encuentro en sus jardines, déjeme regar sus flores si es que así lo desea.

Suyo por siempre,
Mingot Waltz

16 de Febrero de 1910.


Señor Waltz:

Le ruego deje de escribir a esta mi honrada casa pues es la tercera vez que el cartero me entrega su letra impresa en perfumadas páginas.

oportunidades4Sus cartas me han escandalizado sobremanera. En efecto me han ruborizado sus osadas proposiciones y no negaré que incluso me han generado cierta curiosidad hacia su persona.

No dudo que el casual encuentro en la nueva Biblioteca Moore le resultase celestial más cualquier pillo acusaría ceguera ante el dorado relumbrar de la incontable fortuna de tan distinguida casa.

Si es usted un atractivo y viril joven buscavidas como sospecho le recomiendo encarecidamente que la próxima vez se asegure que la información que obtenga acerca de la residencia de su objetivo sea veraz.

Reciba un saludo,

Carl l’Amore.
10 de Marzo de 1910.


Distinguido señor Van Isselt:

Escribo esta carta directamente a su persona por considerarle en alta estima. Le ruego cese los escándalos acerca de mi hermana la condesa Moore pues treinta días han pasado desde su fallecimiento. Tiene usted en su mano el detener las injurias que su periódico está volcando sobre la condesa.

oportunidades6Quiero aclararle que su cuerpo no fue encontrado en el establo del joven asno de carga Borjín y que por supuesto estaba completamente vestida cuando la hayamos.

Me gustaría añadir que la fama de mujer de lascivia desbocada es completamente inmerecida, nuestra señora ha sido casta, pura y beata hasta su último aliento y no hace falta reseñar que falleció sin mácula alguna como la Virgen de la Asunción de las Candelas.

Todas las habladurías acerca de escándalos con grupos de jóvenes universitarios no son más que blasfemias para desprestigiar tan distinguida dama.

Le ruego nuevamente cese los escándalos vertidos sobre la condesa Carla Moore pues está en su mano detenerlos.

Siempre agradecido por su tiempo,

Roger Moore
13 de Marzo de 1910

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