¡Ay esos pobres!

Escrito por Benny del Paso el .

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“Los pobres en Sudáfrica a menudo sienten que no pueden ser oídos si protestan”. Esta frase, y el artículo que le sigue, fue publicada esta semana por uno de los politólogos más respetados en los círculos de la cosa de la opinión y de la academia sudafricana de lengua inglesa. Stevenn Friedman, profesor de ciencia políticas de la universidad de Johannesburgo, habla de los “pobres” y la negativa imagen que los medios de comunicación sudafricanos ofrecen de ellos estos días. Algo nuevo está en el horizonte. El monopolio de la verdad, sea académica sea entretenimiento, de lo qué ocurre en el país, siempre ha estado en manos de un grupo minoritario, blanco, de habla inglesa, con acceso apobres2 todos los circuitos de transmisión de opinión sobre la cosa sudafricana. No ha existido réplica, suficientemente fuerte para ser oída, a la contra del prisma de los que viven en reservas de confort y trabajan en instituciones universitarias que celebran aniversarios centenarios.

Esos pobres que destruyen todo lo que encuentran por su paso. Esos pobres que siempre están a la gresca en vez de buscar trabajo. Esos pobres que zarandean coches de policía y queman autobuses. Esos pobres que son instrumentos de propaganda en manos de partidos políticos populistas en campaña electoral. Esos pobres a los que meten en camiones y abandonan en las Townships para llenar los colegios electorales de votos de pobres negros. Esos pobres, apunta Steven, tienen derecho a protestar. No sólo a la algarabía y a la porra policial. Y denuncia el consenso implícito, entre el partido conservador DA en la oposición y los medios de comunicación nacionales, en denigrar las protestas de los pobres “como anormales y organizadas por siniestras fuerzas”. Steven observa a los pobres que protestan.

Pero qué es un pobre sudafricano. Tipificar algo que puede convertirse en instrumento jurídico es siempre polémico. Es un muro o una valla. Es agresión o intimidación. Es un pobre sudafricano o obrero sudafricano. Es una residencia formal o residencia informal. Si seguimos con la enumeración acabamos enroscados en galimatías interminables. Pero hablemos de los pobres de Stevpobres3en. Sudáfrica tiene tres diferentes lineas para detectar diferente tipos de pobres. Las tres líneas diseñadas por la agencia nacional de estadística sudafricana (Stats) se basan en el gasto y en el consumo diario. Esas lineas marcadoras de pobres, miden lo que gasta un sudafricano, en vez de lo que gana. El primer tipo de pobre es identificado a través del gasto de comida. Stats sigue el patrón de Naciones Unidas y tiene como referencia las 2.100 calorías mínimas diarias necesarias para sobrevivir. El consumo de esa dieta alimentaria de subsistencia diaria cuesta 33 euros mensuales. Según los datos registrados por Stats, el 25.2% de los sudafricanos se encuentra por debajo de ese ratio de calorías, y se tipifican como pobres extremos. Tipificado el primer tipo de pobre. La segunda y tercera línea marcadora de pobreza añaden, no sólo el coste de cubrir las calorías diarias mínimas de la ONU, sino también el coste de necesidades mínimas para vivir (una habitación, por ejemplo). Aquí se complica la cosa. Stats se sirve de dos barómetros para tipificar nuevos tipos de pobres. El Lower-Bound Poverty Line (LBPL) añade un número inferior de necesidades básicas que se cubren con 48 euros al mes, mientras el Upper Bound Poverty Line (UBPL) incluye más necesidades básicas y se necesitan al menos 72 euros al mes para costearlo.

En resumen, tenemos tres tipos distintos de pobres en Sudáfrica, según las estadísticas nacionales de Stats. En el primer tipo de pobres se identifica al 25.2% de la población. El segundo tipo de pobre (LBPL) corresponde al 40% de la población sudafricana, y finalmente el UBPL nos dice que nada menos que el 49.2% de la población pertenece al tercer tipo de pobres. pobres4Si añadimos a esos datos el grupo poblacional, los datos rebelan que el 64% de los africanos negros son pobres.

Ya tenemos identificados a los pobres de Steven. Siguiendo con el carácter pedagógico, Steven nos cuenta que las protestas ocurren “en Townships y campamentos de chabolas donde la mayoría de los pobres viven en Sudáfrica.”. Ese chabolismo, a las afueras de las ciudades sudafricanas, se data desde mediados del siglo XIX. Antiguas áreas residenciales para esclavos. Volviendo a Stats, los últimos datos estadísticos, a los que tenemos acceso, hablan de un promedio de uno de cada cinco sudafricanos reside en chabolas. Esos campamentos de chabolas, y asentamientos informales a las afueras de las ciudades, están fuera de la órbita de planificadores urbanísticos que buscan una integración sostenible e igualitaria de las concentraciones de población en centros urbanos. Steven habla de esos conciudadanos con derecho a protestar contra la insalubridad en la que residen y la explotación laboral que les imponen. ¡Ay esos pobres!


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