Kabul lleno de mujeres desnudas

Escrito por Bonifacio Singh el .

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 Madrid latía a lo lejos, él sabía que existía por allí abajo. Madrid, el país de nunca jamás, sepultador de carne y alma humana. Mi abuelo escuchó ruidos en la puerta y salió escopetado por la puerta de atrás del corral. Dicen que había marcas de los tiros por las paredes. Se largó al monte. Luego, no sé cuando, lo cogieron. Lo condenaron a muerte y después le conmutaron la pena por cadena perpetua. Decían que cuando pasaba la procesión por el pueblo él ponía en el gramófono el “Himno de Riego”. Puede que lo hiciera no por ideas políticas, sino porque le gustaba mucho el morapio. Estuvo en la cárcel hasta 1945, cuando la caída del tío Adolfo, cuando hubo una amnistía generalizada de presos. Mi familia tuvo que huír a Madrid. Desde lo alto de la loma del pueblo se pueden ver ahora las cuatro torres de Mordor a treinta kilómetros de distancia en linea recta. Dejaron la casa en la que vivían y las cuatro tierras que trabajaban porque había que salir corriendo. Llegaron como unos Juan sin Tierra a Madrid, con una mano delante y otra detrás. Luego medraron aquí y allá y algunos de ellos se hicieron nuevos ricos y hasta votaron al PP. El último Juan sin tierra que quedaba vivo llegó a votar incluso a Carapolla el cierraparques. Cuando ese tío tan enano y tan feo que es Almeida cerró los parques durante el fin del confinamiento de la pandemia me cagué en su puta madre, que todavía debe estar limpiándose. Cerró todas las zonas verdes para hacerse el importante, y la gente tenía que caminar apiñada por las aceras, dio buenas muestras de que cuando uno parece que es gilipollas resulta que suele serlo en la realidad. A Carapolla ahora le han entrado delirios de grandeza y piensa que puede competir por el poder con Ayuso, una muestra más de su inteligencia. Porque si Ayuso se sacara las tetas un día en la tele sería candidata incluso a presidenta del mundo. Ayuso le gustaría a Juan sin tierra, seguro que intentaría follársela. Juan, que debía llamarse Llon en realidad, cuentan que era un mujeriego y un putero, que preñó a cascoporro por aquí y por allá, y los mojigatos le debieron poner el mote, debían de odiarle todos esos puritanos impotentes y esos jubilados que bailan salsa porque ya no se les levanta. Juan fue el más pequeño de cuatro hermanos, por lo que nadie daba un duro porque llegase a nada. Pero los sobrevivió a todos. Mientras él administraba las tierras de su padre, su hermano Ricardo se la chupaba al rey de Francia en Tierra Santa. Iban a caballo y mientras se daban unos besitos un ballestero le metió un flechazo y san se acabó Ricardo, y Juan sin tierra medró para hacerse con toda la tierra y todas las mujeres desnudas que estaban a su alcance.

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Sueño con mujeres desnudas, pero nunca recuerdo lo que sueño. Una bonita revolución sería que todas las mujeres de Kabul salieran desnudas a la calle a la vez. No se sabe si las matarían a todas o si los putos talibanes entrarían en estado de shock y se suicidarían todos. Los talibanes no pueden hacerse pajas, ni ver porno en internet, solamente les queda el recurso de follar, y eso es un arma de doble o triple filo. Tras matar a todas las mujeres se verían obligados a retener eternamente sus eyaculaciones, (la masturbación está prohibida en Kandahar, Kabul etc etc) excepto los Ricardo corazón de león talibán. En Kabul no hay pajas ni cambio climático. En Kabul no saben lo que es la ecoansiedad, y todavía no han probado los productos Bio, y no discuten defendiendo las excelencias de la escuela pública sobre la privada aunque luego lleven a sus hijos a la de pago, como hacen aquí los paleoprogres, porque en Kabul solo se enseña el Corán y punto pelota. Los talibanes no toman Prozac ni van al psicólogo para que les elimine la frustración denominándola depresión.

