Borges, álgebra y fuego en los poetas

Escrito por Ignacio Mincholed el .

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Borges, en el poema MATEO, XXV, 30 de su libro, «El otro, el mismo», dice al principio:

… Desde el invisible horizonte
y desde el centro de mi ser, una voz infinita
dijo estas cosas (estas cosas, no estas palabras,
que son mi pobre traducción temporal de una sola palabra):
—Estrellas, pan, bibliotecas orientales y occidentales,
Naipes, tableros de ajedrez, galerías, claraboyas y sótanos…

Continúa nombrando cosas hasta que en un momento dice:

… una pesa de bronce y un ejemplar de la Saga de Grettir,
álgebra y fuego, la carga de Junín en tu sangre…

Hasta el verso con el que concluye el poema:

… y todavía no has escrito el poema.

borges2He marcado con negrita algunas palabras que considero importantes para la interpretación del poema. Borges nos cuenta que desde lo más sentido de su ser dijo todas estas cosas como la traducción temporal de una sola palabra. ¿Cuál es esa sola palabra? Entiendo que esa palabra es poema, tal como nos dice en el verso final: Y todavía no has escrito el poema. Enumera una serie de antecedentes y núcleos que ha tenido en cuenta para conformar su escritura y, aun así, se dice, que no ha cumplido su misión, que todavía no ha escrito el poema; la obra en la que el poeta vuelca todo su ser de tal modo que parece que ya lo tiene todo dicho.

Nunca queda dicho.

Ahora quiero señalar dos palabras: álgebra y fuego.

¿Qué quiso decirnos con esas dos palabras en ese verso?

Borges, además de tener inmenso talento y prodigiosa memoria, era un hombre enigmático en el propio ejercicio de escribir sobre lo enigmático. Bien se puede percibir ese carácter en los innumerables estudios sobre su obra. Se han hecho múltiples interpretaciones de estas dos palabras y, a mi entender, las puedo traducir menos poéticamente por: «cálculo y pasión», «control y sentido», «técnica y emoción»… «símbolo e imaginación», «restitución e innovación», «conocimiento e inteligencia».

borges3Así nos dice que la escritura es álgebra y fuego. Las dos palabras necesarias. Los dos conceptos múltiples. No hay escritura con una sin la otra. Las dice ahí, al principio de un verso más, sin un señalamiento especial porque las da por supuestas y entendidas desde lo enigmático. Previamente nos ha advertido: Las dice como cosas y no como palabras, que son la traducción temporal de una sola palabra. Fijémonos que dice temporal, el poeta se mueve en el tiempo de las cosas y los sucesos, no se ancla a un momento concreto, atiende ese momento y continúa. Hoy son estas cosas, mañana serán otras. Por lo tanto, se necesita una readaptación de lo propio.

Personalmente, el resto del poema no me revela nada especial salvo por el reconocimiento preciso que hace de esas cosas que, en su caso, hacen al escritor. Cosas que en otro escritor, otro poeta, serán otras que habrá percibido en Balzac o en Whitman, o en cualesquiera otros. En una piedra, en un trozo de acero o en los ojos de un niño, pero siempre en compañía del álgebra. Démosle la acepción, la función que queramos darle, pero a buen seguro que no estará alejada del conocimiento simbólico de las cosas. El fuego, la pasión, en definitiva la inteligencia creadora, si prende, hará el resto del poeta.

MATEO, XXV, 30

EL PRIMER PUENTE de Constitución y a mis pies
Fragor de trenes que tejían laberintos de hierro.
Humo y silbatos escalaban la noche,
Que de golpe fue el juicio Universal. Desde el invisible horizonte
Y desde el centro de mi ser, una voz infinita
Dijo estas cosas (estas cosas, no estas palabras,
Que son mi pobre traducción temporal de una sola palabra): borges4
—Estrellas, pan, bibliotecas orientales y occidentales,
Naipes, tableros de ajedrez, galerías, claraboyas y sótanos,
Un cuerpo humano para andar por la tierra,
Uñas que crecen en la noche, en la muerte,
Sombra que olvida, atareados espejos que multiplican,
Declives de la música, la más dócil de las formas del tiempo,
Fronteras del Brasil y del Uruguay, caballos y mañanas,
Una pesa de bronce y un ejemplar de la Saga de Grettir,
Álgebra y fuego, la carga de Junín en tu sangre,
Días más populosos que Balzac, el olor de la madreselva,
Amor y víspera de amor y recuerdos intolerables,
El sueño como un tesoro enterrado, el dadivoso azar
Y la memoria, que el hombre no mira sin vértigo,
Todo eso te fue dado, y también
El antiguo alimento de los héroes:
La falsía, la derrota, la humillación.
En vano te hemos prodigado el océano,
En vano el sol, que vieron los maravillados ojos de Whitman;
Has gastado los años y te han gastado,
Y todavía no has escrito el poema.

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