Píldoras de cine (VII): de Michael Moore a "El ángel"

Escrito por Bonifacio Singh el .

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Hace un par de semanas teníamos que elegir entre entrar a ver “El ángel” y la puta peliculita de Michael Moore, que es un pesado y un coñazo pero que nos apetecía también, ya que el que tuvo retuvo y siempre albergamos esperanzas respecto a este gordo de Michigan. Aunque la sabiduría popular es una mierda que casi siempre se equivoca. Finalmente nos decidimos primero por la película argentina, y el viernes siguiente entraríamos a ver el subproducto de Michael.

Nunca me esperé que el señor Moore, otrora serpiente justiciera asesina contra los malos, pudiera perpetrar un producto tan burdo y mierdero como “Farenheit 11/9”. Ya me habían dicho mis amigos que van al cine que les había gustado mucho, y eso me hace por sistema desconfiar de cualquier cosa, porque no nos engañemos, ellos son unos pazguatos con un pésimo gusto que ríen por todo y lloran por nada, como dice la canción. Lo de ver lo contrario que a ellos les gusta empieza a ser el mejor de los consejos cinematográficamente hablando. De Michael Moore queda poco por decir. Hace tiempo que ha muerto como director. Ya le da igual ocho que ochenta. Pensaba pildoras72que en su película algo me iba a aportar sobre la génesis del voto a Donald Trump, sobre de dónde ha surgido todo ese movimiento tocapelotas que tanta gracia me hace (cualquier cosa que moleste a la masa progre es bienvenida por mí, y Trump les toca los cojones como nadie).

Pero nada de nada. Se queda en la superficie e intenta practicar la misma intoxicación que los directores de campaña de Donald, para los que vale todo. Michael se expresa de una forma chusca hacia las masas, pero por norma debe caerles mejor por mandato de los buenos a los que trata de representar. Yo me carcajeo de los que elaboran las definiciones del bien y del mal. Por otra parte, las subhistorias internas de la película son de lo más interesante aunque no tengan que ver nada con Trump: el asunto del suministro de agua en Flint y una hostia en el cara al santo Obama y los demócratas destacan como graciosas dentro de la estupidez de este delirio de Moore. Pero en ningún momento se aclara nada sobre la figura de Donald Trump, nada de nada, sólo lanza insinuaciones sin sentido hacia el magnate al estilo de la propaganda nazi, curiosa paradoja. Demagogia, calumnia y falsedad, pero escrita por Michael y no por Donald, el acusado en cuestión.

Michael ha perdido la gracia y el sentido. Ahora es cuando lo aplaudirán más en las salas, cuando dice más lo que quieren escuchar. Lo único que queda salvable en él es su sonrisa sarcástica y su pueblo, Flint, un lugar abandonado a su suerte por tirios y troyanos donde entre las ruinas se adivina una gente que ya no cree en nada ni en nadie. Igual, porque nada es imposible, llegará un día en el que Moore volverá a hacer cosas del estilo “Roger and me”, que bajará a tierra. Pero ya tiene una edad...

pildoras73Como digo, por suerte la semana anterior entramos a ver “El ángel”. Han pasado algunos años durante los que el fértil cine argentino ha atravesado una época de sequía, salvo puntuales excepciones. A principio de siglo llegaron películas maravillosas a chorro desde aquellas latitudes. Quizás fuera la crisis, que alimenta quimeras y estilos, quizás lo absurdo en sí mismo de ese país tan lejos pero tan cerca de nosotros con el que nos identificamos en la distancia. Pero, por desgracia, la corriente se ha ido perdiendo poco a poco, las obras han pasado a ser cada vez más grandilocuentes y trascendentes hasta perder su autenticidad. Por suerte, entre esas excepciones se encuentra esta obra magistral, enorme y maravillosa “El ángel”.

Pues sí, una película letal que recupera ese sabor argentino tragicómico. Lorenzo Ferro está que se sale en su papel de tierno psicópata Luzbel. Tira de gatillo y arriesga como nadie en una vida que se presume desde el principio que va a ser conscientemente corta y suicida, tanto en lo que respecta a la acción como a lo existencial. Pero Ferro no está solo. Luis Ortega lo ha rodeado de unos actores salidos de un cómic que habitan un submundo al margen de la supuesta lógica en un país que siempre se nos muestra caracterizado por cierto tinte absurdo a la vez que simpático en su salvajismo. Chino Darín forma un buen tándem estúpidamente violento y absurdo con el protagonista. Mención especial al yonki enjuto y maduro Daniel Fanego, y al polvazo que atesora a través de los años Mercedes Morán, que se cepillaría a cualquiera que pasara por su casa.

pildoras74Todas las piezas aparecen colocadas en su sitio. Las imágenes resultan poderosas. Una banda sonora con pinceladas de rock argentino clásico que agradecen los oídos. El angelito Carlos flota en medio de esa sociedad violenta y desigual argentina, vence a la brutalidad con brutalidad al cuadrado en una carrera desenfrenada sin miedo ni vergüenza por encima del bien y del mal. Parece a ratos invencible con su carita de niño bueno que si te pasas lo más mínimo va a tirar de hierro seas quien seas. Cuando desea algo lo coge y punto. Un anti héroe que torea a la autoridad a sus anchas, un hombre invisible con superpoderes carnales que al final se enfrenta a su destino sin miedo ninguno. Pero al final Ortega nos deja abierta la puerta a un nuevo escapismo, nos deja que sigamos soñando con que nuestro querido demonio rubio vuelva a escaparse o a convencerlos de que en realidad es bueno.

En la producción de la película participan los Almodóvar, de los que últimamente contrasta su buen ojo mediante el que fichan buenas producciones foráneas para su buchaca, enfrentado con las mierdas que producen dirigidas por el hermanito gordo del clan, antiguamente un genio y que ahora se dedica a delirar films rococó. Pero esa ya es otra historia....


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