Hay un abuso del término depresión, generalizado. Vas al psicólogo y te ponen el sello de depresivo, cuando lo que tú estás es frustrado, porque cumplir los deseos no lleva a la felicidad sino a la frustración. Porque todo es mentira y una mierda. No hace falta más que llegar a una meta para convertirte en depresivo. La depresión es algo físico, muy diferente a desengañarte del mundo, es un agujero que ni tú ni tú habéis visitado, para vuestra gloria. La depresión que vosotros tenéis es un chantaje emocional a la sociedad. A vuestra sociedad de los don Perfectos, de esos que llevan las cuentas al milímetro, de esos que siempre sacan todas sobressaliente, de los que un día de repente se miran al espejo y se dan cuenta de que tener casa, coche, perro, hijos en realidad no funciona del todo, o de nada. Detrás de toda vuestra planificación interna y externa, detrás de la perfecta cuadrícula se esconden tus problemas afectivos y todo tu chantaje emocional. Echar la culpa de todo a los demás es el deporte humano más practicado, la gran fábrica de excusas.

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 Kabul y el Kilimanjaro. Llegan los vagos de los pitufos y paran delante de una zanja que hay delante de mi casa. Hay un negro picando la acera con pico y maza como en la antigüedad, porque es más barato. Le piden los papeles. Debe ser uno de los gaboni de Tarzán, porque lo miran como si fuera el enemigo público número uno. Un escándalo, lo cogieron en una cunda en Plaza Elíptica para que abriera un agujero en el suelo por treinta Euros. Paran la obra durante dos semanas, allí queda el agujero con un cartel encima que reza: “avería”. Al lado hay una canicería halal que no sé de qué vive, porque no entra nunca nadie. Sí que entra la gente con sus perros en la decimoquinta clínica veterinaria del barrio, justo enfrente de la carnicería, mucha gente con sus perros a los que recetan medicamentos que les quitan el dolor de huesos de viejo pero que les joden el hígado y el páncreas, porque los perros tienen páncreas, y les dan consejos para curarles la depresión porque un perro que vive en un piso está deprimido, y habrá muy pronto que tener un carnet para tener un perro como hay que tenerlo para poder trabajar en una obra, y en la clínica veterinaria me vendían mascarillas FFP2 a cinco Euros, como oferta, durante el confinamiento, porque ellos son muy majos y enrrollados, y no hay mal que por bien no venga, esos hijos de puta me hicieron darme cuenta de que tenía que robarlas por sistema, y empecé a robarlas y hasta hoy.

Leo que entre diversos sectores el calentamiento global está causando ecoansiedad, por la lentitud con la que se eliminan los combustibles fósiles. También dirán que tienen depresión a causa de las emisiones de CO2. Prohibirán los pedos en espacios cerrados próximamente. También leo a un tipo que dice que hay que eliminar con urgencia a la industria cárnica para que el planeta tenga futuro, un futuro vegano con aire limpio de cuescos de vaca. Me siento bien al pensar en que pronto estaré muerto. Me hacen pensar a ratos en el odio que sentía Hitler hacia los seres humanos, y en mostrarme comprensivo con el pobre loco de Adolf. El sueño de la idiotez, de la subnormalidad, produce monstruos. Ahora ya se puede llamar subnormal a un subnormal, antes no me gustaba nada hacerlo porque podía ofender a esas personas que nacen con una discapacidad, porque el término resulta peiorativo. El hijo del frutero de debajo de mi casa nació con parálisis infantil, no podía caminar, y todo el mundo le trataba como si fuera imbécil. En el colegio nos mezclaban con niños y niñas con síndrome de Down y en un mundo ideal aquello sería maravilloso, ayudarlos en lo que pudiésemos, pero los niños son unos hijos de puta, tú también lo fuiste, y esta pobre gente que muchas veces son seres encantadores eran vejados sistemáticamente y tenían que soportar las risas y el desprecio de todos esos que ahora de mayores van de cívicos y solidarios. Pues erais unos hijos de puta y yo lo he visto con mis ojos, y no olvido, y cuando sea guardia de vuestros trenes hacia las afueras de Cracovia entonces sí que no tendré piedad. Soñar con Kabul lleno de mujeres desnudas.

