Gente sana

Escrito por Daniel Prieto el .

Tened mucho cuidado con la gente sana, ya sabéis, esas personas que no fuman, no beben, no dicen tacos y no follan. Tened especial cuidado con los Adonis que invierten su tiempo y su dinero en los gimnasios para muscular sus cuerpos, o con esos que pasan su vida en las iglesias y en la bibliotecas cultivando su espíritu o su mente. En ambos casos es probable que nos encontremos ante seres sin autoestima que vampirizan a sus semejantes buscando obtener admiración. También hay híbridos entre estas dos tendencias, que son los peores de todos. Huelen su mierda y les encanta. Suelen ser youtubers, pertenecer a los Boy Scouts o alguna subnormalidad por el estilo.

La gente sana, la gente guay, se alimenta de las palabras que sueltas por compromiso. Vidas perdidas, se creen destinados a un fin que creen elevado. Son unos patéticos gilipollas que no acertarían ni a limpiarse el culo sin consultarlo en la Wikipedia. Se creen mejores que todos los demás, con sus musculitos y sus libros de citas literarias y sus carnés de socios de Greenpeace. Acabarán pudriéndose en un nicho también. Pero se comportan como si supieran cosas importantísimas que tú no sabes, como si sus vidas fueran superimportantes de la muerte, o sea. Con sus plazas de funcionarios y sus trajes. Con sus rastas, sus tablas de surf y sus pendientes dilatadores. Con esos cortes de pelo estilo nazi que se estilan ahora. La gente guapa. Gente sana. Tienen vidas apasionantes, vivencias muy profundas, ya sabes. Les encantan los animales. Y nunca se pierden esas pelis de cine independiente que aburren a un santo. Solo ellos tienen la sensibilidad suficiente para entender esa basura.



Los que no leen se compran coches caros y se pasean por ahí con sus pantalones de marca. O hacen malabares en los semáforos y piden para comprarse tofu o sushi, la comida de la gente sana. Si leen leen cosas de Paulo Coelho, Houellebecq, Murakami y mierdas por el estilo. Y en el salón tienen tochos de Ken Follet bien visibles. Son antitarurinos. Hablan siempre de sí mismos, se citan a sí mismos, escriben cosas ocurrentísimas en sus Facebook sobre sus vidas chachiguais y por las noches se hacen una paja consigo mismos antes de dormir. Se definen como gente muy sensible, muy espiritual y muy deportista, que le encanta el olor de los bebés, las formas de las nubes en un atardecer anaranjado y una buena polla por el culo. Ah, y también suelen escribir en webs donde se junta gente rara.

No hay nada peor que la gente sana. Porque la enfermedad y la podredumbre los supera. No están preparados para los gusanos que nos comerán las tripas a todos. Son un puto coñazo. En su lecho de muerte se darán cuenta de que la trascendencia y lo verdaderamente importante no es lo que sale en Twitter. O no.

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