Los 7 pecados capitales (II): "Desvelando secretos"

Escrito por Ulises 6ïé el .

Adan y Eva. Soberbia. Un mundo en copyleft.

Para los que no conozcan la historia, Adán y Eva vivían en el paraíso, en el cual tenían todos los dones y no necesitaban nada más. Solo había una premisa… “no comer la fruta del árbol prohibido”. El tiempo pasa y Eva, decide coger la manzana y comer del fruto con el consecuente destierro del paraíso y la pérdida de todo.

El mayor peligro para la iglesia y en general para cualquier sistema de gobierno es el conocimiento por parte de sus súbditos. La manzana representa el saber, el conocimiento.

Eva y Adán,  deciden comerla, y como le pasa a Alicia en el país de las maravillas todo cambia, empieza a crecer, a tener una visión y lo más importante, ¡muchas preguntas!.

Crecer por dentro debido al conocimiento lleva a la soberbia, a la propia interpretación de la vida, la biblia, los libros, la forma de vivir esa vida y muchas otras cosas. Por eso, es tan peligrosa la soberbia.

Ha sido representada de muchas formas en el arte, y casi siempre con simbolismos.

En Lohemgrin, la ópera de Wagner, lo encontramos de manera soslayada, en el personaje de Elsa, curiosamente también mujer, cuando le pregunta a su marido el gran secreto que guarda y ella ha de conocer. Si este se lo revela entonces todo su mundo perfecto desaparecerá.

“El paraíso”, por analogía, es un estatus en que nos colocan aquellos que nos gobiernan.  Supuestamente todos vivimos en un paraíso particular y estratificado, la sociedad de clases, la sociedad religiosa o la sociedad capitalista, a veces todos ellos a la vez,  donde echamos la culpa de lo que nos pasa a la suerte y los logros o desgracias acumuladas a lo largo de nuestra vida. Hasta cierto punto es cierto, pero no del todo, pues también están aquellos que regulan y dirigen el propio sistema. Los que lo inventan y los que lo manejan o manipulan a su antojo. Es decir, los gobernadores del sistema.

En cada periodo u ocasión de la historia habrán sido unos u otros diferentes. Según haya sido la lucha por el poder de cada época.

La iglesia usa el símbolo del pecado como manipulación y la soberbia como el peor de los pecados, porque es el único pecado que en sí mismo cuestiona la existencia de Dios. Lo aborda en su personaje principal, el demonio, que es desterrado al infierno por hacerse preguntas e intentar desafiar a la autoridad. Este ejemplo,  es tan explícito en sus consecuencias,  porque es sin duda, el mayor peligro que existe ante un sistema de control, rebelarse contra él.

Una institución como la católica, no podría soportar, que alguien hiciera demasiadas preguntas del tipo…  “¿Por qué tengo que creer que lo que usted me dice es cierto?”
La única respuesta posible es… “porque hay que tener fe”, pero lo que en realidad están diciendo es… “Porque si no crees en lo que te digo entonces se me desmonta el chiringuito, dejo de controlarte, de ganar dinero y lo más importante PIERDO EL PODER sobre mis súbditos, la sociedad que tengo alienada y me he fabricado durante tanto tiempo”.

Plantearse si el sistema funciona y no acatar los preceptos, simboliza morder la manzana o comer la galleta. Es el conocimiento y el crecimiento personal, el que nos lleva a identificar el sistema en el que estamos inmersos y nos manipula. Por eso somos soberbios.

El único objetivo de ese sistema creado, “ese paraíso”, es ganar poder respecto a la población y dominarnos bajo unas pautas o premisas falsas, pero que generan un amplio beneficio de poder a unos pocos.

En la edad media, la iglesia usaba el conocimiento, la información, como símbolo de su poder y no educaba a la población, pues manteniéndola en la ignorancia y en el analfabetismo podía controlarla más fácilmente. Hoy en día se sigue operando desde los gobiernos o instituciones influyentes, lobbies, en la educación. Pues cuanta más ignorancia haya, más difícil será cuestionarse el propio sistema. Es decir, el metaconcepto.