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Dicen que a partir de los cincuenta tienes que hacerte un electrocardiograma y un tacto rectal anual para ver si tienes podrido el colon y la próstata, para colocarte una espada de Damocles que te tenga atado al miedo a la muerte. ¿Quién sería el gilipollas de Damocles? Mi madre era más vieja que yo ahora cuando una noche bajó a que cagara y meara nuestra perra a un descampado cercano. Entró por un callejón en aquella tierra informe y soltó a nuestro bicho para que corriera feliz entre charcos, mierdas y meadas. Escuchó un ruido de pasos por detrás. De repente alguien la agarró por el brazo izquierdo con fuerza, con tan mala suerte que mi madre llevaba la cadena de la perra en la otra mano, y mi madre apenas llegaba al metro sesenta, pero tenía la altura correcta para lanzar un gancho lateral con la cadena a modo de puño americano que impactó de lleno en la nariz de lo que sospecho que era un yonki, que salió corriendo. Mi madre llamó a la perra, que acudió confusa protestando porque aún no había tenido tiempo de cagar, la ató y gritando se fue con ella amenazadoras calle arriba detrás del supuesto tipo que reptaba echándose mano a la cabeza a través de la oscuridad de las farolas medio apagadas, y mi madre no corría mucho, así que dejó de hacerlo en cuanto se cansó jurando en hebreo que lo mataría otro día, y volvió a casa. Y al llegar se sentó en una silla y nos contó lo que había pasado. Llevaba la mano y la cadena manchadas de sangre de yonki, y de pensar lo que había hecho a lo loco tras un drogata sidoso le dio un ataque de ansiedad. No confundir ansiedad con depresión, los antiguos no se deprimen ni se deprimían, sólo caminaban hacia delante o daban hostias. Ayer descubrí que mi madre llevaba con el mismo bote de gel, sin gastarlo, desde hace meses, al interrogué y me confesó que se ducha como mucho un par de veces a la semana porque tiene miedo de caerse en el baño, una excusa barata porque ser guarro es maravilloso. Siempre está diciéndome, para hacerme daño, que quiere morirse, que quiere marcharse ya, pero en el fondo sé que tiene un contradictorio miedo ante el poco tiempo que le queda sobre esta mierda de planeta y la acojona aunque no quiera reconocerlo la oscuridad que hay detrás acechando. Y además del miedo a morir también quiere que no se le gaste el gel de baño, matar dos pájaros de un tiro. Y cuando el bote va a terminarse lo abre y echa agua, para que aún cunda más aunque ya no limpie tanto, es cuestión de que dure lo más posible el tema, como todos los temas, aunque ya no tengas ganas de lavarte. Mi madre vino a Madrid cuando Madrid se parecía, aún más que hoy, a Kabul. Ahora en Madrid os dicen a todos que estáis deprimidos, y vais y os lo creéis. Madrid, país de nunca jamás, picadora de polvo y carne humana. Madrid.


