La mujer que quiero

Escrito por Daniel Prieto el .

La mujer que amo está friéndome pimientos de Padrón a pesar de que estoy un poco borracho y no paro de largar chorradas. Ella simplemente me sonríe. Yo he cocinado un pan para ella. Me sale de puta madre, mejor que esos supuestamente artesanos que venden a varios euros el kilo. "Joder, ¡qué rico!", pienso mientras vacío otra copa de Mencía, que le da mil vueltas al Rioja. Pan y vino. Gracias, Jesucrito. María me deja solo en la cocina porque Martín llora. Lo coge en brazos mientras yo me quedo vigilando las berenjenas a la plancha. Mi hijo. El futuro. Bebo otro Mencía. Joder, parecemos una familia de vegetarianos. Devoro los pimientos, están buenísimos. Las lágrimas se aproximan a mis ojos. Son de alegría. Micha olisquea mi copa. Luego la vacío. Mañana será otro día. Sin trabajo y sin perspectivas de futuro, todavía no han arruinado mis esperanzas del todo. Me sirvo otro vino. Esta noche dormiré con mi mujer, olisqueando su cuello. La felicidad debe ser algo así. Termino de cocinar. Le llevo la cena al salón. Me siento a su lado. Ve Mentes criminales o alguna serie de esas. Vería cualquier cosa con tal de poder sentarme a su lado. La felicidad debe ser algo así.

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