Me gustaría intentar explicar lo que significa este metaconcepto y el poder que tiene simplemente esta idea.
Metaconcepto sería el conjunto de pautas organizativas para crear un sistema de control de masas.

En el caso de la iglesia, estas pautas, vienen representadas por los 7 pecados capitales y otra serie de normas, que estamos obligados a seguir para vivir en el paraíso de la ignorancia y ser supuestamente felices pero en realidad Inocentes, niños desde su perspectiva fagocitadora cual Saturno devorando a sus hijos.

Podríamos crear nuevos sistemas simplemente cambiando la metaconcepción.

Así encontramos sistemas de gobierno diferentes en función de las pautas que se sigan para alienar a la población.

Sistemas diferentes al religioso es por ejemplo el capitalismo, donde se basa todo en el valor de las cosas. Incluyendo a las personas dentro de este concepto de valor.
Sistemas dictatoriales, donde opera la ley del más fuerte y todo a través de una jerarquía piramidal.

Sistemas comunistas, donde la idea es que el grupo controle al grupo.

Y muchos otros sistemas conocidos.

La cuestión es pues, que premisas se imponen al planteárselo y después como se plasman en el segundo nivel de concreción. Cuando se vuelven operativas las leyes que lo rigen.

La mayoría de los sistemas, funcionan con una materia prima, y alguien que la consume.

En muchos casos, esta materia prima es la humanidad, y los consumidores son los depredadores que han creado el sistema para aumentar su poder.

En teoría, y ya desde los griegos, cualquier sistema de gobierno es válido siempre que se utilice en beneficio del pueblo y para el pueblo. Pero lo cierto, es que todos estos sistemas están viciados en su metacontenido. Pues no son ni más ni menos que sistemas de control o mejor dicho de manipulación.

También en teoría, podríamos crear un sistema que no fuera para controlar sino para crecer y que se autorregulase para que no se viciara o corrompiera. Un sistema que se controle así mismo y no a las personas. Sería un sistema igualitario y buscaría el beneficio de sus integrantes por cómo está montado, y no por quien lo dirige.

Sistemas de este tipo, no encajan con el poder de unos sobre otros. Y como en el caso de la soberbia, no conviene que se sepan o se conozcan, pues nos haría más justos y más libres.

Por todo lo expuesto, la soberbia siempre ha sido el mayor de los pecados, porque lo que en realidad encierra, es el conocimiento y la oposición a la autoridad. (Eclesiástica, militar, policial, jurídica, etc)

Un rey deja de ser rey en el momento que nadie le escucha y se queda sin súbditos.

Un cura, que no cala con su doctrina, es una religión muerta, que no convence.

Una idea sin nadie que la respalde, desaparece, aunque esa idea sea Dios o el dinero.

Las prioridades a la hora de definir el sistema cuando se fabrica marcan pues la pauta.

Si lo importante no fuera “el valor de las cosas” el dinero no tendría importancia.

Si no usáramos “el valor del poder”, no habría poderosos y débiles.

Si no usáramos “el valor de las clases sociales” no habría mejores y peores.

Podríamos buscar nuevos valores en los que asentar el nuevo sistema.

“El valor de las personas”,  “El valor de la vida”, “El valor del conocimiento”, “El valor de la justicia”, “El valor de la libertad”, “El valor de la ayuda”, “El valor de la dignidad”, “El valor de la verdad”, “El valor de la felicidad”.  

Y así una serie de valores transformarían la sociedad en otra cosa que no tenemos ahora.

No se debería implantar ningún valor, que fuera en contra de los derechos fundamentales de las personas, ni que buscara manipularlas.

Deberíamos programar un mundo en modo copyleft y no en copyright.

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