Patriarcado o muerte.
Asco e intuición
superiores a la razón.
País y mundo de nunca jamás
olvidado y sepultado
por toneladas de carne
y cenizas
de hombre.
Mujeres desnudas,
todo el puto día soñando con ellas,
vosotras,
en todas las posturas imaginables
sin ropa
y con la mayor pinta de putas
posible.
Tu coño será como el Kilimanjaro boca abajo
y las ladillas lo escalarán
como los Gaboni acosando a
Tarzán.
Tus tetas fueron como los montes Apalaches
pero caerán por tus piernas como la lava del puto volcán Cumbre vieja.
Aunque siempre serás mejor que Ada Colau
por muy vieja podrida que te hagas.
Siempre será tu consuelo que
darás menos asco que Irene Montero,
piensa en ello cuando tengas
baja la autoestima.
El asco
motor del mundo
con gran ciclindrada.
Ayuso provocando erecciones poniendo cara de mala
y amordazada,
objeto sexual sin ideología posible.
Mantener tu polla
como el monte Kenia.
Fotos de la polla del papa
en la hoja parroquial
que
serán aceptadas para su publicación porque
no son de mujeres desnudas.
Te saldrán las primeras canas en el coño
que se volverá poco receptivo
junto con tu recto
otrora siempre dispuestos,
pero siempre será todo ello más atractivo
que la cara de Teresa Ribera
incluso con un saco puesto cubriéndola toda.
Teresa desnuda
sería aún peor
más destructiva
que vestida,
más que todo el puto calientamiento global a la vez.
Mujeres muy desnudas.
El asco como energía limpia,
combustible infinito.
Sueñas conque termine toda esta pertinaz sequía
en tu chocho
pero el cambio climático te alcanza
y ya solo llueve
en el coño de algunas
más putas que tú.
Todo el jodido rato soñando con
el paraíso
lleno de mujeres desnudas.
Ahora follan con sujetador
en las películas,
al estilo Penélope Cruz,
y yo los, las, maldigo.
Sigo soñando con que te
saques las tetas
en cualquier momento
y que salga leche
que ruede montañas abajo
como las nieves casi extintas
del Kilimanjaro.
Electrocardiograma y tacto rectal,
películas de Tarantino sobre la ecoansiedad y
un complot judío con el precio del gas por las nubes. .
Juan sin tierra gobernó el reino mientras
su hermano Ricardo se la chupaba al rey de Francia.
Mujeres desnudas.
Kabul está aquí mismo,
dos calles más abajo.
Nostalgia de bolsas de chettos
que te sabían a jamón de Jabugo y
sueños
con curas ardiendo
colgando de las farolas
ya sin aliento,
y con mujeres desnudas.
Tú no tienes depresión sino
frustración.
Quemar sujetadores en una gran hoguera.
La depresión es algo muy diferente a estar jodido por el tiempo.
Te da más morbo el
Prozac
que el coño de tu señora.
Kabul lleno de mujeres desnudas
saliendo todas a la vez a la calle.
Despertar en una playa
del Índico o el Caribe
y darte cuenta de que es
el mismo infierno que tu casa,
y que el próximo telediario
de Telecinco
puede que sea para ti el último.
Y hace mucho tiempo que ya no
te empalmas
ni te haces pajas,
demasiados lustros.
Mi madre se lava una vez a la semana
por demencia senil, guarrería o para salvar al medio ambiente,
elije tú la respuesta.
Ecoansiedad es tener ganas de
meterte un ventilador por el culo
generando energía limpia.
Tendrás esperanza,
y lucharás
llorarás y patalearás
y jurarás que llegarás
a algún sitio
que imaginas pero
te darás cuenta de que en este mundo, país, ciudad de nunca jamás y polvo solo existen
asco e intuición por encima de la razón.
El asco mueve el mundo.
Espabila porque siempre
es hora de morir.
Mujeres desnudas
hasta en la sopa.
Darte cuenta
que la vida es más asquerosa
y mentirosa
que un Telediario de Antena3.
Fogonero que alimenta su fábrica de excusas
con madera que no arde porque
es tu propia carne
Si no tienes memoria es
que ya estás muerto.
Memoria o imaginación,
da lo mismo,
llenas de mujeres desnudas.
El asco moviendo el mundo
a todo gas,
energía limpia y económica.
Y al final del túnel oscuro
no hay nada
no hace falta que te engañes.
El primer mandamiento
es
que echarás la culpa de tu todo
a los demás
por encima de todas las cosas.
Santificado sea tu nombre, Asco.
Intuición y asco
motores del mundo
superiores a la razón.
¿Por qué llamas negra a la pantera
si no hay de otro color?
Lo único que existe son
mujeres desnudas.
Patriarcado o muerte.




 

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