El Mengele sudafricano

Escrito por Benny del Paso el .

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La última edición del festival de cine Sundance, ha emitido un documental, Cold Case Hammarskjöld, sobre las extrañas circunstancias que rodearon el accidente aéreo donde murió, Dag Hammarskjöld. La muerte en Zambia del que fuese Secretario General de la ONU en 1961, sigue siendo un misterio que los directores, Mads Brüger y Göran Björkdahl, han querido bucear para aportar nuevas hipótesis. En búsqueda de respuestas, han visitado varios países africanos para entrevistarse con personas que fueron testigos de lo ocurrido alrededor del accidente aéreo. Entre ellas, una entrevista a un antiguo oficial de inteligencia sudafricano, en la unidad de investigación marítima (SAIMR). Programa financiado y auspiciado por el ejercito sudafricano durante los últimos años del Apartheid. Alexander Jones abre una vieja herida sobre otro gran misterio, inscrito dentro de las operaciones encubiertas africanas en los tiempos de la guerra fría. Jones relata a cámara que, entre los experimentos que se intentaron llevar a cabo dentro de la unidad SAIMR, se encontraba la inoculación del virus del sida en la población negra.

En la historiografía sobre el holocausto, el uso de la ciencia como instrumento para alcanzar objetivos políticos, fue la culminación de mentes paranoicas con gran dosis de egolatría. El Gobierno nazi abrazó, financió proyectos científicos de locos ególatras que experimentaban con el control y exterminio de la población. En nuestra memoria colectiva resuenan nombres como Josef Mengele, y sus experimentos en el campo de concentración con mujeres, hombres y niños. Gracias a esa historiografía, tenemos referentes para identificar a maléficos que emulan ser brillantes científicos engendradores de locuras letales financiadas por el estado. Wouter Basson es nuestro Mengele sudafricano. Un joven ambicioso, que supo dmengele2estacar en sus años de estudiante de medicina, y que fue, voluntariamente, reclutado por el ejercito sudafricano para entrar a trabajar en departamentos militares de medicina, en los años en el que el Gobierno Apartheid se sentía contra la espada y la pared. Era el final de la guerra fría, a punto de caer el muro de Berlín, y los movimientos de descolonización en África del sur ganaban terreno y números.

Desde finales de los años 70, hasta finales de los años 80, Sudáfrica tenía muchos frentes militares abiertos al otro lado de sus fronteras. Los países vecinos estaban inmersos en conflictos civiles entre gobiernos autoritarios coloniales y rebeldes que luchaban por la instauración de democracias en sus países. Renamo y Frelimo luchaban en Mozambique, SWAPO y el ejercito sudafricano en Namibia, FNLA/UNITA y MPLA en Angola. Años en que los programas militares contra la insurgencia, fuera y dentro de las fronteras sudafricanas, eran financiadas sin reparos por el Gobierno de P.W. Botha. La obsesión de la hermandad afrikáner de ser el pueblo elegido de dios, y estar emplazado en un continente donde los enemigos del pueblo afrikáner se amontonaban a sus puertas para destruirles, hizo que entraran en una escalada de militarización dentro de sus fronteras y fuera. Se aventuraron a combatir todo movimiento insurgente que pretendiese una liberalización colonial. Y en esa locura existencial, siempre hay hueco para un Mengele. Wouter Basson, aka doctor muerte, entró en escena para convertirse en el loco científico dispuesto a producir cualquier locura química y biológica que controlara y diezmara la población negra en el sur del continente africano.

