Agrizzi: el imperio de los sobornos

Escrito por Benny del Paso el .

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Incluso el Papa hubiese sido corrupto. Tan intenso y profundo era el imperio erigido por Gavin Watson, el fundador de un emporio de compañías con acceso libre a contratas y licitaciones estatales, a golpe de talonario con ruido en efectivo. Esa es la profecía de Angelo Agrizzi, un sudafricano de origen italiano que ha destapado con evidencias las aguas fecales que infectan la red de canales por donde fluyen las contratas con proveedores de la administración sudafricana. El escándalo Agrizzigate ha explotado a tres meses de la celebración de las elecciones generales. Como en todo asunto mafioso, sólo un insider pudo destapar la red de corrupción estatal erigida por un grupo de hombres de negocios con gula por hacer caja a expensas de la administración. Para conseguir saciar la gula de esos hombres del estraperlo fue necesario políticos amigables a recibir mensualmente bolsas de seguridad grises llenas de dinero en efectivo. Y en nuestro imaginario un apodo italiano aparece.

Angelo Agrizzi es nuestro hombre, en el desarrollo de la historia del imperio del soborno protagonista del inicio del año en Sudáfrica. Un hombre grande de estatura y de dimensión, que necesita desplazar la mesa para desencajarse de la silla. De origen italiano, y con la intención de salir del país sudafricano, en cuanto finalice su periplo como testigo de cargo en la comisión de investigación sobre la corrupción, el expolió y malversación de los servicios administrativos y del Estado sudafricano por organizaciones e individuos. Algunas de sus frases quedan tatuadas en la psiquis. Para Angelo, los 400.000 euros mensuales que la empresa Bosasa desembolsaba en sobornos a políticos, altos funcionarios, y todo aquel que fuese necesario engatusar, era “calderilla” para el emporio. El dinero se movía en simples bolsas de seguridad de color gris. Sí color gris. La estrategia era crear una dependencia financiera mensual con “las personas adecuadas en puestos adecuados”. Acostumbrarlos a vivir agrizzi2por encima de sus posibilidades, y así blindar su lealtad al flujo mensual de efectivo ilícito que les permitía mantener el ritmo de vida en el que se habían subido voluntariamente. Funcionó muy bien. La empresa consiguió el 70% de las licitaciones de la administración con departamentos de correccionales, de correos, de aeropuertos, etc… Una lista larga.

Angelo fue despedido de la empresa Bosasa en el 2017, tras casi 20 años de servicio profesional, y desde entonces, el que fuera jefe de operaciones de la empresa fundada por Gavin Watson, ha dedicado su tiempo a recopilar y recapitular toda la información y documentos acumulados y guardados para protegerse en el caso de que el imperio Watson cayera como un castillo de naipes. Blindarse para no terminar siendo una cabeza de turco de la red criminal diseñada y construida para enriquecerse ilícitamente a costa de la administración sudafricana. Angelo Agrizzi está herido, y se revuelve contra su antiguo jefe, el capo de Bosasa, Gavin Watson. En este proceso de desvelar el funcionamiento del imperio Watson, ha proporcionado evidencias gráficas y libros de cuentas, donde se ha destapado la extensa red de corrupción política que alcanzaba no sólo a ministros, diputados y directores de departamentos ministeriales, sino, incluso a altos dignatarios como el antiguo presidente de la República, Jacob Zuma. Como Angelo profetizó, incluso el Papa hubiese sucumbido al imperio del soborno. Los lunes eran los días de organizar los pedidos semanales con los montantes en efectivo para distribuir a los sobornados. El pedido de pollo, en el jerga del emporio. Las citas de los lunes se desarrollaban en una la oficina con cajas fuertes en la que se depositaba entre 70.000 y 140.000 euros semanalmente.

-Agrizzi: ¿Cuál es el pedido de pollo para hoy?
-Watson: 140,000
-Repartidor: aquí hay 140.000 y faltan otros 60.000
-Watson: Empieza hacer los sobres de 10.000 y lotes de 40.000
-Watson: Esto es dinero del monopolio
-Repartidor: Jajajaja....

