El robo de rooibos

Escrito por Benny del Paso el .

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El rooibos es un arbusto indígena de Sudáfrica que forma parte de la tradición cultural de los pueblos Khoi y San. La estela de estos pueblos nómadas acompaña los caminos abiertos por los elefantes, desde los tiempos en que merodearon las tierras del Cabo occidental y septentrional. El rooibos se ha convertido en unos de los productos estrella nacional que reverencian a la par la industria farmacéutica y la cosmética. El mundo reconoce su aroma y venera sus cualidades nutricionales y medicinales para paliar cólicos infantiles, eccemas y quemaduras de piel. Una planta muy atractiva para pretendientes sin escrúpulos. Tan admirada son sus potenciales propiedades curativas y reparadoras que multinacionales, como Nestlé, no han reparado en practicar la piratería biológica con la planta sudafricana.

rooibos2El pueblo Khoi y el pueblo San son los descubridores de los atributos mágicos de un arbusto que crece salvaje entre las montañas de Cederberg y las tierras secas y rocosas que se adentran hacia al norte del Cabo. Un regalo de la naturaleza que nunca ha dejado de velar por sus cuidadores, el pueblo Khoi y San. Este año que finaliza, la planta rooibos es el artífice de una reparación de justicia a los pueblos que la descubrieron y la convirtieron en la planta sudafricana más deseada. Un acuerdo de participación sobre los beneficios en la industria del rooibos, reconoce el derecho de los pueblos Khoi y San a royalties por la transferencia de conocimiento tradicional sobre la planta. Los productores y distribuidores más importantes de la industria sudafricana, South African Rooibos Council, y el South African San Council y National KhoiSan Council han dado un paso histórico en el avance de los derechos indígenas con este acuerdo. Un impuesto de 1.5% sobre cada kilogramo de rooibos comprado que los procesadores tendrán que pagar a los cultivadores de la planta.

El primer instrumento global de relevancia para las comunidades indígenas y locales, desde la ratificación de la declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas. Bajo los auspicios Nagoya Protocol, un acuerdo suplementario a la Convención sobre la biodiversidad de las Naciones Unidas, adoptado en Japón en 2010, y que se empezó a aplicar en el 2014. Entre sus propósitos fundacionales está asegurar el “justo y equitativo participación en los beneficios extraídos sobre la utilización de recursos genéticos”. Los estados tienen la obligación de incorporar, reconocer y proteger estos derechos en negociaciones internacionales.

El rooibos que brota entre las montañas de Cederberg, ha sido uno de sus primeros mayores triunfos. Lesle Jansen, abogada indígena que trabaja en la ONG sudafricana, Natural Justice, explica la relevancia de este acuerdo. “Lo que hace esto único, es que la mayoría de los acuerdos de participación en beneficios, en todo el mundo, han sido por transferencias materiales, es decir, la compra de recursos. No existe ningún acuerdo de royalties por conocimiento tradicional”. En otras palabras, la mayoría de los contratos, firmados hasta ahora dentro del protocolo, son sobre materias primas exclusivamente. Gracias al rooibos se ha reconocido, por primera vez, el conocimiento tradicional de la población indígena que descubrió los atributos medicinales de esa materia prima, hasta ahora ignoradas en las transacciones comerciales de esta planta.

rooibos3La colonización trajo la erradicación de la tradición oral en la mayoría de los países africanos, pero en especial en Sudáfrica. Ultimo país africano que puedo independizarse de la oligarquía colonial que gobernó el país desde su colonización en el siglo XVII. Los pueblos moradores del Cabo seguían una cultura nómada en la que la posesión de la tierra no era costumbre. La tradición oral de la cultura e historia de estos pueblos hizo que fuese muy fácil para los europeos colonizadores borrar cualquier huella ancestral de los pueblos originaros moradores del Cabo occidental y septentrional, los Khoi y los San. Más fácil aún, fue la desposesión de las tierras en las que se habían asentados desde miles años atrás. Sin esa costumbre de poseer la tierra en la que se asentaban, fue fácil para los colonos alemanes, holandeses, franceses e ingleses arrebatar la tierra y expulsar de los lugares donde habían enterrado a sus antepasados a los pueblos originarios.

Tras siglos de legado colonial, los actuales explotadores del rooibos sudafricano tienen apellidos europeos. El monopolio de explotaciones agrarias del rooibos está en las manos de cerca de 300 agricultores de origen europeo, un negocio de casi 19 millones de euros. El 93% del área plantada con rooibos está en manos de familias que gustan exhibir sus libros genealógicos que enraízan en el continente europeo. El resto de los 200 pequeños agricultores de origen Khoi y San, se encuentran confinados en las partes marginales de las lluvias de invierno, tierras áridas que producen el 2% del total del rooibos recolectado.

El camino andando para alcanzar el reconocimiento de la tradición y sabiduría indígena, estuvo enfangado por las malas artes de las grandes corporaciones. Nestlé, conocida por sus productos alimenticios como Nescafe, su popular Nespresso o la comida para bebés Gerber, es también una corporación activa en la industria de la cosmética. Nestle, a su vez, es propietaria de más de una cuarta parte de L'Oreal, la firma de cosmética más grande del mundo. Estas dos compañías juntas poseen los laboratorios Innéov. Laboratorios de cosmética natural denunciada por bio-piratería, después de intentar patentar varios productos producidos con dos plantas originarias de Sudáfrica, el rooibos y honeybush, sin negociar el permiso para su uso cosmético con el gobierno sudafricano. Apodado, el robo de rooibos, la ONG suiza Public Eye y Natural Justice, un grupo de medioambiente sudafricano, acusaron a Nestlé de violar la legislación sudafricana y la convención de la diversidad biológica.

rooibos4La exportación de rooibos para hacer té no necesita permiso gubernamental. En cambio, si el uso que se le da a esta planta exportada es para la investigación de sus propiedades biológicas, entonces, los proveedores necesitan aportar un permiso de exportación junto a una solicitud de prospección biológica. Bio-piratería ha sido descrito como un uso comercial no autorizado de recursos genéticos y conocimiento tradicional sin compartir los beneficios con el país o la comunidad de origen, y patentando falsos invenciones basados en tales recursos y conocimientos. En 2010, Nestlé intentó patentar una serie de productos cosméticos, con las propiedades de rooibos y Honeybush, a la organización mundial de patentes. Sin solicitar al gobierno sudafricano, ni a los titulares del conocimiento sobre las plantas, su consentimiento. Tres años después, Nestlé, fue forzada a seguir el cauce legal para hacer uso de las plantas sudafricanas con fines cosméticos. Este final de año, el pueblo Khoi y San celebran la entrada del nuevo año con odas a su rooibos y bailes riel.


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