En marzo de 1981, un joven médico cardiólogo, con apenas seis años de servicio militar, aceptaba liderar un programa de investigación para el ejercito sudafricano conocido como Project Coast. Su propósito era indagar en el uso de armas químicas y biológicas que pudiesen ser utilizadas en los frentes militares, en los que el ejercito sudafricano participaba activamente. Basson aceptó la propuesta porque era ‘el ejercicio mental más interesante’. A partir de aquí, nuestro Mengele sudafricano se lanzó a una carrera contrarreloj, para poner en marcha instalaciones, personal científico y redes de contrabando para la compra de productos mengele3químicos prohibidos por las sanciones internacionales, y por las agencias de la ONU contra la proliferación de armamento biológico y químico. El programa Project Coast facilitó dos laboratorios de investigación y todo tipo de instalaciones de apoyo, en los que 400 personas trabajaban exclusivamente con el objetivo de desarrollar nuevas armas químicas y biológicas para diezmar la población enemiga, y eliminar a todo oponente del régimen del Apartheid. Sus instalaciones y personal produjo Anthrax, gas lacrimógenos, derivados alucinógenos, éxtasis, variantes de Methaqualone como el Mandrax. El éxito de Basson le catapultó como el doctor muerte. En misiones de eliminación del oponente, Basson era solicitado para aplicar inyecciones letales a hombres y mujeres capturados. Tras la inyección de drogas diseñadas en los laboratorios, las víctimas eran transportados por avión o helicóptero y arrojados al mar. Otras veces, Basson era requerido en el famoso Batallón Médico 7, recinto hospitalario donde se torturaba con ayuda de las drogas producidas por el equipo Basson. En la casa del terror del Batallón Médico 7, el Mengele sudafricano pudo experimentar sus nuevas drogas con los detenidos en el centro hospitalario. Ratas de laboratorio que acababan arrojados a los mares helados de la Antártida.

El Proyecto Coast fue desmantelado en 1990, tras la liberación de Nelson Mandela y el inicio de la transición democrática sudafricana. El jefe de las fuerzas armadas, General Viljoen, fanático nacionalista afrikáner conocido por sus atrocidades militares ejecutadas en Namibia, conminó a Basson, y sus hacedores, a destruir todo información y evidencia relacionada con el trabajo e investigación que se realizó bajo el auspicio del programa militar. A partir de aquí, poco se sabe, y nada se ha podido probar, sobre las atrocidades y locuras científicas desarrolladas bajo la batuta del Mengele sudafricano. La Comisión sobre Reconciliación y Verdad, presidida por Desmond Tutu, sólo pudo obtener un reconocimiento de la existencia de este programa y otros como SAIMR. Cuando le tocó testificar ante la Comisión, Wouter mengele4Basson se limitó a presentar alegaciones legales para evitar su testimonio. Las delegaciones diplomáticas de Alemania, Inglaterra, Norteamérica o Israel siguieron muy de cerca el testimonio de Basson ante la Comisión. Temiendo que se abriera la caja de Pandora de su participación y facilitación en el desarrollo del programa Proyecto Coast. Hechos y leyendas urbanas difíciles de descifrar ante la imposibilidad de obtener documentación y testimonios creíbles que no sean amenazados o eliminados.

En el año 2000, Wouter Basson fue juzgado por 46 cargos contra él. Tráfico de drogas, fraude, 229 asesinatos y conspiración. El fiscal presentó 153 testigos que declararon, entre varios hechos, que Basson participó en el asesinato de cinco hombres que, tras recibir una dosis líquida de relajación muscular, fueron arrojados desde un avión al mar. El 22 de abril de 2002, el juez Willie Hartzenberg rechazó las evidencias presentadas por el fiscal del Estado por irrelevantes. Basson salió libre sin cargos contra él. El Gobierno sudafricano apeló la sentencia a tribunales superiores. En septiembre de 2005, el tribunal constitucional volvió a rechazar la apelación, pero concluyó que Wouter Basson podía ser juzgado por crímenes contra la humanidad bajo la legislación internacional. Hasta el día de hoy, no se ha iniciado ningún procedimiento legal para iniciar esos cargos contra el doctor muerte. El Mendege sudafricano, continua plácidamente ejerciendo como cardiólogo en el hospital Panorama en Ciudad del Cabo, y formando a estudiantes de medicina de la universidad de Stellenbosch. Cuatro años atrás, un estudiante de medicina presentó una queja a su universidad por permitir a Basson, ser su profesor en la facultad de medicina. La respuesta de la comunidad universitaria adscrita a Stellenbosch fue ‘Basson es una eminencia en cardiología, y por lo tanto debería mantener su posición en el campo de medicina, porque hay mucho que aprender de él’. ¿Podrá enturbiar la confortable vida del doctor muerte las declaraciones de Alexander Jones en el documental Cold Alexander Jones?.


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