Los montantes introducidos en bolsas de seguridad de color grises eran distribuidos a una extensa red de colaboradores. Para tener una nómina mensual con Bosasa había que adjudicar licitaciones y modificar leyes que beneficiara el desarrollo de negocio bajo el que Bosasa operaba. Desde la primera licitación arrancada a la administración, a golpe de talonario, en el 2001, hasta el día de hoy, se cree que Bosasa ha facturado, muy a lo bajo, unos 800.000 millones de euros (el Ministerio de Hacienda ha cruzado números y es una estimación muy a la baja de lo facturado por Bosasa al Estado sudafricano). De los cuales, si hacemos cuentas con lo cantado por Angelo Agrizzi, Bosasa pagaba mensualmente unos 400.000 euros en sobornos a políticos y otros personajes facilitadores del imperio de sobornos. Eso quiere decir que en 15agrizzi3 años de negocios con la administración, un total de 72 millones de euros fueron invertidos por Bosasa en pagar sobornos. Una inversión menor, si se compara con los casi mil millones de euros facturados al Estado sudafricano por el imperio del soborno. En definitiva, un negocio muy rentable.

El primer paso para transformar un simple negocio de servicios catering en un imperio del soborno en el país sudafricano, fue rentabilizar la red de conocidos fraguados por la familia de Gavin Watson en los años de la lucha contra el Apartheid. Una familia con credenciales en la lucha contra el régimen racista en el exilio, y una lista de nombres, que tras el advenimiento de la democracia, se posicionaban en importantes puestos dentro de la administración sudafricana. Hombres y mujeres a los que se podía dar un telefonazo y ser recibidos en sus oficinas. La historia que sigue no se diferencia de otras, en otros contextos y otros países. Red de contactos con poder de firmar en la contratación de proveedores estatales, que se dejan empapar con la lluvia de efectivo mensual que les permita vivir por encima de sus posibilidades. En uno de los audios facilitados por nuestro testigo, el capo Bosasa, Gavin Watson, describe el modus operandi, “necesitamos a hombres adecuados en los puestos adecuados”. Presidente, Ministros, diputados, directores de departamentos, inspectores de Hacienda, jefes sindicales, una lista muy larga de hombres y mujeres adecuados en los puestos correctos para facilitar el negocio multimillonario del imperio del soborno. No importaba el sector. Servicios de catering, servicios de seguridad, servicios de informática. Cualquier servicio a proveer que encontrara a la persona adecuada en el puesto adecuado. Watson ejercía, así, su imperio.

agrizzi4Angelo Agrizzi describe los años del siglo XX como los mejores del desarrollo del imperio. Bosasa experimentó un boom empresarial cuando obtuvo acuerdos comerciales con varias compañías paraestatales, como Sasol (paraestatal energética), Sapo (correos Sudafricano), y Acsa (agencia de aeropuertos de Sudáfrica). En esos años, las bolsas de seguridad grises llenas de efectivo se canjeaban en el aeropuerto Oliver Tambo de Johannesburgo, para garantizar la adjudicación de proveedor de servicios de seguridad en todos los aeropuertos sudafricanos. En el 2004, el imperio del soborno consiguió que el Parlamento sudafricano aprobara la externalización del servicio de catering en las prisiones, a pesar de que los números no invitaban a esa externalización del servicio estatal. Y así hasta el día de hoy. Pero no todo fue un camino de rosas. Bosasa y Watson sortearon un letanía de alegaciones por tráfico de influencias e irregularidades en la adjudicación de sus contratos con diferentes departamentos estatales. A pesar de que en el 2007 se inició una investigación por la agencia de investigación especial sobre adjudicaciones de contratos, nada obstaculizó el funcionamiento del imperio de sobornos. Hasta que Angelo cantó y se desquitó del imperio del soborno que le hizo sentirse poderoso. “Te sientes importante y acabas atrapado en una secta.”. El 28 de febrero de 2019, Gavin Watson liquidó el imperio del soborno.


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